Latinos se gradúan como asistentes médicos 

Programa de la Universidad de Medicina y Ciencias Charles R. Drew intenta cerrar la brecha de falta de doctores entre las minorías

Los graduados como asistentes médicos, sus profesores y personal de en la Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias.

Los graduados como asistentes médicos, sus profesores y personal de en la Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias.  Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Veintitrés estudiantes de Asistente Médico (PA) de la Universidad de Medicina y Ciencias (CDU) Charles R. Drew celebraron un hito importante en sus vidas, al recibir su bata blanca larga, durante una ceremonia especial. 

El evento reciente, parte de una tradición que simboliza su transición a la práctica clínica, se llevó a cabo en el campus de la en el área de Watts-Willowbrook, en el sur de Los Ángeles, donde se graduaron varios asistentes médicos latinos. 

En 2022, la Universidad de Medicina y Ciencias Charles R. Drew recibió 2200 solicitudes para 26 plazas, lo que resultó en 85 solicitantes por plaza. 

“Estamos para cuidar a las personas del sur de Los Ángeles y otras comunidades desatendidas y con pocos recursos en todo el país”, declaró el doctor David Carlisle, presidente y director ejecutivo de CDU. 

Durante 27 meses, los estudiantes completaron 335 exámenes y tareas, y los profesores calificaron más de 8,000 exámenes y tareas. Registraron casi 17,000 interacciones con pacientes y 2,300 horas de voluntariado.  

“El programa se estableció en 1971 y tiene la distinción de ser el primer programa Asistentes Médicos (PA) en el estado de California”, dijo a La Opinión, la doctora Lucy Kibe, directora del programa. 

“El programa es muy importante. Hay muchas disparidades en salud. Las poblaciones afroamericana y latina no gozan de buena salud”, añadió. “Algunos no tienen acceso a atención médica o seguro, por lo que capacitamos a las poblaciones afroamericanas y de color para que regresen y sirvan a su propia gente. De esa manera le estamos devolviendo esa atención a la comunidad de donde provienen”. 

En la Universidad de Medicina y Ciencias (CDU) Charles R. Drew, los estudiantes que buscan graduarse como asistentes médicos pueden convertirse en proveedores de salud rápidamente en 27 meses, en comparación con el promedio que en la medicina se obtienen entre siete y ocho años. 

Lizbeth Acosta, recibe besos de felicitación por parte de sus padres, luego de haberse graduado como asistente médico en Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias (CDU)
Lizbeth Acosta y José Pérez, estudiantes graduados como asistentes médicos en la Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias.

“Los estudiantes graduados ya están preparados para tratar pacientes y hacer cirugías en las salas de emergencias”, dijo la doctora Kibe. 

“Como institución y programa estamos marcando una gran diferencia al acercarles estos proveedores de atención médica. Estamos ayudando a cerrar la brecha de médicos que faltan en nuestras comunidades”. 

“Amo ayudar a la gente” 

Lizbeth Acosta, quien siempre ha sido una mujer independiente en la toma de sus decisiones, es parte de esa respuesta de la universidad CDU. 

Antes de su graduación como asistente médico, consiguió por si sola hasta tres trabajos para ahorrar dinero y pagar su carrera. 

Comenzó en la universidad estatal de Cal State Long Beach, donde estudió medicina deportiva y trabajó en varias escuelas. 

Una nueva generación se alista para servir a la comunidad.
Crédito: Impremedia

En LAX trabajó con empleados de la aerolínea Delta, donde educaba a los trabajadores sobre medidas de seguridad para no lastimarse; les enseñaba procesos de primeros auxilios y ejercicios terapéuticos si sufrían algún tipo de lesión. 

“Allí trabajé tres años como entrenadora de peligros de medicina deportiva”, dijo Lizbeth, de 28 años, quien solicitó después su ingreso a la Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias (CDU) y fue aceptada de inmediato. 

“En mi solicitud les dije sobre mi familia en México, donde éramos los pacientes y en las clínicas de bajos recursos necesitábamos a alguien de nuestra cultura que nos ayudara y entendiera nuestro lenguaje”, dijo. 

Nacida en la ciudad de Guanajuato, Lizbeth contó La Opinión que sus padres, Adela y Tomás Acosta, la trajeron a Estados Unidos cuando ella apenas tenía dos años. 

“Yo amo ayudar a la gente. Esa es mi meta”, expresó Lizbeth, sobre su decisión de estudiar la carrera de asistente médico. “Yo quiero retribuirle de alguna manera a la comunidad”. 

Faltan miles de médicos latinos 

Un informe de octubre de 2023 del Pew Research Center indica que, aproximadamente la mitad de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos hablan y leen principalmente en español. 

Los hispanoamericanos representan el 19% de la población estadounidense, pero solo el 9% de los profesionales y técnicos de atención médica del país son hispanos, según datos de 2021 del gobierno federal. Y sólo el 7% de todos los médicos y cirujanos de Estados Unidos y el 7% de las enfermeras registradas son hispanos. 

“Los estudiantes graduados ya están preparados para tratar pacientes y hacer cirugías en las salas de emergencias”: doctora Lucy Kibe.

En California, el Instituto de Pólizas y Política Latina de UCLA, muestra que los latinos representan el 6.4% de los médicos, mientras que las latinas representan el 2.7%. Esto es a pesar de que los latinos representan el 39% de la población del estado.  

Los latinos, además, representan el 8% de los graduados de las facultades de medicina en California, y, entre los residentes del “Estado Dorado”, los latinos tienen menos probabilidades de tener un médico de atención primaria que otros grupos.  

El 71% de los californianos latinos tienen un médico de atención primaria, en comparación con el 87% de los asiáticos y blancos, y el 83% de los negros.  

“Esos porcentajes son demasiado bajos”, dijo Lizbeth Acosta, quien aspira a trabajar en medicina familiar o pediatría. 

“Me encantan los niños y también me fascina la medicina deportiva”, afirmó Lizbeth, quien, al ser hija única, tuvo que descubrir el mundo por sí sola, ya que no tenía un modelo en quien reflejarse. 

“Aunque fue difícil estar aquí [en la Universidad Charles R. Drew de Medicina y Ciencias (CDU)] estar alrededor de mis compañeros y maestros que nos apoyaron todo fue más fácil”, subrayó. 

Para el ciclo escolar 2023-2024, en la universidad se inscribieron 394 estudiantes para la facultad de enfermería; 173 en la facultad de medicina y 295 en la facultad de ciencias y salud. 

El 30% fueron estudiantes afroamericanos; el 14.4% hispanos o latinos; 11.7% asiáticos; 6.8% blancos y 19.1% de dos o más razas. Del total de alumnos, el 62.4% eran mujeres y el 35.3% eran hombres, y el 70% vivían en el condado de Los Ángeles. 

Un esfuerzo que valió la pena 

José Flores Núñez, quien nació en Churumuco, Michoacán, fue traído de México a Estados Unidos cuando tenía tres años. 

“No tengo papeles, pero fue DACA lo que me ayudó a estudiar mi carrera”, dijo el recién graduado como asistente médico. 

José recordó que durante la secundaria ni siquiera estaba enterado de que era indocumentado, pero entendió su significado cuando debía que pensar en una carrera universitaria. 

“No sabes qué hacer para dar el siguiente paso; fui a Santa Rosa Junior College solo para educarme y cuando apareció el programa de DACA pude respirar un poco más tranquilo”, reveló José a La Opinión. “Pensé que todo iba a cambiar, porque antes creía que terminaría trabajando en un restaurante de comida rápida”. 

José dice que quisiera trabajar en una clínica comunitaria, donde puede obtener buenos ingresos, aunque sabe que, donde hay más dinero es en los procedimientos de cirugía y ortopedia. 

“Quiero educar a mi comunidad sobre su salud; hay que responderles a preguntas sobre la diabetes, porque muchos inmigrantes se esperan demasiado tiempo no van al doctor, y después las cosas se complican [con amputaciones o perdida de la vista]”. 

José Flores Núñez fue respaldado hasta el final de su carrera como asistente médico, por su madre, Socorro Núñez

El joven mexicano agradeció los esfuerzos y desvelos de su madre, Socorro Núñez, quien tenía hasta dos trabajos y laboraba jornadas de 14 horas diarias para ayudarle económicamente, así como Rafael, el novio de ella. 

“Sin su ayuda, yo no podría haber llegado hasta aquí [su graduación]”, valoró. 

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