Bebés nacidos de madres con síndrome de ovario poliquístico son de menor tamaño
El síndrome de ovario poliquístico y la obesidad en madres aumentan el riesgo de tener bebés con bajo peso y talla, según estudio de la NTNU.
Un estudio reciente de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) ha revelado que las mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP) y obesidad presentan un riesgo mayor de dar a luz a bebés con peso, altura y circunferencia craneal inferiores a los promedios establecidos.
Este hallazgo contradice las tendencias generales en mujeres con obesidad, quienes suelen tener bebés con mayor peso al nacer. Sin embargo, para quienes padecen SOP, la realidad parece ser opuesta, y la influencia de la obesidad en el embarazo tiene un impacto diferente y complejo.
El SOP, un trastorno que afecta a aproximadamente una de cada ocho mujeres, se caracteriza por niveles elevados de hormonas sexuales masculinas, irregularidades menstruales y la formación de pequeños quistes en los ovarios.
Este trastorno no solo afecta la fertilidad y el ciclo menstrual de las mujeres, sino que también está asociado con una serie de problemas metabólicos, como diabetes y obesidad, lo que incrementa los riesgos de complicaciones durante el embarazo y afecta el desarrollo fetal.
Para esta investigación, los científicos compararon los nacimientos de 390 mujeres con SOP con los datos de aproximadamente 70,000 niños registrados en el Estudio de Cohorte de Madres, Padres e Hijos Noruego (MoBa).
Los resultados mostraron que, en promedio, los bebés de madres con SOP presentaron menores medidas corporales en comparación con los hijos de madres sin el trastorno. En mujeres con peso normal y SOP, el único impacto observado fue un peso algo menor al nacer.
Sin embargo, cuando las mujeres con SOP también presentaban obesidad, los efectos negativos se amplificaban, resultando en bebés más pequeños en peso, altura y circunferencia craneal.
Insuficiencia placentaria
Una de las observaciones del estudio se relaciona con el funcionamiento de la placenta. En madres con SOP, la placenta era más pequeña, pero parecía esforzarse más para satisfacer las necesidades del bebé, una situación que Vanky describe como “placenta en hiperactividad”.
A través del cordón umbilical, esta placenta intenta suplir los nutrientes necesarios, pero a veces el esfuerzo es insuficiente, lo que puede resultar en una insuficiencia placentaria e incluso en casos de muerte fetal.
Aunque los investigadores tienen varias hipótesis sobre las causas de esta sobrecarga placentaria, aún no hay una respuesta definitiva. Se sospechaba que las hormonas sexuales masculinas podían ser responsables, pero hasta ahora no se ha logrado una conexión sólida.
Por otra parte, el perfil inmunológico diferenciado de las mujeres con SOP durante el embarazo podría también tener implicaciones en el desarrollo del feto.
Para comprender mejor estos riesgos, el equipo de NTNU realizó un seguimiento a algunos de los niños nacidos de madres con SOP hasta la edad de siete años. Los hallazgos muestran que estos niños presentaban una mayor circunferencia de cintura, lo que indica una predisposición hacia la obesidad central o abdominal, un factor de riesgo para enfermedades metabólicas en el futuro.
Esta tendencia sugiere que los hijos de madres con SOP llevan “pequeñas señales” del trastorno materno, lo que podría justificar la implementación de recomendaciones específicas sobre estilo de vida y alimentación desde una edad temprana.
Los investigadores esperan que su trabajo impulse a las futuras madres con SOP a adoptar medidas preventivas, incluyendo un seguimiento adecuado del peso y la glucosa durante el embarazo. Según Vanky, la regulación del peso y de los niveles de azúcar en sangre podrían ser estrategias efectivas para reducir los efectos negativos sobre el bebé.
Además, estos hallazgos subrayan la necesidad de seguir investigando sobre los mecanismos de la placenta y la regulación hormonal en mujeres con SOP, con el objetivo de reducir las complicaciones en los embarazos y de mejorar los resultados a largo plazo para los niños.
Los investigadores de NTNU esperan que este nuevo conocimiento permita una mejor orientación para las madres afectadas por SOP, y que eventualmente se puedan diseñar intervenciones que disminuyan los riesgos de salud tanto para ellas como para sus hijos.
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