Reportan en condición crítica al padre activista Richard Estrada

Contrajo covid-19 y se le complicó con una pulmonía que lo mantiene en el hospital

El Padre Richard Estrada, una leyenda en Los Ángeles. /Aurelia Ventura

El Padre Richard Estrada, una leyenda en Los Ángeles. /Aurelia Ventura Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

El padre Richard Estrada, quien se hizo de reconocimiento por su trabajo solidario y fiero a favor de los inmigrantes, los jóvenes y los trabajadores, se encuentra muy delicado de salud en un hospital de Los Ángeles, pero sus amigos más cercanos confían en su recuperación.

“Varias personas que lo hemos seguido y queremos, hemos estado al pendiente de él”, dijo la activista Martha Ugarte, mientras se preparaba para ir a ver al padre Richard.

“El padre está entre la vida y la muerte, y estamos orando mucho por él y esperando que los doctores le ponga ganas. Es un hombre con mucha suerte y muy positivo, que siempre se ha puesto en manos de Dios y ha dado mucho a la comunidad. En vida nos ha dado un gran legado”.

Agrega que en el pasado, muchas veces, se ha visto muy malo por diferentes enfermedades, pero siempre ha salido adelante.

“Le da vida, apoyar a la comunidad”.

El religioso se encuentra en el Hospital Buen Samaritano PIH Health de Los Ángeles, a donde cayó a causa de una pulmonía que le vino tras contraer covid-19 hace aproximadamente dos semanas.

Apenas el 1 de marzo, el sacerdote había cumplido 83 años, y reportan que departió feliz al lado de sus amigos que son su familia.

El padre Richard nació en el este de Los Ángeles y es de raíces mexicanas. Su padre, originario de Durango, México, escapó de la Revolución Mexicana rumbo a El Paso, Texas, donde conoció a su madre. La pareja se mudó a vivir a Los Ángeles.

Se convirtió en sacerdote católico en 1978; y nada menos que el líder César Chávez fue su invitado a su ceremonia de ordenación.

Por muchos años, fue sacerdote de la Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles de la Placita Olvera, desde donde ayudó a planear la histórica y masiva marcha del 25 de marzo de 2006.

En los años 80, abrió la iglesia a los refugiados centroamericanos que escapaban de la Guerra Civil.

Fue un sacerdote católico de la orden de los Misioneros Claretianos hasta 2014 cuando renunció debido a sus desacuerdos sobre las posturas de la Iglesia Católica en torno al rol de las mujeres y la comunidad gay y lesbiana.

Ese mismo año se unió a la Iglesia Episcopal, y en la actualidad está a cargo de la iglesia episcopal del barrio Lincoln Heights.

En 1989 fundó la organización no lucrativa Jóvenes para darles consejería, entrenamiento laboral, clases de inglés a los jóvenes sin hogar; desde ahí apoyó cuando miles de niños comenzaron a llegar a Estados Unidos, escapando de la pobreza y la violencia de las pandillas de Centroamérica.

A la par que daba misas, casaba gente, bendecía a quinceañeras y bautizaba infantes, encontraba tiempo para marchar por una reforma migratoria y las causas de los trabajadores del campo; además de rezar por las personas con SIDA, viajaba a la frontera a repartir galones de agua para los inmigrantes que cruzaban el desierto.

Asimismo viajó a la frontera de México con Guatemala donde marchó para crear conciencia sobre los jóvenes migrantes, y luchó y cabildeó para que el Ayuntamiento ofreciera servicios sociales a los niños recién llegados.

En alguna ocasión se encadenó al Edificio Federal de Inmigración en el centro de Los Ángeles, y fue arrestado por desobediencia civil. Fue la primera de cuatro detenciones.

María García, secretaria de Jóvenes Inc, y quien auxilia al padre con asuntos personales, lo describe como un gran ser humano que siempre está buscando como ayudar en especial a los inmigrantes indocumentados; en tanto Andrea Marchetti, director de Jóvenes Inc, reporta que el padre Richard está respondiendo bien a los tratamientos y pidió a la prensa, espacio y privacidad.

Juan José Gutiérrez, líder de la Coalición por los Derechos Plenos del Inmigrante, dice que el padre Richard es muy querido por la comunidad porque siempre ha estado bien identificado con la población inmigrante indocumentada, a quienes identifica como la personificación de Jesucristo. 

“Ha cumplido el mensaje bíblico de apoyar al más débil, al más necesitado, al que más sufre, al que más martirizan las personas con autoridad. Siempre ha apoyado una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía”.

Recuerda que cuando fue párroco de la Placita Olvera, les permitió quedarse en el Mural de la Virgen de Guadalupe durante una huelga de hambre para pedir por una Amnistía en el primer periodo de gobierno del presidente Obama.

“Nos aventamos 23 días de ayuno, y el padre siempre llegaba a visitarnos, nos invitaba a la oración y a la reflexión; nos hacía entrar a misa y leer partes del Evangelio”.

Añade que el padre Estrada siempre ha sido muy solidario con la causa migrante, los trabajadores del campo, los urbanos, los jóvenes migrantes, la comunidad LGBT, y las personas sin hogar.

Además de ser amigo del legendario líder César Chávez, ha tenido entre sus amistades a María Elena Durazo, Richard Zaldivar del Proyecto The Wall Las Memorias, y muchos otros.

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