Empresas de pasta dental sufren mayor escrutinio sobre el flúor: por qué
Texas investiga a Colgate y Crest por publicitar pastas dentales con flúor de forma engañosa y peligrosa para niños, reavivando el debate sobre su uso

La buena salud oral no solo es importante para la boca, sino que también puede afectar la salud de todo el cuerpo. Crédito: Alliance Images | Shutterstock
La seguridad del flúor, tanto en el agua potable como en productos de higiene oral, ha vuelto al centro del debate público en Estados Unidos, impulsado por nuevas investigaciones, decisiones políticas y acciones judiciales. Esta semana, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, anunció una investigación formal contra los gigantes de la industria de cuidado bucal Colgate-Palmolive Co. y Procter & Gamble Manufacturing Co., fabricantes de Colgate y Crest respectivamente. La pesquisa busca determinar si estas empresas han incurrido en prácticas engañosas al promocionar pastas dentales con flúor entre niños y padres.
Paxton acusó a ambas compañías de “comercializar ilegalmente” productos dirigidos a menores, alegando que los sabores atractivos y las campañas publicitarias inducen a los niños a ingerir pasta dental con flúor, lo que podría tener consecuencias graves para la salud. Según el fiscal, estas estrategias también llevan a los padres a aplicar cantidades excesivas de pasta, superando lo que se considera seguro. “Tomaré medidas enérgicas contra cualquier corporación que ponga en riesgo la salud de nuestros niños”, afirmó Paxton, quien recientemente oficializó su candidatura al Senado estadounidense para las elecciones de 2026, una movida que ya está tensando las filas del Partido Republicano en Texas.
Este anuncio llega en medio de un cambio en la percepción pública sobre la fluoración, una práctica que durante décadas fue promovida por las autoridades sanitarias como una herramienta clave para reducir la caries dental. El flúor es un mineral que se encuentra naturalmente en el ambiente, pero que también se utiliza como subproducto industrial, especialmente en la fabricación de fertilizantes. Su incorporación al agua potable comenzó a mediados del siglo XX y ha sido recomendada por organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, investigaciones más recientes han puesto en duda su inocuidad. Están surgiendo evidencias que vinculan una alta exposición al flúor con posibles efectos adversos en el desarrollo cognitivo infantil. Ante estas inquietudes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) anunciaron en abril que revisarán la base científica para emitir una nueva recomendación sobre la fluoración del agua. Incluso Robert F. Kennedy Jr., actual secretario del HHS, expresó su intención de solicitar a los CDC que suspendan sus recomendaciones favorables a esta práctica.
En el plano legislativo, algunos estados están tomando decisiones drásticas. Utah prohibió recientemente la adición de flúor al agua potable pública, convirtiéndose en el primero en hacerlo. Florida podría ser el siguiente. También diversas ciudades han optado por retirar el flúor de sus sistemas de agua tratada, o están evaluando medidas similares.
La controversia se amplificó aún más tras un informe publicado en octubre por la Colaboración Cochrane, una organización internacional que evalúa la calidad de la evidencia científica. El análisis concluyó que los beneficios de añadir flúor al agua eran limitados, señalando una leve reducción en la caries dental infantil, especialmente en los dientes de leche. El informe destacó que desde 1975, cuando las pastas dentales con flúor se volvieron de uso masivo, estas han contribuido más significativamente a la protección dental que el agua fluorada.
Pese a la creciente resistencia, instituciones como la Asociación Dental Americana (ADA) siguen defendiendo tanto el uso del flúor en el agua como en productos dentales. La ADA recalca que el flúor brinda una protección adicional contra la caries, y establece que solo las pastas dentales con flúor pueden recibir su sello oficial de aprobación.
En medio del cruce de opiniones y con nuevas investigaciones en curso, el tema se perfila como un foco de tensión entre ciencia, salud pública, regulaciones gubernamentales y estrategias de mercado. Mientras se espera respuesta de las compañías implicadas en la investigación de Texas, la discusión sobre el uso del flúor parece lejos de resolverse.
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