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¡Cuidado con DR. Google! Cómo buscar información médica en línea 

Expertos enfatizan que aunque venga de fuentes confiables, el contenido en línea o generado por IA nunca debe sustituir el diagnóstico o tratamiento médico

DR Google

Médicos instan a verificar las fuentes con rigurosidad al hacer seguimiento de temas de salud a través de internet Crédito: Pexels

Acudir al “DR. Google” para preguntarle sobre síntomas y posibles enfermedades, es una práctica común. Sin embargo, la búsqueda de información médica a través de internet requiere un enfoque cauteloso y crítico. Si bien la red es una vasta fuente de conocimiento, la calidad y veracidad del contenido sobre salud puede variar de forma significativa. 

Es por eso, que resulta fundamental desarrollar una alfabetización digital, así como aplicaralgunos criterios de curaduría para que puedas despejar tus dudas sin arriesgar tu bienestar. 

Guía segura para buscar información médica en la red

Para garantizar que la información que encuentres sea útil y confiable, ten en cuenta las siguientes pautas:

  • Priorizar fuentes confiables y reconocidas: busca siempre  sitios web de organizaciones médicas y de salud de renombre.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos a través de su servicio MedlinePlus, es una referencia primordial. Se promocionan como “la fuente número uno de los Institutos Nacionales de Salud. Es ideal para consultar, pues cuenta con una gran variedad de recursos y material didáctico sobre enfermedades, afecciones y bienestar, en un lenguaje sencillo y fácil de entender.  

Otras fuentes confiables son:

  •  Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS)
  • Los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
  •  La Clínica Mayo
  • La Asociación Médica Estadounidense (AMA)
  • Instituciones académicas y hospitalarias de prestigio como Harvard Medical School o Johns Hopkins Medicine.
  • Verifica la credibilidad del autor y la fecha de publicación: asegúrate de que el contenido esté escrito o revisado por profesionales de la salud cualificados (médicos, enfermeras, farmacéuticos) con credenciales como MD, PhD, RN. Asimismo, es crucial verificar la fecha de la última actualización del contenido, pues   la información médica evoluciona rápidamente. 
  • Consulta  múltiples fuentes: no te quedes con la primera información que encuentres. Cruza datos y compara lo que dicen varias fuentes confiables. Si hay discrepancias significativas, es una señal de que necesitas una consulta profesional.
  • Busca sitios que citen sus fuentes: los portales que ofrecen información médica de calidad suelen referenciar los estudios científicos o las guías clínicas en las que basan sus afirmaciones. Esto te permite verificar la originalidad y el rigor científico de los datos.
  • Utiliza la información como guía, no como diagnóstico: la información en línea debe usarse con fines educativos y como referencia, no para autodiagnóstico o automedicación. 

Al respecto, La Asociación Americana de Médicos de Familia (AAFP) aconseja  apoyarse en la web para formular preguntas que le hará a su médico, pero nunca como sustituto de una consulta o un tratamiento clínico formal. 

Lo que no debes hacer 

Para proteger tu salud y bienestar, evita los  siguientes patrones al buscar información médica en línea:

  • Confiar en webs con afirmaciones exageradas o “curas milagrosas:  sé escéptico ante cualquier sitio que prometa curas rápidas para enfermedades graves, tratamientos “secretos” o que use un lenguaje excesivamente emocional o alarmista. 

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) emite constantemente advertencias sobre productos y terapias fraudulentas que se promocionan en línea con afirmaciones sin respaldo científico.

  • Usar foros o grupos de redes sociales como fuente principal de información médica: Aunque pueden ofrecer apoyo, estos espacios no están moderados por profesionales de la salud cualificados y la información puede ser inexacta, anecdótica o peligrosa. 
  • Asumir que tus síntomas coinciden con los de otros: cada organismo  es único. Un mismo conjunto de síntomas puede significar algo completamente diferente en distintas personas.  En esa línea, los CDC advierten contra la autodiagnosis y enfatizan que  “muchas enfermedades comparten síntomas similares”.
  • Postergar una  consulta médica profesional basándote en información en línea: si tienes síntomas preocupantes, la búsqueda en Internet nunca debe posponer una visita al médico. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son cruciales. 

El Colegio Americano de Médicos de Emergencia y otras organizaciones médicas han destacado que los “diagnósticos de Google” pueden llevar a la complacencia o a una ansiedad innecesaria, retrasando la atención profesional.

  • Dejarse influenciar por publicidad engañosa: los sitios con exceso de anuncios intrusivos o que promueven productos específicos sin evidencia científica clara, pueden tener un sesgo comercial y no brindar  información objetiva.

¿Y qué hago con la IA?

La Inteligencia Artificial, a través de herramientas como los chatbots de lenguaje natural, está emergiendo como una nueva forma de acceder a la información. Aunque prometedora, su uso en el ámbito de la salud, introduce consideraciones específicas que deben tenerse en cuenta: 

  • Usa la IA como instrumento de  búsqueda y síntesis: la Inteligencia artificial puede ser útil para obtener resúmenes rápidos sobre enfermedades, entender terminología médica compleja o generar preguntas para tu médico.

 El doctor Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, un prominente defensor de la IA en medicina, enfatiza que estas herramientas “no son un sustituto de la experiencia humana, sino una instrumento  para aumentarla,” por lo que aconseja utilizarla para sintetizar información.

  • Siempre verifica con fuentes confiables  la información proporcionada: La Inteligencia Artíficial “aprende” de los datos con los que fue entrenada, y puede replicar imprecisiones o sesgos. Toda información generada por IA debe ser corroborada con sitios web de organizaciones de salud reconocidas. La doctora Amy Abernethy, exdirectora principal de datos de Google Health, ha advertido sobre la necesidad de “rigor y validación” en el desarrollo y uso de la IA en salud. 

Lo que no debes hacer al buscar información  médica con IA 

  • Pedirle que te diagnostique o prescriba tratamientos: la IA no tiene la capacidad de realizar un diagnóstico médico ni puede recetar medicamentos. Al no tener consciencia clínica, tampoco está facultada para interpretar exámenes de laboratorio o imágenes médicas, ni considerar tu historial clínico completo. 

La Asociación Médica Estadounidense (AMA) y otras organizaciones profesionales han advertido que el diagnóstico y el tratamiento son actos médicos que requieren la interacción humana y el juicio clínico de un profesional cualificado

  • Tomar las respuestas que te da la IA como una “verdad absoluta”: las herramientas de Inteligencia Artificial pueden   “alucinar,” es decir, generar información que suena plausible pero es completamente falsa o inventada.

Expertos en ética de la IA, como la doctora Kate Crawford, investigadora senior en Microsoft Research, han advertido sobre los “riesgos de sesgo y alucinaciones” en los sistemas de IA, enfatizando que no son oráculos de la verdad, especialmente en campos críticos como la salud. 

Compartir  información médica personal y sensible con herramientas de IA generativas abiertas: la privacidad de los datos es una preocupación. Evita introducir detalles de tu historial médico personal o síntomas específicos en chatbots de IA de uso público. La data ingresada en herramientas de IA genéricas puede ser utilizada para entrenar modelos futuros, comprometiendo tu privacidad.

  • Usarla para evitar una consulta médica real: la IA es una herramienta complementaria, no un sustituto de la consulta médica. Si tienes síntomas preocupantes o necesitas consejo médico, la única vía segura y responsable es consultar a un profesional de la salud.

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