Por qué algunos recuerdan los sueños y otros no

Un estudio revela que el recuerdo de los sueños depende de la actitud personal, la tendencia a la divagación mental y el sueño ligero, con variaciones por edad

Esta es la razón por la que soñamos, según un neurocientífico

90 minutos después de quedarse dormido, el individuo entra en el estado REM donde comienza a soñar. Crédito: Stockshakir | Shutterstock

Un estudio reciente de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca ha arrojado luz sobre las razones detrás de la variabilidad en el recuerdo de los sueños, una capacidad que permite a algunas personas despertar con memorias detalladas de sus experiencias oníricas mientras que otras apenas pueden retener fragmentos o nada en absoluto. Publicado en Communications Psychology, el estudio examinó múltiples factores que influyen en esta capacidad, explorando desde rasgos individuales hasta patrones de sueño específicos.

La investigación, realizada entre 2020 y 2024 en colaboración con la Universidad de Camerino, involucró a más de 200 participantes de entre 18 y 70 años. Durante 15 días, los voluntarios registraron sus sueños diariamente y se sometieron a un seguimiento detallado de sus patrones de sueño mediante dispositivos portátiles y pruebas psicométricas. Cada mañana, los participantes utilizaban una grabadora de voz para informar si recordaban sus sueños, si tenían una vaga sensación de haber soñado sin retener detalles o si podían describir sus experiencias con precisión.

El estudio abordó una cuestión fundamental que ha intrigado a científicos durante años: ¿qué factores determinan la capacidad de recordar los sueños? Investigaciones previas han sugerido que las mujeres, los jóvenes y las personas con tendencia a la ensoñación suelen recordar mejor sus sueños, pero estos hallazgos no han sido consistentes en distintos estudios. Además, hipótesis que relacionaban el recuerdo de los sueños con rasgos de personalidad o capacidades cognitivas no habían recibido suficiente respaldo empírico. La pandemia de COVID-19 trajo un renovado interés en este tema, ya que se observó un aumento significativo en el recuerdo de los sueños a nivel global.

Los resultados de esta nueva investigación revelaron que la actitud hacia los sueños y la tendencia a la divagación mental son factores clave para recordar las experiencias oníricas. Aquellos con mayor interés en los sueños y mayor predisposición a pensamientos espontáneos y desconectados del presente mostraron una mayor capacidad de recordar sus sueños al despertar. Además, los patrones de sueño desempeñaron un papel crucial: los participantes que pasaban más tiempo en etapas de sueño ligero tenían mayores probabilidades de despertar con recuerdos vívidos de sus sueños.

El análisis también evidenció diferencias etarias significativas. Los participantes más jóvenes recordaban sus sueños con mayor frecuencia, mientras que las personas mayores reportaban en mayor medida “sueños blancos”, es decir, la sensación de haber soñado sin poder retener ningún detalle específico. Esto sugiere que los cambios en la memoria relacionados con la edad pueden afectar la retención de recuerdos oníricos.

Otro hallazgo relevante del estudio fue la influencia estacional en el recuerdo de los sueños. Los participantes informaron una menor capacidad de recordar sus experiencias oníricas durante el invierno en comparación con la primavera, lo que podría estar vinculado a cambios en la exposición a la luz solar y a las variaciones en los ritmos circadianos.

Giulio Bernardi, profesor de psicología general en la Escuela IMT y autor principal del estudio, subraya que estos hallazgos demuestran que el recuerdo de los sueños no es un fenómeno aleatorio, sino el resultado de una compleja interacción entre actitudes personales, rasgos cognitivos y dinámicas del sueño. “Comprender estos mecanismos no solo profundiza nuestro conocimiento sobre los sueños, sino que también nos permite explorar su papel en la salud mental y en la conciencia humana”, afirmó Bernardi.

Por su parte, Valentina Elce, investigadora y primera autora del estudio, destacó la importancia de estos datos para futuras investigaciones sobre trastornos del sueño. “La información recopilada en este estudio servirá como referencia para comparaciones con poblaciones clínicas, permitiéndonos avanzar en la investigación sobre alteraciones patológicas del sueño y su potencial valor diagnóstico”, explicó Elce.

Estos hallazgos abren nuevas posibilidades para comprender el papel de los sueños en el bienestar psicológico y podrían ser clave para futuras investigaciones sobre trastornos del sueño y su impacto en la salud mental.

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