Gratitud en los rostros pobres de Atlantic City (fotos)

No se quejan por lo que perdieron, sino que agradecen lo poco que les queda

Lonzie Tolbert recomienda hacer lo mejor posible con lo que a uno le quede.

Lonzie Tolbert recomienda hacer lo mejor posible con lo que a uno le quede. Crédito: AP / Wayne Parry

ATLANTIC CITY, N.J. – Quienes visitan Atlantic City quedan maravillados por el glamour de sus casinos y la constante diversión en el área; lo que no ven son los rostros de los miles de pobres de la ciudad, muchos de los cuales lo perdieron todo al ser abatidos con fuerza por el huracán Sandy.

Han pasado dos semanas y muchos de los pobres de Atlantic City no tienen calefacción o agua caliente, pero se levantan todos los días agradecidos y esperando algo mejor, aunque al vestirse usen prendas arruinadas por Sandy.

Lejos de quejarse por su situación, por lo que perdieron, la constante entre ellos es el agradecimiento por lo que aún les pertenece. “Es una bendición” es lo más que se escucha entre los vecinos de las áreas más pobres de la ciudad. Uno de los que lo expresa constantemente es Lonzie Tolbert, de 84 años.

Durante el paso de Sandy, el sótano de su hogar fue inundado por seis pies de agua, dañándole el sistema de calefacción. Hoy día, el hombre no ha podido resolver el asunto por lo que quema pequeños pedazos de madera y papel para tratar de mantenerse caliente. Tampoco cuenta con agua caliente, así que intenta poner un poco cerca de la fogata para que al menos se ponga tibia.

“Tú haces lo mejor que puedas con lo que tienes” dijo mientras se calentaba bajo el sol de 66 grados afuera de su residencia, localizada a tres bloques del resort y casino Revel, valorado en $2.4 billones. “Yo no me puedo quejar… Por lo menos nadie perdió la vida; mucha gente pudo haberse ahogado”, expresó Tolbert.

Según el reverendo bautista Collin Days, los pobres de Atlantic City han pasado por muchos momentos críticos. Datos del Censo confirman que 1 de cada 4 residentes en la Ciudad vive bajo el nivel de pobreza.

“Los tiempos difíciles, sin tener nada, no son nuevos. Pero tenemos en cuenta que pudo haber sido peor, que no estamos tan mal como nuestros vecinos del norte”, dijo.

“Hay mucha ayuda fluyendo y aquí se le agradece a todos y a Dios”, reiteró.

Así que mientras los 12 casinos de la Ciudad intentan seducir a los apostadores, los pobres luchan por salir hacia adelante y reciben con inmensa gratitud las ayudas que les han ido llegando.

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