Mini Cooper S Convertible: estilo y encanto sin comparación
Una silueta conocida, pero con renovado carácter. El Mini Cooper S Convertible 2025 no intenta ser extremo, sino inteligente

El encanto del Mini Cooper S Convertible. Crédito: BMW Group. Crédito: Cortesía
El Mini Cooper S Convertible 2025 no busca llamar la atención con cifras descomunales ni diseño agresivo: prefiere sostenerse en lo que siempre hizo bien. Este convertible no pretende redefinir su segmento, sino recordarnos por qué nos gusta tanto.
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No es una máquina pensada para batir récords ni para presumir en circuitos. Su propuesta es otra: ofrecer una experiencia de manejo entretenida, precisa y con ese toque lúdico que siempre caracterizó a la marca. Si lo suyo es la conexión con la carretera y una conducción sin excesos, aquí hay una buena opción.
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Debajo del capó se encuentra un motor turboalimentado de 2.0 litros con cuatro cilindros en línea.
Esta configuración entrega 201 caballos de fuerza y 221 lb-pie de torque, gestionados por una transmisión automática de doble embrague de siete marchas. Mantiene la tracción delantera, y todo el conjunto responde con agilidad, sin apuros ni exageraciones.
¿Y cómo se comporta el Mini Cooper S Convertible?
Con esa receta, logra una aceleración de 0 a 60 millas por hora en poco más de seis segundos. Más que suficiente para un auto que se define más por su carácter que por su velocidad. Y lo mejor: lo hace sin recurrir a “efectos especiales”. No hay sonidos falsos ni escapes artificiales. Solo entrega lo que tiene.
Uno de sus elementos más distintivos es el techo de lona retráctil, una solución clásica que conserva el espíritu británico.
Su mecanismo funciona en dos etapas: primero actúa como un techo corredizo para quienes viajan adelante; luego, se pliega por completo en solo 18 segundos. ¿La ventaja? Puede realizar esta operación en movimiento, siempre que no se superen las 30 km/h.

Compromiso con la funcionalidad
El espacio en el maletero no es generoso —apenas 5 pies cúbicos—, pero hay soluciones creativas. La apertura en dos etapas del baúl permite una ampliación temporal del espacio para facilitar cargas específicas. Una idea simple, pero efectiva para quienes usan el auto también en su rutina diaria.
Al ingresar, el interior deja en claro que estamos frente a un vehículo que cuida los detalles. Los materiales están al nivel que se espera de un modelo respaldado por el grupo BMW.
Sin embargo, no todo es perfecto: el volante sorprende por su grosor excesivo, tanto que alguien podría bromear diciendo que “podría confundirse con una salchicha alemana”. Aunque el comentario cause gracia, lo cierto es que afecta la ergonomía de la conducción.
Las estructuras convertibles solían asociarse a debilidad y vibraciones. Eso, afortunadamente, quedó en el pasado. Este Mini se comporta como un auto compacto bien plantado. Su chasis transmite seguridad, y permite disfrutar tanto de una conducción relajada como de trayectos más exigentes.
El sistema de suspensión ofrece una combinación equilibrada entre firmeza y confort. Suficientemente rígido para evitar movimientos excesivos en curvas, pero con la capacidad de absorber imperfecciones del camino sin incomodar a los pasajeros. El resultado es una marcha que transmite confianza y agrado.
El encanto de lo distinto
Hay pequeños gestos de diseño que hacen al carácter del modelo. Uno de ellos es la posibilidad de elegir una capota con el diseño de la bandera británica, un detalle estético simpático que, si bien puede no ser del gusto de todos, aporta identidad y un toque de irreverencia.

El precio base es de $38,375 dólares, lo cual lo posiciona como una opción intermedia dentro de la gama Mini. Claramente, no compite con versiones radicales como el John Cooper Works, pero ofrece un equilibrio notable entre prestaciones, diseño y exclusividad.
El mercado actual está dejando atrás a los descapotables compactos, especialmente aquellos con aspiraciones deportivas. Este Mini se mantiene como un sobreviviente con causa. Su permanencia responde a una comunidad de conductores que valoran la conducción a cielo abierto, sin necesidad de potencias desmesuradas o lujos superfluos.
Lo que se aprecia en este Mini Cooper S Convertible 2025 es la honestidad de su propuesta. No intenta ser lo que no es. Y eso, en tiempos donde muchos autos buscan sorprender más por lo que prometen que por lo que realmente ofrecen, se agradece.
En una reciente prueba de manejo, un representante de la marca fue consultado por el enfoque del modelo: “No estamos buscando batir récords ni competir en Nürburgring. Este auto está pensado para quien quiere disfrutar el trayecto, no solo llegar rápido”, aseguró.
La esencia de este modelo está en lo emocional. Se trata de un auto que no se mide solo por números o prestaciones, sino por sensaciones. La conexión que logra con el conductor no es agresiva, sino amistosa. Ideal para quienes aún creen que manejar puede ser algo divertido.
¿Tiene sentido hoy un convertible como este?
Muchos se hacen esta pregunta. Y la respuesta, en buena parte, depende de la mirada de quien conduce. Si uno busca sensaciones puras, aire en el rostro, y una cabina con estilo, entonces sí: tiene sentido. Especialmente en un mundo cada vez más homogéneo.
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