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Elon Musk aplaza nuevamente su Tesla más esperado

El prometido modelo eléctrico asequible de Tesla vuelve a postergarse. El motivo: una apuesta aún más arriesgada por el Robotaxi

El Tesla Model Q podría ser parecido al Tesla Model Y

El Tesla Model Q podría ser parecido al Tesla Model Y. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía

Durante años Elon Musk ha repetido una promesa que electrificó al mercado global: Tesla fabricaría un coche eléctrico verdaderamente asequible, accesible para millones de personas, con un precio objetivo de $25,000 dólares.

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Este auto, que muchos llamaron internamente Model 2 o incluso Model Q, se ha convertido en una especie de mito moderno dentro del universo Tesla. Sin embargo, y como ha sucedido con varios otros proyectos de la compañía, ese sueño vuelve a diluirse en el calendario.

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El modelo estaba inicialmente previsto para aparecer en escena a mediados de 2025. La prensa especializada, incluidas fuentes de alto perfil como Reuters, llegaron a asegurar que el vehículo estaba en fase avanzada de desarrollo. Pero ahora se ha confirmado lo que muchos temían: Tesla ha retrasado el lanzamiento, posiblemente hasta finales de 2025 o incluso inicios de 2026.

La noticia ha vuelto a encender el escepticismo de los inversores y de una comunidad que empieza a sentirse cada vez más frustrada con los cambios de dirección de Elon Musk.

Tesla Model Q: una estrategia marcada por aplazamientos

Este no es el primer caso en el que Tesla se ve envuelta en una cadena de promesas incumplidas. El Roadster de segunda generación, anunciado con bombos y platillos en 2017, sigue sin producirse.

Lo mismo ocurrió con el Cybertruck, cuya llegada se vio pospuesta en múltiples ocasiones antes de finalmente salir con cifras de producción muy limitadas.

Para algunos analistas, este patrón de retrasos obedece a una combinación de optimismo tecnológico y problemas estructurales dentro de la compañía. “Musk es un visionario, pero también sobreestima los tiempos de desarrollo y producción”, señalan desde firmas de análisis como Wedbush Securities.

Y esta vez, el efecto podría ser aún más serio: el Model Q, más allá de su potencial comercial, se veía como un salvavidas para la caída en ventas que Tesla viene experimentando desde hace varios trimestres.

El auto barato que pudo ser, pero no fue

Aunque Tesla nunca lo presentó oficialmente, múltiples informes coinciden en que el esperado eléctrico de bajo costo no sería un modelo completamente nuevo, sino una derivación simplificada del actual Model Y. Este enfoque permitiría reducir costos mediante el aprovechamiento de la plataforma ya existente.

El precio objetivo se situaba alrededor de $30,000 dólares, una cifra muy competitiva para un vehículo eléctrico de marca premium. En ese rango de precios, Tesla podría haber desafiado seriamente a rivales como BYD, Hyundai o Volkswagen, que ya han comenzado a saturar el segmento con propuestas atractivas.

Sin embargo, esa visión pragmática chocó de frente con la ambición más grande de Musk: la conducción autónoma total y el futuro de los Robotaxis.

El Tesla Model Y es la referencia del Tesla Model Q
El Tesla Model Y es la referencia del Tesla Model Q. Crédito: Tesla.
Crédito: Cortesía

Elon Musk cambia de rumbo

De acuerdo con información obtenida por Reuters, el propio Elon Musk habría convencido al equipo directivo de Tesla para abandonar el enfoque en el Model Q en favor de priorizar el desarrollo del Robotaxi, también llamado Cybercab.

“El futuro es autónomo”, repite Musk con frecuencia. Y su entusiasmo por este concepto ha marcado muchas de sus decisiones recientes. A pesar de que la tecnología aún enfrenta obstáculos técnicos, éticos y legislativos, Musk parece determinado a ir por todo.

Este giro estratégico podría explicarse también por el margen de beneficio. Mientras un vehículo económico requiere grandes volúmenes para ser rentable, un sistema de robotaxis podría generar ingresos recurrentes por servicios de transporte.

Un riesgo económico considerable

Abandonar —o al menos posponer indefinidamente— el desarrollo de un vehículo de entrada podría ser un error con consecuencias graves.

Tesla está perdiendo cuota de mercado, especialmente en China y Europa, frente a fabricantes que ya han entendido que el futuro del coche eléctrico no está solo en el lujo, sino en el volumen.

“Lo que más necesita Tesla ahora mismo no es una revolución tecnológica, sino un coche de $25,000 dólares”, afirma el analista Dan Ives, de Wedbush. “Y sin eso, no podrán competir con BYD, ni con la oferta creciente de marcas como Kia, Hyundai o Dacia”.

Además, la demora en modelos prometidos erosiona la confianza del mercado. Tesla cotiza también en base a expectativas, y cada aplazamiento afecta directamente su valor bursátil.

Silencio oficial y muchas especulaciones

A día de hoy, Tesla no ha emitido un comunicado oficial explicando los motivos del retraso del Model Q. Sin embargo, fuentes cercanas al proyecto indican que los objetivos de producción eran poco realistas, especialmente si se quería mantener el precio por debajo de los $30,000 dólares sin sacrificar demasiado en calidad, autonomía o seguridad.

Tampoco se han publicado imágenes del vehículo ni especificaciones técnicas oficiales. Algunos rumores apuntan a una autonomía estimada de 250 millas (unos 400 km) y una arquitectura interna simplificada, sin pantalla frente al conductor, como en el Model 3 Highland.

Pero todo eso sigue siendo especulación. Y cada semana que pasa sin noticias claras, crece la sensación de que el auto económico de Tesla podría ser otra promesa postergada indefinidamente.

¿Podría no llegar nunca?

Una posibilidad cada vez más debatida es que el Model Q o Model 2 nunca llegue a producirse. En su lugar, Tesla podría centrarse únicamente en el Cybercab, esperando que la conducción autónoma alcance la madurez técnica y legal suficiente para lanzar una flota de robotaxis sin conductor.

“Elon Musk ha demostrado que no le tiembla la mano para cancelar proyectos si cree que algo más disruptivo está en camino”, explican desde Bloomberg.

Pero ese camino también es incierto. La conducción autónoma lleva más de una década siendo “la tecnología del año que viene” y aún no ha llegado a concretarse en una solución plenamente funcional y legal en ninguna parte del mundo.

El impacto para los consumidores

Para el comprador medio que aspiraba a tener un Tesla más accesible, este nuevo retraso representa una desilusión. En muchos países, el acceso a los coches eléctricos sigue siendo limitado por su precio, y la promesa de un modelo más barato fue lo que acercó a muchos a la idea de la movilidad eléctrica.

A día de hoy, la opción más barata en la gama Tesla sigue siendo el Model 3 estándar, que ronda los $38,000 dólares antes de incentivos. Una cifra que, aunque más baja que la media de vehículos eléctricos, sigue estando lejos del umbral psicológico de los $25,000 dólares.

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