Alimentos ultraprocesados aumentan las probabilidades de muerte prematura
El consumo de alimentos ultraprocesados eleva el riesgo de muerte prematura, según metaanálisis con más de 240.000 personas. El debate científico sigue abierto

Los alimentos ultraprocesados generan adicción, por lo que será más satisfactorio para tu mente comerte una bolsa de papas fritas. Crédito: Dmitrii_Smirnov | Shutterstock
Un nuevo estudio ha vuelto a encender las alarmas sobre los riesgos de consumir alimentos ultraprocesados. Según un metaanálisis que involucró a más de 240.000 personas, aumentar la ingesta de estos productos eleva el riesgo de muerte prematura por cualquier causa. La investigación, liderada por el profesor emérito Carlos Augusto Monteiro, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de São Paulo, encontró que por cada aumento del 10% en las calorías provenientes de alimentos ultraprocesados, el riesgo de fallecer antes de los 70 años crece en casi un 3%.

Monteiro, quien acuñó el término “ultraprocesado” en 2009 con la creación del sistema de clasificación NOVA, define estos productos como elaboraciones industriales que contienen poco o ningún alimento integral, basados en ingredientes baratos y manipulados químicamente, a menudo aditivados para hacerlos más apetecibles. En contraste, el sistema NOVA agrupa los alimentos naturales o mínimamente procesados, como frutas, verduras y carnes frescas, en el grupo uno.
La evidencia de los efectos nocivos de los alimentos ultraprocesados sigue acumulándose. Estudios recientes han asociado su consumo elevado no solo con la mortalidad prematura, sino también con riesgos significativamente mayores de enfermedades cardiovasculares, trastornos mentales, ansiedad, obesidad, diabetes tipo 2, trastornos del sueño e incluso cánceres del tracto digestivo superior. Una investigación de mayo de 2024 también sugirió que añadir solo un 10% más de estos productos a una dieta saludable podría incrementar el riesgo de deterioro cognitivo y accidentes cerebrovasculares.
A pesar de estas conclusiones, no todos en la comunidad científica están de acuerdo. Sarah Gallo, vicepresidenta de política de productos de la Consumer Brands Association, criticó duramente el nuevo estudio. Según Gallo, demonizar productos accesibles y convenientes podría limitar el acceso de la población a fuentes de nutrientes esenciales y profundizar las desigualdades en salud.
El debate también gira en torno a la metodología. Aunque el metaanálisis encontró una correlación entre la ingesta de ultraprocesados y la mortalidad prematura, los propios autores reconocen que no se puede establecer una relación de causa y efecto. Nerys Astbury, profesor de la Universidad de Oxford, advirtió que los métodos utilizados no permiten determinar si los alimentos ultraprocesados son la causa directa de las muertes observadas.

No obstante, los datos preocupan. Estados Unidos, donde el 55% de la dieta promedio consiste en alimentos ultraprocesados, encabeza el ranking mundial de consumo de estos productos. De haberse reducido su consumo a cero, se habrían evitado más de 124.000 muertes en 2017, según las estimaciones del estudio. En países con niveles más bajos de consumo, como Colombia y Brasil, se podrían haber evitado 3.000 y 25.000 muertes respectivamente en 2015 y 2017.
El autor principal, Eduardo Augusto Fernandes Nilson, de la Fundación Oswaldo Cruz en Río de Janeiro, señaló que las muertes prematuras evitables podrían representar entre el 4% y el 14% del total, dependiendo del nivel de consumo de cada país. Sin embargo, expertos como Fang Fang Zhang de la Universidad Tufts advierten que eliminar completamente estos productos de la dieta es prácticamente inviable en la sociedad moderna, por lo que las cifras podrían estar sobreestimadas.
Finalmente, Stephen Burgess, de la Universidad de Cambridge, subrayó que aunque no se puede confirmar una relación causal, la consistencia de las asociaciones en diferentes culturas refuerza la sospecha de que los ultraprocesados podrían estar directamente relacionados con peores resultados de salud. La necesidad de más estudios que profundicen en estos vínculos es urgente, pero el mensaje es claro, reducir la cantidad de alimentos ultraprocesados en la dieta podría ser un paso importante para mejorar la salud pública mundial.
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