Cómo influyen la leche y el queso en nuestro intestino
Un estudio explora cómo el consumo de productos lácteos afecta la microbiota intestinal, hallando diferencias en la diversidad bacteriana entre leche y queso.
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Crédito: Dream79 | Shutterstock
Un estudio reciente publicado en la revista Nutrients revela detalles fascinantes sobre cómo el consumo de productos lácteos impacta la microbiota intestinal humana, particularmente en la mucosa colónica.
Con el microbioma intestinal ganando cada vez más relevancia en investigaciones sobre salud, la influencia de la dieta en su composición se convierte en un área clave de estudio.
En este contexto, los productos lácteos, conocidos por sus beneficios nutricionales, siguen siendo un tema controvertido debido a los efectos contradictorios que generan en la salud intestinal.
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El intestino humano alberga una vasta cantidad de bacterias, cuya composición juega un papel crucial en la digestión, el sistema inmune e incluso en la salud mental. En este sentido, entender cómo los alimentos que consumimos afectan a estas bacterias es fundamental para desarrollar pautas dietéticas más efectivas y personalizadas. Sin embargo, a pesar de que los lácteos proporcionan nutrientes esenciales como calcio, vitaminas y probióticos, investigaciones previas han sugerido que el consumo de estos alimentos puede tener efectos adversos en la salud intestinal, entre ellos la inflamación y alteraciones metabólicas.
Para arrojar más luz sobre este tema, el estudio en cuestión analizó la influencia de los lácteos sobre la microbiota intestinal en un grupo de 34 participantes, todos ellos sometidos a colonoscopia en el Centro Médico Michael E. DeBakey en Houston, Texas. Los criterios de selección fueron estrictos, excluyendo a aquellos con enfermedades inflamatorias intestinales o que hubieran cambiado recientemente sus hábitos dietéticos. A través de cuestionarios de frecuencia de alimentos, se estimó la ingesta de productos lácteos de los participantes en el último año, ajustando los resultados según el consumo calórico total.
Para evaluar los cambios microbianos, se recogieron biopsias de la mucosa colónica, que luego se analizaron utilizando técnicas avanzadas de secuenciación genética para identificar y clasificar las bacterias presentes. Este enfoque permitió a los investigadores mapear la diversidad bacteriana en respuesta al consumo de diferentes tipos de productos lácteos, como leche y queso. Los resultados fueron complejos, revelando que los efectos de los lácteos sobre la microbiota no son uniformes.
Los participantes que consumieron mayores cantidades de leche y productos lácteos en general presentaron una mayor diversidad microbiana alfa, lo que implica una mayor riqueza y uniformidad bacteriana. Esta diversidad es generalmente considerada beneficiosa para la salud intestinal, ya que sugiere un equilibrio más saludable entre las bacterias presentes. En particular, se observó una mayor abundancia de Faecalibacterium, una bacteria conocida por sus efectos antiinflamatorios, y de Akkermansia, una bacteria que promueve la salud intestinal y metabólica al descomponer la mucina en el revestimiento intestinal. Sin embargo, este último efecto se vio atenuado cuando se ajustó la ingesta de lactosa, lo que sugiere que la lactosa, o ciertos otros componentes de la leche, podrían tener efectos prebióticos.
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En contraste, los participantes que consumieron más queso mostraron una menor diversidad microbiana y una disminución en la abundancia de bacterias como Bacteroides y Subdoligranulum. Estas bacterias tienen implicaciones significativas para la salud; por ejemplo, Bacteroides ha sido asociada con el cáncer colorrectal, y Subdoligranulum con trastornos metabólicos. Estos resultados sugieren que los efectos del queso sobre la microbiota intestinal podrían ser diferentes a los de la leche, probablemente debido a los procesos de fermentación y a las variaciones en los nutrientes presentes en cada producto.
La relación entre la leche, el queso y la composición de la microbiota intestinal sigue siendo compleja, y los hallazgos de este estudio apuntan a una posible interacción entre los componentes de los lácteos y las bacterias intestinales que no se había entendido completamente hasta ahora. El hecho de que la leche, rica en lactosa, favorezca el crecimiento de ciertas bacterias beneficiosas, mientras que el queso, al ser fermentado, tenga un impacto distinto, abre nuevas preguntas sobre cómo diferentes tipos de productos lácteos pueden ser utilizados para mejorar la salud intestinal.
Este estudio subraya la necesidad de más investigaciones para aclarar cómo los lácteos específicos afectan a las diferentes especies bacterianas y cómo estas interacciones pueden influir en la salud intestinal a largo plazo. Mientras tanto, los resultados obtenidos ofrecen una perspectiva más matizada sobre los efectos de los lácteos en la microbiota intestinal y sus implicaciones para la salud pública.
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