Peña Nieto perdió oportunidad de “seguir el juego” de Trump sobre el muro, dice libro de Wolff
Michael Wolff revela en su libro que Peña Nieto se negó a “fingir” que pagaría por el muro
WASHINGTON— El presidente de México, Enrique Peña Nieto, perdió la oportunidad en 2017 de sacar gran ventaja a “seguir el juego” del presidente Donald Trump sobre la financiación del muro fronterizo, lo que profundizó las tensiones entre ambos países, según un polémico libro que ha desatado la furia de la Casa Blanca.
El libro “Fire and Fury: Inside the Trump White House”, del periodista Michael Wolff, cuya publicación se adelantó para hoy, ha desatado la furia de Trump y la Casa Blanca, y sus aliados y seguidores de la base republicana, que consideran que está “lleno de mentiras” sobre el presunto caos de los primeros días de su presidencia.
Según Wolff, México perdió una oportunidad en enero de 2017, pocos días después de la toma de posesión de Trump, de trabajar con el yerno de éste, Jared Kushner, y “seguir el juego” y fingir que sí pagaría por el muro en la frontera común, como prometió Trump a su base durante la contienda.
La conversación telefónica entre Trump y Peña Nieto, cuya transcripción fue filtrada a algunos medios, dejó perfectamente claro que “México no entendió, o no estuvo dispuesto a entrar en el nuevo juego”, dice Wolff en el libro.
Peña Nieto se negó a “fingir” que pagaría por el muro, algo que “hubiese redundado” enormemente a su favor, sin que tuviese que pagar por él en la realidad, argumentó.
Sin embargo, expertos en las relaciones entre EEUU y México señalan que Wolff no toma en cuenta que la vasta mayoría de la opinión pública en el país vecino se ha opuesto desde el principio a la idea de pagar por un muro fronterizo.
Según explica el libro, el entonces principal asesor político de la Casa Blanca, Steven Bannon, se dio a la tarea de continuar la retórica de “mano dura” que le ayudó a Trump a ganar la presidencia, y pretendía dejar su marca, comenzando con la veda a los inmigrantes musulmanes.
En cambio Kushner asumió la misión de propagar la “doctrina” del “Trumpismo, tomando como experimento los casos de China, México, Canadá y Arabia Saudita. Kushner “ofreció a cada país la oportunidad de hacer feliz a su suegro”, dice el libro.
Una de sus tareas inmediatas fue tratar de organizar un encuentro entre Trump y Peña Nieto en la Casa Blanca, en la que sería la primera visita de un jefe de Estado con la nueva Administración.
Para ello, buscó asesoría del exsecretario de Estado, Henry Kissinger, para que le aconsejara sobre cómo proceder, tomando en cuenta que Trump se pasó la campaña presidencial ofendiendo a México, uno de los principales aliados políticos y comerciales de EEUU.
La negociación para el encuentro en la Casa Blanca comenzó durante el período de transición, y Kushner vio la oportunidad de “convertir el asunto del muro en un acuerdo bilateral sobre inmigración”. Sería una especie de “demostración de fuerza de la política del Trumpismo”.
Las negociaciones en torno a la visita alcanzaron su punto máximo el 25 de enero de 2017, cinco días después de la toma de posesión de Trump, cuando Kushner y el entonces jefe de Gabinete, Reince Priebus, se reunieron con una delegación de alto nivel de México.
Esa tarde, Kushner comunicó a Trump el mensaje de que Peña Nieto había aceptado un encuentro, y había que proseguir con los preparativos de la visita a la Casa Blanca.
Sin embargo, al día siguiente, Trump tuiteó sobre la desventaja del “Tratado de Libre Comercio de Norteamérica” (NAFTA, en inglés) : “EEUU tiene un déficit comercial de $60,000 millones con México, ha sido un trato unilateral desde el comienzo de NAFTA, con números masivos de empleos y compañías perdidos”.
“Si México no está dispuesto a pagar por el tan necesitado muro, entonces sería mejor cancelar la inminente reunión”, dijo entonces Trump.
Wolff sugiere que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, logró evadir la ojeriza de Trump porque, en su visita a Washington, “se mordió la lengua” – en señal de autocontrol- “y eso hizo el truco: Canadá se convirtió rápidamente en el nuevo mejor amigo de Trump”.
La reunión con Peña Nieto nunca tuvo lugar en la Casa Blanca: Trump invitó a otros mandatarios, incluso a varios de América Latina, y aún ahora mantiene fricciones con el gobierno de México en torno a la renegociación del NAFTA y asuntos relacionados con la seguridad fronteriza.
Hoy mismo, la Administración Trump solicitó al Congreso $18,000 millones para ampliar las barreras existentes en la frontera, pero no repite, ni en el documento ni en declaraciones públicas, la promesa electoral de que México financiaría el muro.