Los restaurantes de dueños latinos en LA están luchando—¿por qué la ciudad lo está empeorando?
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El aumento de costos pone en riesgo a la industria de la comida rápida. Crédito: AP
Como hijos de inmigrantes, nunca soñamos que dos jóvenes de Los Ángeles, sin ninguna experiencia en negocios, algún día podrían ser dueños y operar 10 restaurantes exitosos. Con trabajo duro y sacrificio, construimos algo significativo y estamos orgullosos de nuestros negocios que emplean a docenas de hombres y mujeres trabajadores, sirven a nuestra comunidad y sustentan a nuestras familias.
Pero hoy, una ola de nuevas y costosas regulaciones – incluyendo un aumento del 25 por ciento del salario mínimo para los trabajadores de comida rápida – ha llevado a muchos restaurantes locales como los nuestros al borde de la ruina. Al mismo tiempo, la inflación sigue aumentando el costo de los alimentos, los suministros y las rentas, y ahora nuestros vecindarios enfrentan una larga trayectoria hacia la recuperación de los recientes y devastadores incendios forestales. Sin embargo, en lugar de ayudar a las pequeñas empresas a mantenerse a flote, el Concejo Municipal de Los Ángeles está considerando otra costosa ordenanza que dificultará aún más la supervivencia de los propietarios de pequeños negocios pertenecientes a minorías como nosotros.
Ser dueño de un restaurante nunca ha sido fácil, pero solía ser una forma confiable para que las familias de clase trabajadora y los inmigrantes crearan algo propio. En 1988, después de años de agotadoras semanas laborales de más de 55 horas en otros trabajos, juntamos nuestros ahorros y dimos un salto de fe para abrir un restaurante Subway en Manhattan Beach. No teníamos una red de seguridad – lo arriesgamos todo, creyendo que, con suficiente trabajo duro, podríamos construir un futuro estable.
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Teníamos razón – al menos por un tiempo. Pero los últimos años han sido brutales para los restaurantes locales, y el inesperado aumento salarial del 25 por ciento del año pasado para los trabajadores de comida rápida solo empeoró las cosas. En nuestro apogeo, empleamos a más de 120 personas en diez restaurantes. Pero a medida que los costos se dispararon, nos vimos obligados a tomar decisiones desgarradoras – cerrar cuatro de nuestros restaurantes en Los Ángeles. Hoy, tenemos solo 70 empleados y luchamos por mantener abiertos los locales que nos quedan.
Nos hemos visto obligados a reducir turnos, reducir personal y aumentar los precios del menú solo para poder seguir funcionando. Cada mes tenemos que evaluar cuánto tiempo más podemos mantener abiertas nuestras puertas y considerar las opciones de cerrar o reducir más el personal.
Una encuesta de julio 2024 de propietarios de restaurantes locales revela el amplio impacto de la nueva ley de salario mínimo de $20 en California:
○ 98 por ciento aumentó el precio de los alimentos
○ 89 por ciento redujo horas laborales a los empleados
○ 70 por ciento recortó personal o consolido puestos
○ 74 por ciento reportó una mayor probabilidad de cerrar completamente
Estas cifras cuentan la historia de una industria en crisis. Desde la aprobación de la ley AB 1228 en septiembre de 2023, los precios de los alimentos en restaurantes de servicio limitado de California han aumentado 13.1% – casi el doble del promedio nacional. La industria de comida rápida de California, que en su día fue una fuente de empleo, ha perdido más de 6,100 puestos de trabajo en tan solo nueve meses. Compárese con el mismo período del año anterior, cuando la industria sumó más de 17,500 puestos de trabajo.
No está claro por qué los propietarios de restaurantes pequeños como nosotros fuimos los seleccionados para recibir el aumento salarial, pero es inimaginable que otro ataque a nuestra industria pudiera justificarse en tan poco tiempo.
Sin embargo, en lugar de reconocer esta realidad económica, el Concejo Municipal de Los Ángeles está aumentando sus esfuerzos en materia de políticas que llevarán a la ruina a más empresas de latinos como la nuestra, muchas de las cuales ya operan con márgenes de ganancia muy estrechos.
Lo que es aún más frustrante es que esta ordenanza es innecesaria y duplicativa. El Consejo de Comida Rápida (Fast Food Council), creado recientemente a nivel estatal, se creó específicamente para desarrollar estándares mínimos de protección laboral para los empleados de restaurantes, incluyendo los requisitos de capacitación. No tiene sentido que la ciudad de Los Ángeles desvíe su personal y recursos, que ya están sobrecargados, para imponer una ley innecesaria cuando el estado ya está abordando estos problemas.
Como residentes de Los Ángeles de toda la vida, nuestros corazones están con nuestros vecinos y nuestra ciudad, que enfrentan años de recuperación tras los históricos incendios recientes. Los líderes de la ciudad deberían enfocarse en los desafíos urgentes que tenemos por delante, no en regulaciones redundantes que aumentarán aún más los precios de los alimentos y obligarán a cerrar más empresas pequeñas.
Entendemos claramente lo que significa luchar, abrirse camino desde empleos con salario mínimo hasta ser dueños de un negocio. Sabemos mejor que la mayoría cómo tratar a nuestros empleados con justicia y respeto – porque alguna vez estuvimos en su lugar.
Perseguimos el sueño americano con la esperanza de brindar una oportunidad generacional para nuestros hijos y sus hijos. Pero para muchos propietarios de empresas pertenecientes a minorías, ese sueño se está desvaneciendo.
Instamos al Consejo Municipal de Los Ángeles a que reconsidere esta ordenanza costosa e innecesaria. En lugar de dificultar la supervivencia de los negocios pequeños, nuestros líderes deberían centrarse en hacer de Los Ángeles un lugar donde los negocios pequeños puedan prosperar. Porque cuando los negocios pequeños tienen éxito, también lo tienen los trabajadores y las comunidades que dependen de ellos.