Cinco años después del Covid, aún faltan datos reales de la cantidad de muertes
EE. UU. sigue enfrentando deficiencias en su sistema de registros de defunción, lo que podría afectar su respuesta ante futuras crisis de salud pública

El sistema de mortalidad de EE. UU. procesa alrededor de 2,8 millones de registros de defunción. Sin embargo, en 2022, se registraron oficialmente 3.279.857 muertes. Crédito: pedro7merino | Shutterstock
Cinco años después del inicio de la pandemia de COVID-19, el sistema de registro de defunciones en Estados Unidos sigue mostrando deficiencias que afectan la capacidad de respuesta ante nuevas crisis sanitarias.
Durante los primeros meses de la pandemia, la recopilación de datos sobre muertes fue incompleta, lo que impidió comprender la verdadera magnitud del impacto del virus. Hospitales y centros de salud registraban los fallecimientos en sus instalaciones, pero el número real de muertes relacionadas con el COVID-19 en las comunidades quedó subestimado.

Un estudio basado en datos de más de 3,000 condados de EE. UU., entre marzo de 2020 y agosto de 2022, reveló cerca de 163,000 muertes adicionales por causas naturales que no se contabilizaron oficialmente.
Estas cifras forman parte del “exceso de muertes”, un indicador clave para evaluar el impacto real de una crisis sanitaria. A través del análisis de certificados de defunción, historiales médicos y modelos estadísticos, muchas de estas muertes han sido posteriormente atribuidas al virus.
Además de la falta de precisión en las cifras de mortalidad, la pandemia también evidenció fallas en el seguimiento en tiempo real de la propagación del virus y la eficacia de los tratamientos. La ausencia de datos completos sobre infecciones previas, respuestas inmunológicas y efectos adversos de tratamientos complicó el desarrollo y la optimización de las vacunas.
Cada año, el sistema de mortalidad de EE. UU. procesa alrededor de 2,8 millones de registros de defunción. Sin embargo, en 2022, cuando aún se sentían los efectos de la pandemia, se registraron oficialmente 3.279.857 muertes.
A pesar de esta cifra elevada, expertos coinciden en que sigue habiendo un subregistro significativo de los fallecimientos relacionados con la COVID-19.
Falta de notificación de fallecimientos
Uno de los principales problemas que enfrenta el sistema es la fragmentación en la recopilación de datos. El registro de defunciones en EE. UU. depende de un entramado de oficinas estatales, agencias federales y organismos de salud pública que operan con sistemas dispares y procedimientos poco estandarizados.
Aunque los intentos de modernización han permitido avances, como la digitalización del Índice Nacional de Defunciones, aún persisten problemas estructurales como la falta de coordinación entre estados y los retrasos en la notificación de fallecimientos.

El origen de estas deficiencias se remonta al siglo XIX, cuando la recopilación de datos de mortalidad en EE. UU. era voluntaria y variaba entre los estados.
Con la creación del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales a principios del siglo XX, se establecieron estándares para los certificados de defunción y se centralizó el almacenamiento de datos. No obstante, los tiempos de reporte seguían siendo dispares, y algunos estados tardaban meses o incluso años en registrar oficialmente una muerte.
Estados Unidos sigue en deuda con la optimización de su infraestructura de datos de salud pública. Sin reformas estructurales y una mayor coordinación entre entidades gubernamentales, el país podría enfrentar obstáculos aún mayores en futuras crisis sanitarias.
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