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Un altar de la Virgen de Guadalupe que une a los residentes de Santa Ana

Luis Cantabrana construye un altar a donde llegan decenas de personas a rezar un novenario anualmente

Residentes visitan el altar de la Virgen de Guadalupe en el hogar de Luis Cantabrana en Santa Ana.

Residentes visitan el altar de la Virgen de Guadalupe en el hogar de Luis Cantabrana en Santa Ana. Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Poco tiempo antes del comienzo de la séptima noche del novenario, Luis Cantabrana corre a media calle con una linterna que parpadea para alumbrar a una señora que busca sentarse para rezar con el resto de los presentes. 

Eran casi 65 personas las que se reunieron en la casa de Cantabrana para celebrar el novenario ante un altar gigantesco en honor a la Virgen de Guadalupe.  

Por casi 30 años Cantabrana ha creado un altar para la Virgen donde ahora decenas de residentes de toda la ciudad de Santa Ana se unen para celebrar un aniversario más de la aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531 en Ciudad de México.

El novenario inicia el 3 de diciembre y desde ese día la gente se reúne para rezar el rosario, pero es el 11 de diciembre cuando se festeja en grande.

Este año Cantabrana esperaba tener danzas en la calle, música de banda y tacos de pastor, carne asada y pollo totalmente gratis para los asistentes. 

Cada año, la celebración para completar el novenario no termina hasta la medianoche.

Los residentes atienden anualmente a un novenario en honor a la Virgen de Guadalupe.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

“Yo sé que al día siguiente necesitamos trabajar, pero el día de la Virgen solo pasa una vez al año”, dijo Cantabrana a los participantes el lunes por la noche. “Tengo 27 años que no trabajo el día de la Virgen, porque si ella me dedica 24 horas al día, siete días de la semana a mí, porque yo no he de dedicarle un día”.

Cuando Cantabrana, originario de Nayarit, llegó a los Estados Unidos en 1988, un amigo lo invitó a una iglesia pero vio que la condición del altar para la Virgen de Guadalupe estaba en malas condiciones.

“Miré que no estaba muy bien arreglado su altar y dije no, ‘yo te prometo Virgen de Guadalupe que yo te voy a hacer un altar’ como el que tenemos aquí”, explicó el inmigrante. 

Construir el altar lleva casi un mes para crear, armar y pegar todo lo que se necesita; además cada año hacen un diseño diferente con el uso de diferentes colores de flores y luces.

Cantabrana valora a la Virgen de Guadalupe porque la ve como la madre de los mexicanos y cree en los milagros que hace para la gente. 

Durante la séptima noche del novenario, Irma Medrano, originaria de Michoacán, explicó que ha asistido al altar de la Virgen en el hogar de Cantabrana por los últimos 5 años. 

Luis Cantabrana es de Nayarit y el autor del popular altar en Santa Ana.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

La primera vez que vio el altar iba de regreso del supermercado y veía el trabajo duro que se hacía y lo detallista que eran en la construcción.

“Es muy bonito porque uno no se olvida las tradiciones de su tierra y aparte de eso uno viene a pedirle a la Virgen que haya mucha paz…”, dijo Medrano. 

Trata de hacer memoria y comparte que desde Morelia, Michoacán, su ciudad de origen, Medrano celebra desde hace unos 40 años cada 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe

En Nayarit, Cantabrana dice que la celebración de la Virgen era un poco diferente ya que ahí el día de las fiestas era el 12 de enero en vez del 12 de diciembre. 

Hasta la fecha, el creyente mexicano dice que no ha podido regresar a su país para celebrar.

“Mi sueño más importante y ojalá que Dios y mi Virgen de Guadalupe me lo hagan realidad, es el poder visitar la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México”, explicó Cantabrana.

Una vista de las luces en el hogar de Luis Cantabrana en Santa Ana.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

En los 27 años que ha hecho su altar en grande ni la policía ni el publicó se han quejado de él y recientemente la ciudad de Santa Ana le otorgaron un reconocimiento por el altar.

Zulma Muñoz, la ahijada de Cantabrana, es parte de la familia que ayuda a cocinar y preparar el pan, champurrado y otros alimentos para las personas que se unen a rezar cada noche durante el novenario. 

“Siempre intenta que todos sientan que su devoción por la Virgen es importante porque él es muy religioso y representa eso para todos los que vienen”, dijo Muñoz. “Así que es lindo sentir todo ese amor aquí donde todos vienen. Se siente como si toda la ciudad se reuniera para ver esta celebración de la Virgen María”.

Iyzayana Moctezuma toma un poco de champurrado y habla con sus amigos después de rezar.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

De acuerdo con Muñoz, el 11 de diciembre también es el cumpleaños de su hija, Arizbeth Muñoz, y cuando la ahijada de Cantabrana estuvo en el hospital pidió que rezaran por las dos.

“Fui criada como católica, pero supongo que esto me acercó más a la Virgen María porque a lo largo de los años todo lo que pedimos o rezamos se hace realidad”, dijo Muñoz.

Cuando terminaron de rezar, la familia de Cantabrana sacó el atole, el champurrado y el pan dulce para todos los asistentes, quienes culminaron la noche contentos de haber dedicado unos momentos a la Virgen de Guadalupe.

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