Estudiantes sufren por precio del gas
A pesar de las alzas, la mayoría tiene que seguir manejando su auto
Cuando Irma Gorrocino se inscribió en el colegio, el precio del galón de gasolina se encontraba en 2.50 dólares por galón en promedio y manejar las 30 millas desde su casa hasta su escuela, no parecía un grave problema.
Ahora, con los precios de las gasolinas rebasando los 4.50 dólares por galón, la estudiante de California State University, Northridge reconoce que ahora cada vez que ve la aguja de su auto, marcando vacío, se siente angustiada. Ella no está completamente sola.
Gorrocino forma parte de un grupo que aglutina a decenas de miles de estudiantes que tienen que manejar desde sus casas hasta sus escuelas, muchos de ellos recorriendo más de 60 millas al día, en una región en la que el automóvil es la única forma de transportarse de un punto a otro.
“Con el costo de las colegiaturas aumentando y ahora con el incremento de los precios de las gasolinas y lo caro de los libros, es mucho más difícil concentrarse en estudiar”, dice Gregory Washington, estudiante de Ciencia Política en California State University, Fullerton, quien tiene planeado continuar sus estudios de Derecho. Desde que se inscribió, Washington ha visto subir el precio de su colegiatura a más del doble.
Actualmente paga 6,700 dólares al año. Pero a eso ahora hay que agregarle el costo de manejar alrededor de 60 millas diarias, sólo para ir de la escuela a su casa ubicada en el Inland Empire. “De verdad, ya no se puede”, dijo.
Estudiantes como él y Gorrocino, se encuentran entre los más golpeados por el costo de las gasolinas. El sistema universitario CSU tiene viviendas para tan sólo el 10 por ciento de sus 427,000 estudiantes que asisten a los 23 campus que tienen disponibles en todo el estado.
El problema de la mayoría de los estudiantes de la zona metropolitana de Los Angeles es que no existe un sistema de transporte público que te permita viajar en tren o en metro.
En el caso de Gorrocino, tiene que tomar dos trenes subterráneos, un autobus y pasar 2 horas y media para llegar de su casa que se encuentra cerca del centro de Los Angeles hasta su escuela ubicada en la zona noroeste de la ciudad de San Fernando Valley. Cuando toma clases durante el día tiene que hacer una travesía maratónica por las carreteras de Los Angeles, pero ahora que está tomando clases de noche, no tiene muchas opciones.
“Y honestamente les dijo que no es muy seguro el transporte público, y menos a esas horas de la noche”.
Por eso, tiene que usar su Honda Accord 1997 con más de 215,000 millas. Financieramente está sobreviviendo con una combinación de préstamos estudiantiles, becas, trabajos temporales y la ayuda de sus padres.
Antes de los aumentos, con 40 dólares podía ir y venir a su escuela durante una semana, ahora necesita 80 dólares para hacer lo mismo. “Hay veces que siento que no tengo otra opción que dejar de estudiar”, dice Gorrocino.