Así se vive en Utqiagvik, el pueblo estadounidense donde el sol se esconde por 65 días
Utqiagvik, antes conocida como Barrow, es una ciudad ubicada al extremo norte de Alaska y que experimenta la noche polar: cuando el sol se oculta 65 días

En Utqiagvik, tanto habitantes como animales han sabido adaptarse al fenómeno de la noche polar, sin que esto afecte su salud y signos vitales. Crédito: Sunsinger | Shutterstock
Imagina despertar cada día sin ver la luz del sol, durante más de dos meses. Así ocurre en Utqiagvik, Alaska, pero no es una fantasía, sino una realidad que sus habitantes experimentan todos los años. Esta ciudad, que antes era conocida como Barrow, la más septentrional de Estados Unidos, se sumerge en la llamada “noche polar”, que desde mediados de noviembre hasta finales de enero, es testigo del ocultamiento del sol por 65 días consecutivos.
De acuerdo con National Geographic, la noche polar ocurre en regiones situadas más allá del Círculo Polar Ártico y Antártico, donde el sol no logra elevarse por encima del horizonte durante un periodo prolongado.
Mientras que en los polos esta oscuridad puede extenderse hasta por 179 días, en lugares como Utqiagvik la duración es menor, aunque lo suficientemente extensa como para desafiar los ritmos de vida de quienes la habitan.
Sin embargo, la noche polar no significa literalmente una oscuridad absoluta. La refracción de la luz solar genera un fenómeno conocido como “crepúsculo polar”, en el que la atmósfera adquiere tonalidades azuladas o anaranjadas durante algunas horas del día. Este tenue resplandor es un recordatorio de que, aunque el sol no asome en el cielo, su presencia sigue influyendo en la vida cotidiana.
¿Cómo se vive en Utqiagvik durante la noche polar?
Requiere más que solo una buena chaqueta de invierno. La falta de luz solar puede alterar los ritmos circadianos, afectar el estado de ánimo e incluso reducir los niveles de energía. No obstante, los habitantes de esta región han encontrado maneras de adaptarse.
Desde el uso de lámparas de fototerapia hasta mantener rutinas estrictas y participar en actividades comunitarias, son parte de las actividades que practican para para combatir la sensación de letargo que trae la oscuridad invernal.
“Hay que ver la belleza en la oscuridad”, expresó un residente del archipiélago de Svalbard, en Noruega, en una entrevista con National Public Radio (NPR). Para muchos, la noche polar también ofrece un espectáculo único: cielos despejados que permiten admirar la danza de las auroras boreales y una conexión más profunda con la naturaleza salvaje del Ártico.
Los animales de Utqiagvik también están adaptados
Pero no solo las personas deben ajustarse a este ambiente extremo. La fauna del Ártico ha desarrollado estrategias sorprendentes para sobrevivir. Los renos, por ejemplo, ven cómo el color de sus ojos cambia a un tono azulado en invierno, lo que les permite detectar mejor los líquenes de los que se alimentan.
En el mar, por su parte, el zooplancton continúa su rutina diaria migrando entre las profundidades y la superficie, guiándose por la luz de la luna en ausencia del sol.
Y en tierra los osos polares aprovechan este periodo para resguardarse en madrigueras y conservar energía, mientras que pequeños mamíferos como los lemmings y los topillos se ocultan bajo la nieve para alimentarse de semillas almacenadas.
Utqiagvik y su noche polar representan uno de los escenarios más extremos del planeta, donde la oscuridad se convierte en parte del día a día. Sus habitantes aprendieron a encontrar la belleza en la penumbra, demostrando que la vida puede prosperar incluso en las condiciones más difíciles.