Decenas de voluntarios sirven pavo a miles de angelinos en el evento anual de LA Mission
Unos 4,000 platos de pavo y puré de papa fueron servidos para celebrar con miles de personas sin hogar el Día de Acción de Gracias
Jorge González, su esposa Concepción y seis de sus siete hijos, además de su suegra y unas sobrinas fueron parte de la 88ª Celebración Anual de Acción de Gracias en Los Angeles Mission, donde decenas de voluntarios sirvieron 4,000 platos de comida caliente a personas sin hogar y familias de inmigrantes.
Como cada año, directivos de L.A. Mission, actores y actrices de Hollywood, además de políticos y funcionarios de gobierno se unieron con los vecinos de Skid Row para crear un día de amor, comunidad y renovación del espíritu, antes de la llegada de la Navidad.
“Tuve que despertarlos a todos a las 5:00 a.m., pero cuando llegamos la fila ya estaba muy larga”, dijo Jorge, un ayudante mecánico originario de Tijuana, mientras que su esposa Concepción daba el biberón a la pequeña Unique, de un año.
“Venimos porque hace falta el dinero para la cena en casa”, dijo el inmigrante. “Está dura la crisis. Todo está bien caro y yo solo trabajo medio tiempo”.
Hay mucha necesidad
Desde la intersección en las calles Winston y San Pedro, y por la Wall hasta la Calle Quinta, las personas fueron inscritas en un padrón para conocer la cantidad de comensales y la magnitud de la necesidad de alimentos entre los más pobres de los pobres de Los Ángeles.
De acuerdo con la Autoridad de Servicios para las Personas Sin Hogar (LAHSA), el censo de personas sin hogar en Los Ángeles de 2024 es de 75,312, y en la ciudad son 45,252 personas.
“En el Día de Acción de Gracias tenemos que reflexionar y dar gracias a Dios por lo que tenemos”, manifestó Robert Luna, alguacil del condado de Los Ángeles, quien hizo acto de presencia en la celebración.
“Lo que hace L.A. Mission habita en mi corazón y debería estar en el corazón de todos, además de que estamos en una época de ayudar”.
Al referirse al problema de miles de personas sin hogar, Luna consideró que, en vez de mirar a lo que no se ha hecho en 30 o 40 años para terminar con la indigencia y el hambre, hay que enfocarse en lo que se puede hacer.
“Por eso estamos aquí [en Skid Row[“, indicó. “Hay mucha necesidad y tenemos que trabajar más duro. Yo nunca voy a parar de servir a mi prójimo”.
Este año se sirvieron más de 4,000 comidas que por lo menos saciaron el hambre de un día de miles de angelinos.
Oportunidad de cocinar y servir a los demás
Desde las 4:00 a.m., tanto Jesús Erick Pulido como Mateo Sóstenes Morales se dedicaron en cuerpo y alma a la preparación de la comida, que incluyó: 3,600 libras de pavo; 1,000 libras de macarrones, 90 galones de queso e igual cantidad de galones de salsa, además de 90 galones de salsa de arándanos; 1,200 libras de col rizada; 3,000 panecillos hawaianos y 3,000 rodajas de cereza crujiente.
“Para mí es una oportunidad muy grande que Dios me permite para servir a los demás”, consideró Pulido, nacido en Pasadena, pero criado en Nayarit, México.
Además del gusto por servir a los demás, Pulido dijo a La Opinion que, también, se siente agradecido con la oportunidad recibida en Los Angeles Mission, donde está recibiendo ayuda desde hace cuatro meses para su recuperación de adicción a las drogas.
Por su parte, Mateo Sóstenes Morales, originario de la Sierra de Juárez, Oaxaca, un ayudante en la cocina, -dirigida por el chef Erik Grant- coincidió con su amigo, en el sentido de que Dios le facilitó la oportunidad de trabajar en favor de los más necesitados.
“Yo también estoy necesitado de ayuda, pero aquí, en la misión me están ayudando a dejar para siempre el alcohol y las drogas”.
Mateo Sóstenes Morales afirmó que está comprometido consigo mismo y con Dios “para seguir echándole ganas”.
Él fue rescatado de las calles de Los Ángeles, donde vivió a la intemperie por cinco años de su vida, tras haber caído en una fuerte depresión por el fallecimiento de una tía suya -cuando se encontraba encarcelado-, a quien quería como si fuera su madre, y de quien no pudo despedirse.
“Felices y agradecidos”
Troy Vaughn, presidente y director ejecutivo de Los Angeles Mission declaró a La Opinión que en la organización sin fines de lucro las personas no solamente se obtienen comida, trabajo, vivienda, sino que la reunión de Acción de Gracias con “nuestros amigos y vecinos de Skid Row es para para crear un día de amor, comunidad y renovación”.
“Hacemos de todo y por eso estamos felices”, subrayó. “Le damos toda la gloria al Señor porque venimos a este lugar cada día a servir a la comunidad y por eso estamos muy felices y agradecidos”.
Vaughn reconoció que en Skid Row hay muchos corazones rotos por la inseguridad alimentaria y la falta de un hogar, que afecta mayoritariamente a las personas latinas y afroamericanas.
“Sí. Somos los más marginados en nuestras comunidades, y para nosotros es importante asegurarnos de encontrar una manera de ayudarlos a todos los que podamos”, dijo.
Crear y construir más vivienda
Antonio Villaraigosa, exalcalde de Los Ángeles y candidato a la gubernatura de California, cumplió 30 años como voluntario sirviendo comida en el día de Acción de Gracias en Los Angeles Mission.
“Dios, mi familia y mi país me han dado mucho y servir es la forma de dar algo a cambio a mi comunidad”, dijo Villaraigosa.
Comentó que, ante la inseguridad alimentaria y la falta de un techo seguro para miles de personas en la ciudad y el condado de Los Ángeles, “no se trata solamente de venir y servir comida [a los necesitados]”.
“Debemos asegurar que nuestro gobierno municipal, estatal y federal hagan todo lo posible para crear y construir más vivienda; asegurar que los desamparados que tienen enfermedades mentales o adictos a las drogas tengan los servicios necesarios, y por supuesto, trabajos”, opinó.
El dolor ajeno conmueve
Rosa Hernández, que trabaja en Blue Shields, al igual que numerosos voluntarios, se encargó de dirigir en orden a los comensales hacia las mesas.
En su rostro reflejaba la tristeza de ver a familias de inmigrantes llegar con sus hijos a sentarse a comer a las mesas y acabarse rápidamente la comida que les servían.
“Si uno no puede contribuir financieramente, uno sí lo puede hacer donando su tiempo”, afirmó.
¿Qué pensó cuando usted sonreía por ver a dos ancianos comiéndose su platillo de comida?
“Me dio tristeza, porque el hambre continúa y esta gente no tiene a donde ir a dormir esta noche”.
Su referencia era sobre los esposos María y Everardo González, una pareja que no tiene un hogar donde dormir esta noche, según se enteró.