Zona de lujo y miseria, el nuevo hogar del Don Neto
El fundador del cártel de Guadalajara vive arresto domiciliario, es acusado del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena

Una de las viviedas vecinas a Don Neto Crédito: Gardenia Mendoza | Impremedia.
MÉXICO – Poco antes del final del Periférico, la avenida que une en el norte a la capital mexicana con el Estado de México, hay un camino que se bifurca. Por ambas rutas se llega al municipio de Atizapán, pero el final de uno es violento, venden drogas, armas, asesinan; el otro, es un oasis de paz con jardines y camellones bordeadas por casas y servidumbre.
El segundo escogió el narcotraficante Ernesto Fonseca Carrillo, de 86 años, para vivir los últimos ocho años que le restan de prisión domiciliaria luego de que su hija Yoanna describiera que el sitio es “ideal” para un hombre enfermo de cáncer de colon y glaucoma entre otros males.
El sitio ideal no tiene ruido, está rodeado de plantas y árboles y la casa cuesta casi un millón de dólares (11 millones de pesos, según versiones de la prensa local). Sobre el camino turbio, “Don Neto” ya sabía bastante como fundador del cártel de Guadalajara, ideólogos de las sociedades de droga con colombianos y asesino del agente de la DEA Enrique Camarena por el que se le condenó a 40 años de prisión.
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El caso es que Fonseca llegó el fin de semana desde el penal de Puente Grande al barrio lindo ubicado en Hacienda del Valle Escondido conocido como la “Zona Esmeralda”comenzaron los problemas de la “familia Valladares” integrada por una sola viejecita que cada vez que tocan sus timbre se le alteran los nervios.
La mujer vive a unos metros del hombre perseguido vive en Valle Escondido Club de Golf en la calle Rancho Viejo 7 mientras su popular vecino se encuentra en la avenida Rancho Viejo pero en otro fraccionamiento.

Por ello las confusiones, la desazón y la inquietud de los vecinos, según informó la alcaldesa Ana María Balderas que prometió vigilancia de la autoridad, patrullas a las que se vio rondado el fin de semana pasado y nunca más de manera permanente.
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Un policía de seguridad privada, moreno, bajito y de cara redonda explica la tensión de la anciana para ejemplificar los disgustos de los residentes y la restricción a la entrada del lugar a sólo personas autorizadas, una medida que parece un exceso.
“Yo no sé por qué la agarraron en contra de Don Neto si él no es tan malo, él ayudaba a los pobres, para gente mala hay muchos más con los que están aquí adentro”, opina y señala una casa de cuatro niveles y 36 cuartos ubicada detrás de una glorieta bordeada de flores.
Un boleados de zapatos se esconde detrás de un muro de piedra, justo a lado del acceso peatonal, por donde cruzan jardineros y empleadas domésticas de caras serias: las únicas personas que caminan rumbo al otro Atizapán, la que alberga a gente como el líder de la extinta banda la Mano con Ojos, Óscar García “El Compayito”, quien confesó en 2011 haber matado a 70.
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El resto de gente entra y sale en autos de lujo: Suburbans, minicoopers, Ferraris carros y carros de carga con arena para construcción y, con la autorización debida, unaa grúa con dos Mercedez Benz abordo.

Metros adelante, en el fraccionamiento de Don Neto las idas y venidas son más discretas aunque la entrada es más ancha y hay más policías: siete en total con la guardia en alto. “No, aquí no puede pasar”, cortan en seco.