Pasión internacional
Juan Carlos Fresnadillo, desde que realizara los cortos Linked (1996) y Psicotaxi (2002), se ha lanzado de lleno a la creación de largometrajes de corte psicológico o puramente terrorífico
Durante la última década, una nueva generación de directores españoles ha tomado el relevo de la más reciente hornada de cineastas clásicos. Tras la era de Fernando Trueba (Belle Epoque), Vicente Aranda (Amantes), Bigas Luna (Jamón Jamón) o, incluso, Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre), ahora le toca el turno a un conjunto de cineastas jóvenes que han crecido apreciando el cine de sus colegas más veteranos, pero también admirando el de autores estadounidenses como Steven Spielberg (E.T.), James Cameron (Titanic) o Robert Zemeckis (Back to the Future).
Nombres como los de Alejandro Amenábar (Mar adentro), Juan Antonio Bayona (El orfanato) o Rodrigo Cortés (Buried) mantienen en sus estilos una serie de características indiscutiblemente españolas, pero a su vez son capaces de crear un cine internacional, que no está restringido por el idioma u otros elementos nacionalistas.
Este es también el caso de Juan Carlos Fresnadillo, nacido en 1967 en la capital de las Islas Canarias, Tenerife, y que desde que realizara los cortos Linked (1996) y Psicotaxi (2002), se ha lanzado de lleno a la creación de largometrajes de corte psicológico o puramente terrorífico.
En 2011 debutó en el campo de largometraje con el thriller
Intacto, al que siguió 28 Weeks Later, secuela de 28 Days Later, y, ahora, Intruders, cinta en la que un niño en Madrid y una joven en Londres se ven acechados por visiones de un monstruo en sus pesadillas… y habitaciones.
La cinta, que se estrena hoy, cuenta en su reparto con la presencia del inglés Clive Owen (King Arthur), la holandesa Carice van Houten (Valkirie), el catalán Daniel Brühl (Inglourious Basterds), la neozelandesa Kerry Fox (Bright Star), la española Pilar López de Ayala (Alatriste) y el argentino Héctor Alterio.
¡holaLA! mantuvo una conversación con Fresnadillo, vía telefónica, donde el director canario habló de su carrera no solo hoy mismo, sino también con vistas al futuro, donde podría hacerse cargo de filmes como el remake de Highlander o la adaptación del popular video juego Bioshock.
Háblame un poco de cómo evolucionó el guión.
“Es uno de los guiones más personales en los que he trabajado. Surgió de una conversación con mis productores para hacer un filme que indagara un poco en el origen del miedo en la familia. Y a partir de ahí contactamos con los guionistas que creíamos adecuados y así empezó. Sin haberlo escrito, he estado implicado en su escritura desde las entrañas… También me pasó algo importante: no participé en la creación del guión de forma activa, porque creo que esta historia demandaba de una cierta libertad para el director, con el fin de que una vez acabada pudiera cambiarla y modificarla con los actores. Eso es importante porque cuando uno escribe uno se enamora con locura de aquello que ha escrito y tiene cierta resistencia a cambiarlo. Uno quiere perpetuarlo como sea. En esta película quería ser voluble, que tuviera algo más de humanidad. Eso me permitió estar más cerca de la historia y los personajes”.
“Intruders” es una cinta bilingüe. Eso es normal en ciertos mercados, pero en EEUU es inusual. ¿Pensaste en hacerla completamente en inglés?
Sí, pero nos dimos cuenta qué interesante era la idea que no importara lo lejos que te vayas o que cambies de idioma o cómo los fantasmas van contigo… Yo creo que lo nuevo y sorprendente de esta película radica precisamente en esta [idea]. Me alegro de haber tomado esa decisión. Sé que condiciona el lanzamiento de la película, pero también creo que la hace más honesta y sincera.
“Intruders” se está vendiendo como una cinta de terror, pero a mí me pareció más un drama psicológico.
“Efectivamente. La capa que transmite es de drama psicológico y eso se nota. Pero el mercado condiciona y vender un drama psicológico es más difícil que una película de misterio. Pero no estamos engañando al público, porque creo que el misterio articula la historia y le da sentido”.
Tus productores son conocidos por su interés a la hora de crear un cine internacional.
“Estoy encantado con ellos. Son un equipo que plantea películas españolas con una dimensión internacional pero sin desvirtuar el producto, con películas auténticas y honestas. Y les gusta promover el talento español más allá de sus fronteras, lo que me parece una misión loable, cuando se piensa lo difícil que es hacer cine en España y lo complicado que es atraer al público español para verlo. Es una reacción de supervivencia inteligente y sensata plantear cine para el mundo.
Tienes a actores de todas partes y de todos los estilos. ¿Cómo logras que cuando están todos juntos nada chirríe?
(Risas). “Es complicado porque cuando haces esta combinación tan loca pues puede surgir algo chirriante… Pero creo que la multiculturalidad era necesaria y por eso no chirría y está integrada en la película. Cuando hablamos de intrusos no nos referimos solo a los que atacan la casa, porque todos los personales lo son: la psiquiatra, el cura… Hay una dimensión humanista del concepto del intrusismo que me interesó mucho.
¿Cómo están tus proyectos en Hollywood?
Pues están en buena forma. En principio es pronto para definir cuál será mi siguiente película pero sí sospecho que será americana. Mi carrera y mi vida profesional me la imagino combinando cine comercial con películas tan personales como Intruders“.
¿Existe alguna inquietud o duda a la hora de manejar un presupuesto de gran estudio?
“Después de hacer 28 Weeks Later… ya no me da miedo nada. Fue como [servir en el ejército]. Lo pasé tan mal que me hice fuerte. Eso me dio el bagaje y la experiencia de poder abordar producciones mastodónticas y complejas como se manejan en Hollywood. Mi miedo está en otro lado: en contar buenas historias, en encontrarlas”.