El visitante dice que fue golpeado
Caso de Carrillo se suma a la investigación de cárcel del condado
La investigación federal sobre la brutalidad en la cárcel de Los Ángeles ahora incluye alegatos de un visitante que dice fue maltratado y rociado con pimienta por agentes del Sheriff mientras visitaba a su hermano preso, se informó ayer.
La oficina del fiscal del distrito acusó a Gabriel Carrillo de golpiza, resistir a los agentes del Sheriff, intentar escapar al arresto y llevar un celular a la Cárcel Central de hombres por el incidente del 26 de febrero.
Pero los cargos fueron retirados la semana pasada.
Carrillo dijo que fue esposado durante el ataque no provocado. Los agentes del Sheriff dijeron que Carrillo fue detenido por tener un celular y los carceleros usaron la fuerza solo después de que agredió a los agentes.
La investigación del FBI sobre mala conducta en las cárceles de Los Ángeles se amplió para incluir la detención de Carrillo en la cárcel, informó Los Angeles Times.
Laura Eimiller, portavoz del FBI, se negó a hacer comentarios sobre el caso Carrillo, diciendo solo que “la investigación sobre presunta mala conducta en el sistema carcelario del Condado de Los Ángeles sigue activa y en curso”.
También está en marcha una investigación penal por parte del Departamento del Sheriff, dijo Mike Parker, capitán del Sheriff.
El caso Carrillo es una de varias denuncias de conducta indebida por parte de agentes. Este año, una investigación encubierta del FBI atrapó a un agente que presuntamente ingresó un celular para un preso que era un informante federal.
El 26 de febrero, dos agentes descubrieron que la visitante Griselda Torres ingresó un celular en la cárcel, algo que está prohibido. Torres dijo a los agentes que su novio, Carrillo, también tenía un teléfono celular, según el Times.
“¿Qué van a hacer, arrestarme?”, preguntó Carrillo al agente Pantamitr Zunggeemoge.
Carrillo fue esposado y llevado a una habitación donde los agentes fichan a los visitantes que son arrestados. Zunggeemoge registró a Carrillo y encontró un celular en el bolsillo del pantalón.
Durante la toma de huellas dactilares, Carrillo utilizó su brazo izquierdo para empujar con el codo al agente y corrió, golpeando a otro agente en el pecho.
Los agentes tiraron a Carrillo al suelo, quien se golpeó la cara al caer, y Carrillo golpeó y pateó a los agentes que lucharon para controlarlo con aerosol de pimienta.
“Usaron ese pretexto de un teléfono celular para tomar a este hombre, que quizás tenía algunos tatuajes de pandilla pero ningún antecedente penal, lo llevaron a esta habitación para descanso y lo golpearon hasta cansarse”, dijo Ronald Kaye, abogado de Carrillo, durante una audiencia judicial.
El juez dictaminó que la detención inicial de Carrillo fue ilegal, diciendo que Carrillo puede haber infringido normas del Departamento de Sheriff, pero no la ley, al tener un teléfono celular en la cárcel. El cargo del teléfono celular fue desestimado, pero el juez dijo que los demás cargos podrían ser llevados a juicio.
El caso fue abandonado abruptamente la semana pasada por los fiscales, que dijeron que esperaban más informes del Sheriff y podrían volver a presentar cargos más tarde.
El martes, la Junta de Supervisores aprobó la creación de una comisión de supervisión de siete miembros que ofrecería revisiones independientes de las denuncias de los presos y analizaría el alcance del uso inapropiado de la fuerza en las cárceles.
La comisión no tendría ninguna potestad legal para obligar al Sheriff Lee Baca a actuar, pero podría elaborar recomendaciones que las autoridades federales pueden acabar por exigir.