Desamparados de Venice dejan la playa para instalarse en las calles
El lugar turístico luce más limpio y despejado de personas sin hogar; muchos de ellos se mudaron a lugares aledaños
Ha pasado exactamente un mes desde el 4 de julio que fue la fecha límite que dio el sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, para reubicar a los desamparados del popular corredor de la playa Venice.
Pese a que la playa no está completamente desalojada de las personas sin hogar, si se puede ver la diferencia.
Los pocos que optaron por quedarse duermen sobre la arena y otros cambiaron las casas de campaña—que son prohibidas para vivir en la playa—por sombrillas de playa las cuales cubren sus pertenencias.
El martes por la mañana se veía el esfuerzo de los grupos de limpieza removiendo el grafiti de las bancas, recogiendo basura y limpiando el corredor.
No obstante, mientras el área del boardwalk, como es comúnmente conocido el corredor, está regresando a la normalidad a pocas cuadras ha aumentado el número de casas de campaña.
Sobre la avenida Third, entre la Rose y Sunset, está instalada una comunidad de desamparados en casas de campaña. Pese a que esa comunidad ha estado en ese lugar por varios años, hay algunos desamparados que llegaron recientemente tras ser expulsados del corredor Venice.
Entre ellos estaba Albert Martínez, de 53 años de edad, quien lentamente trataba de unir dos piezas de lonas para cubrirse del calor que estaba por comenzar el martes.
Martínez dijo que él ha vivido en las calles por 21 años y ha sido diabético desde que era niño. Indicó que su padre falleció y su madre aún vive, pero no quiere pedirle ayuda.
“Yo he vivido en [las calles de] Long Beach, en Marina del Rey y ahora aquí”, dijo el indigente.
El hombre hispano dijo que ha entrado y salido del sistema carcelario por ofensas menores. La última vez que salió de la cárcel fue el 15 de julio y al salir decidió instalarse en la playa para dormir. Sin embargo, a los pocos días se vio obligado a abandonar el área y terminó en la avenida Third con los demás desamparados.
“A mi no me han ofrecido ayuda, si lo hicieran yo la tomaría”, indicó Martínez aseverando que mientras estaba en la cárcel recibió la vacuna contra el covid-19.
Vendedores piden ayuda
Sobre el corredor Venice los vendedores se sienten agradecidos por el trabajo que están haciendo las autoridades, pero piden más protecciones. Indicaron que los desamparados que han quedado, en una gran mayoría son personas que tienen graves problemas mentales.
El martes por la mañana se podían ver varios desamparados gritando, hablándose a sí mismos o peleando con personas que simplemente pasaban frente a ellos.
Desiree, una vendedora de arte, dijo que ha estado vendiendo en el corredor por aproximadamente un mes y ya ha experimentado el rigor de los desamparados.
“Me han roto mis cuadros, una vez vino un desamparado y me robó mi sándwich de la mesa”, dijo la vendedora que no proveyó su apellido. “Luego se ponen a protestar aquí al lado pidiendo que no los saquen de la playa, pero se ponen agresivos.
Agregó que ella trata de ignorarlos, pero es difícil cuando se rehúsan a ir del lugar donde ella está vendiendo.
A unos puestos de distancia estaba María, otra vendedora de cuadros y pinturas 3D. Ella dijo que es difícil remover a los desamparados con problemas mentales porque, aunque la policía se los lleve cuando delinquen a los dos o tres días ya están en libertad.
“Aquí está la policía todo el tiempo, pero cuando los ven que hacen algo ya no les dicen nada”, dijo María quien no quiso proveer su apellido.
Ella dijo que las personas que quedan en el corredor de Venice son las más peligrosas y ella espera que se haga algo pronto para ayudarlas.
“Por ahora nos tenemos que acostumbrar a seguir con ellos aquí”, expresó la vendedora.
El departamento del sheriff ya no se ve a lo largo del corredor de Venice. Ahora están trabajando en un nuevo plan de limpieza en el Valle de San Gabriel.
El martes por la mañana comenzaron a remover alrededor de 300 personas que vivían en tiendas de campaña o en sus autos alrededor del parque Lario, a lo largo del río San Gabriel en Azusa.
El objetivo es remover a los desamparados para comenzar un plan de limpieza del parque que se estima durará aproximadamente un mes.