Fortaleciendo nuestras comunidades: enfrentando juntos los desafíos del crimen y la adicción

El robo no es sólo una cuestión económica; es un problema de seguridad pública que afecta la vida diaria de residentes y dueños de negocios

Pequeños negocios se ven afectados por al ola de robos en California.

Pequeños negocios se ven afectados por al ola de robos en California. Crédito: Cortesía

El robo sin control, la adicción a las drogas y la falta de viviendas han afectado a las comunidades de California, agotando los recursos de las ciudades y disminuyendo la calidad de vida para los residentes – especialmente en Oakland. He visto personalmente el impacto devastador que estos problemas tienen en comunidades dinámicas como la nuestra, que han visto cómo los negocios pequeños cierran sus puertas porque ya no pueden con las pérdidas de robos menores o el crimen organizado. Este no es solo un problema que afecta a nuestros negocios pequeños, sino que las personas en nuestras comunidades ya no se sienten seguras caminando por los centros comerciales o haciendo sus compras.

Como miembro del Concejo Municipal de Oakland y presidente del Comité de Seguridad Pública, constantemente escuchamos historia tras historia de propietarios de negocios pequeños y residentes que se han visto directamente afectados por el robo generalizado, la falta de vivienda y el tráfico de drogas.

Nuestras empresas están siendo atacadas constantemente, lo que deja a los empleados expuestos y con miedo de ir a trabajar. Esto pone una carga a nuestras empresas, que están tratando de mantener sus puertas abiertas, pero tienen que enfocar su energía en protegerse contra el crimen gastando dinero en medidas de seguridad adicionales. Esta tensión financiera es algo que muchos negocios pequeños no pueden permitirse, lo que lleva a numerosos cierres

Muchas empresas que sufren robos repetidos se enfrentan primas de seguro más altas y, a menudo, optan por pagar de su bolsillo en lugar de presentar reclamos. Éstas son las realidades que nuestra comunidad empresarial enfrenta a diario. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras más empresas se ven obligadas a cerrar sus productos bajo llave, lo que incomoda a los clientes y los lleva a comprar en otros lugares. Los medios de vida de los propietarios de empresas están de por medio y es nuestra responsabilidad abordar estas situaciones. A principios de este año, pedí a mis compañeros concejales que se unieran a mí para declarar un estado de emergencia al enfrentar el un aumento en la delincuencia – crimen violento y callejero – para aumentar el número de patrullas y la presencia de oficiales del orden.

No deberíamos tener que quedarnos quietos y ver cómo cada vez más negocios se ven obligados a guardar bajo llave sus mercancías para evitar robos, lo que incomoda a sus clientes y los lleva a comprar en otros lugares. No podemos permitir que los dueños de negocios pierdan sus medios de vida porque tienen que cerrar sus tiendas debido a las pérdidas que han sufrido.

La situación actual es urgente. El robo no es sólo una cuestión económica; es un problema de seguridad pública que afecta la vida diaria de residentes y dueños de negocios. Estos negocios son salvavidas de nuestras comunidades, ya que proporcionan bienes y servicios necesarios y contribuyen a nuestras economías locales.

Los gobiernos de nuestras ciudades están abrumados y no pueden abordar eficazmente estos problemas multifacéticos sin abordar las consecuencias no deseadas de la Propuesta 47, que redujo los delitos no violentos de un delito grave a un delito menor.

La falta de vivienda, el robo y la drogadicción están sumamente interconectados. A menudo, las personas que luchan contra la adicción a las drogas enfrentan problemas financieros y recurren al robo para mantener sus hábitos. La adicción no tratada perpetúa los ciclos de delincuencia y falta de vivienda, creando un entorno en el que la gente tiene miedo de caminar por sus calles y comprar localmente.

La Ley de Reducción de la Falta de Vivienda, Drogadicción y Robo proporciona un enfoque de sentido común para abordar los retos que enfrentan nuestros negocios pequeños y, al mismo tiempo, equipa a las agencias policiales con las herramientas necesarias para procesar delitos y responsabilizar a los infractores reincidentes de robos minoristas y a los narcotraficantes.

Según la ley actual, hay pocos incentivos para que los delincuentes involucrados con las drogas se sometan a un tratamiento obligatorio, y los reincidentes no rinden cuentas de sus delitos. Esta iniciativa exige tratamiento para los delincuentes, con la posibilidad de evitar tiempo en cárcel al finalizar. En Oakland hemos visto cómo la adicción puede devastar vidas, familias y comunidades. Esta iniciativa tiene como objetivo cerrar las lagunas legales que permiten a los reincidentes evadir la responsabilidad total.

La Ley de Reducción de la Falta de Vivienda, Drogadicción y Robo ofrece un enfoque eficaz, que reconoce la necesidad de medidas estrictas contra los delincuentes graves y apoyo compasivo para quienes sufren de adicción y falta de hogar. Proporciona a los gobiernos locales los recursos necesarios para apoyar los programas de tratamiento de drogas y personas sin hogar, mientras que incentiva a las personas a buscar ayuda.

Los beneficios a largo plazo de la Ley de Reducción de la Falta de Vivienda, Drogadicción y Robo son claros. Al abordar estos problemas ampliamente, podemos crear comunidades más seguras y fuertes.

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