Cáncer cervical: 3 síntomas que las mujeres no deben ignorar
Tres señales tempranas pueden alertar sobre el cáncer de cuello uterino, cuyo diagnóstico precoz mejora las tasas de supervivencia hasta el 95%
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Los síntomas son sangrado vaginal inusual, dolor persistente en la parte baja de la espalda o pelvis, y molestias durante las relaciones sexuales. Crédito: SewCreamStudio | Shutterstock
A pesar de los avances médicos y las campañas de prevención, el cáncer de cuello uterino, conocido como el “asesino silencioso”, cobra la vida de alrededor de dos mujeres al día en el Reino Unido y afecta a más de 3,300 mujeres al año en ese país.
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Su capacidad para permanecer asintomático o confundirse con dolencias menores complica la detección temprana, lo que subraya la importancia de identificar las señales de alerta.
En entrevista para DailyMail, Angela Sarmiento Bentancourt, especialista en salud, ha destacado tres síntomas clave que pueden indicar la presencia de este tipo de cáncer: sangrado vaginal inusual, dolor persistente en la parte baja de la espalda o pelvis, y molestias durante las relaciones sexuales.
Estos signos, a menudo asociados con otras afecciones benignas, como desequilibrios hormonales o infecciones, podrían ser cruciales para un diagnóstico temprano.
Por qué debemos alertarnos ante estos síntomas
El sangrado anómalo, uno de los síntomas más comunes, puede ocurrir entre períodos menstruales, después de la menopausia o tras las relaciones sexuales. Esto sucede porque los tejidos cancerosos son más frágiles y propensos a sangrar, lo que también puede ocurrir si el cáncer se propaga y daña tejidos saludables.
Por otro lado, el dolor pélvico persistente, que algunas mujeres podrían atribuir a problemas menstruales, puede ser causado por tumores que ejercen presión en nervios, huesos u órganos cercanos.
Además, el dolor durante el sexo podría ser una señal de inflamación cervical relacionada con un tumor. Aunque estas molestias pueden derivar de afecciones menos graves, como la endometriosis o las infecciones genitales, los expertos instan a buscar atención médica ante cualquier irregularidad para descartar riesgos mayores.
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El cáncer de cuello uterino está estrechamente vinculado al virus del papiloma humano (VPH), presente en el 99% de los casos. Este virus de transmisión sexual, que incluye más de 100 variantes, solo presenta síntomas en algunos casos, pudiendo desarrollarse durante años sin signos evidentes.
Sin embargo, la vacunación contra el VPH ha demostrado ser una herramienta altamente efectiva para prevenir esta enfermedad. Con más del 80% de eficacia, la vacuna se administra en dos dosis para niños de entre 11 y 12 años, o en tres dosis para personas de 15 a 26 años que no recibieron la inmunización en su infancia.
En el Reino Unido, las niñas han tenido acceso a esta vacuna desde 2008, y su alcance se amplió a los niños en 2019. Paralelamente, las mujeres de 25 a 64 años son invitadas a realizarse exámenes periódicos de detección, que constituyen la principal estrategia para identificar precozmente el cáncer.
El diagnóstico temprano
El diagnóstico temprano tiene un impacto dramático en las tasas de supervivencia. Cuando el cáncer de cuello uterino se detecta en sus primeras etapas, la probabilidad de vivir al menos cinco años supera el 95%. Sin embargo, si el diagnóstico ocurre en fases avanzadas, esa tasa se reduce drásticamente al 15%.
En este contexto, la educación sobre las señales de alerta y la importancia de las pruebas de detección son fundamentales. Los condones, aunque no ofrecen una protección total contra el VPH, pueden reducir el riesgo de contagio. Además, la vacunación masiva y el acceso a los exámenes regulares son estrategias clave para combatir esta enfermedad.
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