window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Cuenta regresiva para nuevos aranceles a autos en EE.UU.

A medida que se agota el tiempo para alcanzar acuerdos bilaterales, fabricantes, aliados comerciales y consumidores enfrentan un escenario incierto

Mercedes-Benz CLA 2026

Mercedes-Benz CLA 2026. Crédito: Mercedes-Benz. Crédito: Cortesía

Mientras el reloj avanza hacia el 9 de julio, la industria automotriz mundial se encuentra en una tensa expectativa. La administración del presidente Donald Trump podría activar una nueva estructura de aranceles que afectaría directamente la importación de vehículos a Estados Unidos.

Lee también: Tesla en caída libre tras amenaza de Trump a Elon Musk

Lo que comenzó como una estrategia para proteger la industria nacional, se ha transformado en una fuente de inquietud tanto para fabricantes como para gobiernos aliados.

Puedes leer: Volkswagen ID. Buzz emprende una odisea mundial sin gasolina

El eje de esta medida gira en torno a fortalecer la producción interna y reducir la balanza comercial negativa del país. Sin embargo, el impacto no se limitaría a las relaciones diplomáticas. Las cadenas de suministro, los precios de los vehículos y la oferta de modelos en el mercado estadounidense sufrirían consecuencias inmediatas si las tarifas se activan.

Un plan arancelario en marcha

En abril, Trump anunció una reforma arancelaria enfocada en la reciprocidad comercial. El plan incluye un arancel base del 10% sobre los vehículos importados, que puede escalar hasta el 50% para ciertos países.

Aunque esta medida fue congelada por 90 días tras una fuerte reacción de los mercados, el 9 de julio marca el fin de esa tregua, y todo apunta a que las tarifas podrían entrar en vigor a partir del 1 de agosto.

Desde la Casa Blanca se ha señalado que las conversaciones con socios estratégicos continúan, pero el margen de negociación es cada vez más estrecho.

Solo Reino Unido y Vietnam han cerrado acuerdos formales que los eximirían de las sanciones. Otros países como Japón, Canadá y la Unión Europea están en una carrera contrarreloj para evitar las medidas más duras.

Referencia de la BMW iX3 2024
Referencia de la BMW iX3 2024. Crédito: BMW.
Crédito: Cortesía

Los fabricantes: entre el costo y la incertidumbre

Entre los actores más comprometidos están los fabricantes de automóviles que dependen fuertemente de las exportaciones a EE.UU. Empresas como Toyota, Honda y Nissan enfrentarían una presión sin precedentes.

El impacto en los precios sería evidente. Según proyecciones del sector, el arancel promedio sobre autos importados pasaría del 3% actual al 20%, generando aumentos directos para los consumidores.

Modelos fabricados íntegramente fuera de Estados Unidos, como varios de Audi, tendrían alzas considerables. Un sedán de gama alta que actualmente cuesta $55,000 dólares podría superar fácilmente los $66,000 dólares si se aplican las tarifas.

Producción local: una ventaja relativa

Por su parte, marcas como Mercedes-Benz y BMW podrían amortiguar parte del golpe gracias a sus plantas ubicadas en estados como Carolina del Sur y Alabama.

El golpe también alcanzaría al segmento de autos eléctricos, muchos de los cuales son ensamblados en Asia o Europa. Con un mercado emergente en EE.UU. que busca adoptar nuevas tecnologías, los nuevos aranceles podrían frenar esa transición.

Marcas como Hyundai y Kia, que han lanzado EVs competitivos, tendrían que ajustar sus estrategias ante posibles alzas de hasta $6,000 dólares por unidad.

Tensiones diplomáticas en aumento

En paralelo, el panorama diplomático se complica. Corea del Sur ha solicitado una prórroga para extender el plazo de negociación, mientras que Canadá presiona por cerrar un acuerdo antes del 21 de julio.

Entre tanto, India se acerca a un “mini acuerdo comercial” que, según fuentes del Ministerio de Comercio, permitiría reducir parcialmente las tarifas a sus bienes exportados.

La Unión Europea, como mayor socio comercial de Estados Unidos, busca un acuerdo técnico para evitar la imposición total de los aranceles. Sin embargo, las diferencias en torno a productos agrícolas, servicios digitales y propiedad intelectual complican los avances.

Hyundai IONIQ 5 2025
Hyundai IONIQ 5 2025. Crédito: Hyundai.
Crédito: Cortesía

Consecuencias para el consumidor

¿Qué implicaciones reales tendría todo esto para los consumidores estadounidenses? En resumen: menos opciones y precios más altos. Modelos importados de SUV y sedanes, especialmente aquellos con tecnología avanzada o de lujo, verían incrementos que van desde los $3,000 hasta los $12,000 dólares, dependiendo del país de origen.

Además, los fabricantes se enfrentarían a una decisión difícil: asumir los nuevos costos a costa de su rentabilidad, o trasladarlos al cliente final. En ambos casos, el resultado sería un mercado más restrictivo y con menor competitividad.

La decisión final se acerca

Con la fecha límite cada vez más cerca, la administración Trump mantiene firme su posición.

Lo cierto es que el 9 de julio se perfila como un punto de inflexión. Ya sea que se cierren nuevos acuerdos o se activen los aranceles de forma definitiva, el mercado automotor de Estados Unidos entrará en una nueva etapa. Una etapa que promete reconfigurar no solo el comercio, sino también las reglas del juego en la industria global del automóvil.

Seguir leyendo:

La campaña de Mercedes para captar usuarios de Tesla
Histórico: Bentley cambia su emblema tras más de un siglo
Lucid Motors: ¿El ocaso del rival más fuerte de Tesla?

En esta nota

aranceles Donald Trump
Contenido Patrocinado