AIDS/LifeCycle, un viaje de 545 millas con la pura finalidad de ayudar 

Para Efrén Jiménez será su último viaje después de participar en el recorrido de San Francisco a LA por 19 años

Efrén Jiménez ha recaudado cerca de $100,000 para AIDS/LifeCycle.

Efrén Jiménez ha recaudado cerca de $100,000 para AIDS/LifeCycle.  Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Durante el quinto de siete días de un viaje largo, Efrén Jiménez, junto con otros ciclistas, se detuvo en la ciudad de Visalia después de pedalear la bicicleta por casi 50 millas.  

La idea original de la pausa en Visalia fue para que todos los ciclistas vistieran el color rojo, así que desde una vista aérea parecería una cinta roja, que representa el apoyo a los pacientes con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA). 

Con una mayoría de los ciclistas siendo de la comunidad LGBT, varios se visten con maquillaje, vestidos, pelucas y tacones de ocho pulgadas entre otros utensilios. 

Pero Jiménez decidió vestirse como una libélula con alas, un tutú rojo, antenas en su casco y gafas que tenían líneas de rejilla. 

“Había una niña que no podía dejar de mirar mis alas, así que me siguió cuando fui a buscar agua y cada que podía no dejaba de mirar las alas”, dijo Jiménez. 

En el 2001, un amigo invitó a participar a Jiménez en el evento ciclista, y sin experiencia logró adaptarse.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Antes de seguir con el viaje, Jiménez se ofreció para tomarse una foto con la niña de 6 años. 

“Le puse las alas y ella se quedó mirando a sus compañeros. Todos los niños y niñas dijeron ¡guau, tiene alas! ¡Dios mío, yo quería las alas!”, exclamó Jiménez con lágrimas de felicidad en sus ojos. “Ella ni siquiera podía hablar. Era como si estuviera recibiendo la corona de Miss Universo o algo así”. 

Por 19 años consecutivos Jiménez ha tomado parte del AIDS/LifeCycle, un viaje de 545 millas de San Francisco a Los Ángeles, con la meta de recaudar fondos para la Fundación que lucha contra el SIDA en San Francisco y para el centro LGBT de Los Ángeles. 

El latino ha recaudado un promedió de $5,000 cada vez que ha participado, casi $100,000 en total, pero este año será el último viaje para Jiménez y para AIDS/LifeCycle.  

“Ha quedado claro que ya no es económicamente sostenible para nosotros producir el recorrido debido a los vertiginosos costos de producción, que se han visto exacerbados por la disminución año tras año en el número de participantes y la recaudación de fondos”, dijo AIDS/LifeCycle en una declaración en su sitio web.  

Una vista de los zapatos de Efrén Jiménez.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

“El recorrido ha sido una parte importante de muchas de nuestras vidas, conectándonos con aquellos que hemos perdido, aquellos que viven y la increíble y hermosa comunidad que hemos ayudado a crear”. 

En el 2001, un amigo de Jiménez lo retó a unirse al recorrido de San Francisco a Los Ángeles y a pesar de que no tenía experiencia con viajes extendidos de bicicleta, el latino no pudo rechazar el reto. 

Ahora, a los 59 años de edad, Jiménez entrena todos los días. Toma clases de spinning, clases de boxeo, incorpora natación y por supuesto anda en bicicleta lo más que puede. 

“Una vez que hice el primer viaje, me di cuenta de que es un desafío, un desafío físico, pero también es, como lo llaman, una experiencia que cambia la vida y esa es la esencia del viaje”, dijo el latino. 

En el 2015, después de batallar con una infección gastrointestinal que casi tomó su vida, su doctor lo diagnosticó con VIH inesperadamente. 

Hoy en día, Jiménez se siente sanó y toma una pastilla cada día para poder controlar los síntomas de VIH, lo que lo deja seguir trabajando como masajista, entrenar duro y disfrutar de la vida. 

“El objetivo de la campaña es educar a la gente, crear conciencia, intentar erradicar el estigma que tiene el SIDA, decirle a la gente que no hay grandes diferencias entre las personas sanas con los portadores del virus VIH, ya que es como cualquier otra enfermedad”, dijo Jiménez. 

El recorrido de AIDS/LifeCycle va de San Francisco a Los Ángeles.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

“La campaña consiste básicamente en que la comunidad se asegure de que cualquier persona infectada con el VIH siga teniendo una vida plena, satisfactoria, completa y hermosa como cualquier otra persona”. 

Para el latino que se identifica como parte de la comunidad LGBT, durante una gran parte de su vida encontrar un lugar donde podía ser aceptado fue difícil. 

Mientras iba creciendo su madre lo insultaba, humillaba, le daba la espalda y rechazaba a Jiménez. 

“Ser el primer hombre de la familia es pesado porque tus hermanos menores te ven como un modelo a seguir”, expresa. “Ellos no vieron muchas cosas que mi mamá me decía o me hacía, no físicamente, sino la indiferencia, el no querer entender y aceptarme”. 

Después de graduarse del Tec de Monterrey, Jiménez regresó a casa por un año. En ese tiempo empezó a salir con sus amigos a bares gay, pero su madre lo veía como algo malo y le pidió que dejara de ir.  

Hasta la fecha, ella no le ha dado el apoyo que necesita y por años, el latino ha tenido que esconder su identidad verdadera.  

“Cuando te das cuenta que el ser que te trajo al mundo no está dispuesto a reconocerte como lo que eres, para darte plena validez o pleno valor como ser humano, es demasiado y es pesado”, dijo Jiménez.  

No obstante, el joven ciclista subraya que su padre ha sido su gran apoyo en su vida, ya que él si lo acepta por quien es y siempre cuenta con su respaldo. 

En el 2020 se canceló el recorrido ciclista debido a la pandemia de COVID-19, pero por los siguientes cuatro años, Jiménez no se sintió listo debido a su lucha interna con los traumas de su juventud.  

Aunque después de asistir a terapia por casi un año, Jiménez decidió regresar y se unió al recorrido de nuevo.  

“Sentí que no estaba en posición de brindar apoyo y que necesitaba que alguien me apoyara, pero fui lo suficientemente tonto como para no recordar que cuando entras en la ‘burbuja del amor’, recibes apoyo”, dijo Jiménez. “Me daba vergüenza admitir que estoy pasando por esto y que soy como un pájaro herido”. 

La razón principal por la cual Jiménez hizo el recorrido por tantos años, y la razón por la cual regresará es la sensación de comunidad que siente entre el grupo que participa. 

En uno de los primeros entrenamientos con otros ciclistas se cayó por primera vez y experimentó algo totalmente diferente para él. 

Tres desconocidos lo ayudaron a levantar.  

“Dijeron algo como ‘déjame ayudarte’, me quitaron el polvo de los raspones, se aseguraron de que mi bicicleta estuviera bien, de que nada estuviera torcido y uno de ellos hasta me puso ungüento.  

“Tienes un poco de sangre, déjame limpiarla, estarás bien, no te preocupes, es solo un pequeño raspón”, explicó el ciclista, quien se sentía sorprendido, pero contento. 

“En ese momento, no tienes más opción que conectarte y ver el valor y la fuerza de la comunidad, de ser tú mismo y finalmente sientes que perteneces a un gran grupo”. 

El último recorrido es algo muy especial para Jiménez, se siente con mucha suerte al haber podido entrar al grupo, aunque lo que lo sorprendió, es que se llenó de ciclistas nuevos rápidamente este año. 

Compartió que va cerrar el recorrido con fuerza, disfrutar y amar cada milla, llorar en cada parada y saludar y dar gracias a cada persona que vea en el viaje. 

“Este tiempo significa todo lo que el viaje hizo por mí a través de los últimos 19 años. Es más, de lo que yo mismo he aportado al viaje”, escribió Jiménez a un amigo que no pudo asistir el recorrido este año.  

“No hay precio para todas las lecciones, la convivencia, la alegría, las amistades, las anécdotas y el privilegio de ser yo mismo en la burbuja del amor”. 

Cuando la ruta del recorrido lo lleva por la ciudad de Gilroy, donde se puede oler el ajó que se procesa en el verano, Jiménez se acuerda de su padre que llegó al país a través del programa de brasero. 

El viaje se convierte en algo personal, algo diferente y donde todo comenzó para su familia. 

“Me detengo un par de veces para gritar y saludar a los trabajadores, y mientras me saludan, me imagino a mi padre mirándome”, dijo Jiménez. 

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