Ricardo Soltero: “Mis catrinas son mis niñas, las quiero mucho’
Entre 2016 y 2017, las catrinas del artista plática crecieron en estatura, hasta superar los 20 pies de alto
Sus coloridas y espigadas catrinas han sido la sorpresa más agradablemente bella que Ricardo Soltero se ha llevado en su vida como artista plástico. Nunca imaginó que iban a hacerse famosas y viajeras.
Tan contento está de sus catrinas, que las llama “mis niñas” o “mis flacas” y admite que las quiere mucho.
Ricardo Soltero es un artista nacido en Tuxpan, un municipio del estado de Nayarit, México.
“Tengo muy bonitos recuerdos de mis abuelos porque viví con ellos los primeros tres años y medio de mi vida”, dice.
Cuando tenía seis y siete años, su familia se fue a vivir a Tijuana, pero regresaron más tarde a Nayarit por un tiempo y ahí Ricardo hizo el sexto año de primaria y el primero de secundaria.
La familia volvió de nuevo a instalarse en la frontera, pero esta vez a Mexicali donde vivió hasta los 18 años.
“Desde los 12 años estudié pintura, teatro y danza. Lo que me enganchó fue el teatro. Me gustó la producción de los escenarios. Empecé a ser asistente de producción y vestuario en una compañía de teatro de Mexicali y colaboré para tres obras muy importantes”.
El talento creativo lo tuvo Ricardo desde niño, inspirado por su abuela materna Cristina, de quien dice, era muy buena para dibujar.
“Nunca hicimos catrinas, ni se usaba hacer cosas para el Día de Muertos. A mi abuela le encantaba hacer flores de papel crepe. Los nietos y algunos tíos le ayudábamos a recortar los pétalos y a pegar”.
A los 18 años, Ricardo vino a Los Ángeles donde vivía su padre.
“Mi plan era venir a estudiar. Mi papá ya tenía dos negocios de autopartes y me pidió que le entrara porque al final las tiendas iban a ser mías, pero aunque aprendí el negocio, nunca me gustó”.
Lo que sí disfrutaba era participar en los grupos locales de teatro de Los Ángeles.
“Entré a estudiar diseño de vestuario y escenografía en Cerritos College y me mantuve activo en distintos grupos teatrales”.
Luego entró a trabajar a la parte de diseño de la celebración del Día de Muertos del Cementerio Hollywood Forever, primero como asistente y luego se quedó a cargo.
“Las primeras catrinas que hice era de entre 7 y 8 pies, color hueso”, dice.
Pero con los años, sus catrinas crecieron en estatura, se hicieron muy alta. Eso sí, su coquetería no se les quitó. Por el contrario, se pusieron como dicen en México, más catrinas. Es decir, más guapas y elegantes.
Pero cómo se le ocurrió elevar de estaturas a sus catrinas.
“Carlos Eduardo López Estrada, el hijo de la productora mexicana Carla Estrada estaba estudiando aquí y montó un musical. Me invitó a colaborar como diseñador de su altar y piezas para su obra”.
Y fue precisamente Carlos Eduardo, quien ahora es un diseñador de Disney Pixar y Nominado al Óscar, quien le dio la idea de hacer sus catrinas un poco más caricaturescas para que los niños no les tuvieran miedo.
Así fue como sus catrinas hechas de papel mache se volvieron más risueñas y crecieron hasta alcanzar los 20 pies o más.
“La más alta que he hecho mide 26 pies”, dice el creador.
Con el aumento de estatura vino el éxito de las catrinas al grado que se han ido a viajar por todo el país. Han estado en varias ciudades de California, y se han presentado en Chicago, Nueva York, Colorado, Arizona y Florida.
“Se volvieron famosas las chamacas, donde quiera me las están pidiendo; y es que tienen algo especial que le gusta a la gente”.
Ricardo dice que hay otros artistas, que ya están haciendo catrinas gigantes, pero que lo copien es algo que no le preocupa en lo absoluto.
“Soy de los artistas menos egoístas que pueda haber. Me gusta estar rodeado de gente talentosa porque pienso que algo voy a aprender”
El artista estima que ha hecho más de 200 catrinas gigantes.
“Cada una me toma un promedio de dos semanas hacerla. Si tengo equipo que me ayude, pueden quedar listas en menos tiempo”.
Pero aclara que cada catrina es diferente, lo que atribuye a la Madre Naturaleza ya que cada pieza se seca al sol y eso define las formas únicas del rostro.
“Cada una tiene una expresión diferente y toma su personalidad. Eso sí, todas están siempre sonrientes”.
Las catrinas de este año – dice el artista – van a estar muy a tono con los cambios que vemos en la actualidad en las propias mujeres que cada vez usan más fillers, botox y otras cosillas para verse mejor.
“Como llovió mucho este año y estaba húmedo, al secarse se hinchaban de una manera diferente. Por eso las catrinas del 2023 van a salir más caronas y cachetonas”.
Ricardo dice que prácticamente dedica todo el año a sus catrinas.
“Comienzo a trabajar en mis flacas desde febrero, en cuanto se va el frío; y es que cada capa de papel que les pongo, se tiene que secar al sol. Algunas llevan hasta cinco capas y deben secarse muy bien porque si no les sale moho”.
Además de sus catrinas gigantes que le generan entre un 30 y 40% de sus ingresos, el artista dice que también hace decoraciones para fiestas temáticas y decora algunos negocios.
¿Este año dónde podremos disfrutar de las catrinas de Ricardo Soltero?
“Vamos a tener entre 50 y 60 alrededor del Cementerio Hollywood Forever a partir del jueves 26 de octubre, pero también las pueden ver en el Promenade de Santa Mónica, en el Mall de West Covina y con Don Chente en la Plaza Alameda”.
Ricardo platica que hace poco le preguntó su pareja por qué nunca firmaba sus catrinas. Él le respondió que solo estampa su firma cuando van dedicadas a gente especial.
“Le dije también que no importaba que cuando me muriera mis Catrinas se harían más famosas”.
Por contradictorio que parezca, las Catrinas de Ricardo Soltero no tienen vida eterna, aún cuando el artista asegura que usa material de muy buena calidad.
“Cada año les doy una manita de gato para que se vean presentables y luzcan”.
Y a las nuevas que va creando, les añade alguna característica distinta, innovadora.
“Este año encontré una compañía de pinturas con unos colores fabulosos. Así que mis catrinas van a verse más vivas que nunca”, dice fascinado.
Su catrina de más edad, ya tiene entre 12 y 13 años de vida. “Es de 2013 y le puse Cristina como mi abuela”.
Al hacer una reflexión sobre la notoriedad que han alcanzado sus catrinas, Ricardo dice que para él mismo han sido toda una revelación ver cómo han despuntado y se han paseado por museos, galerías de arte, jardines botánicos, no se diga el Cementerio Hollywood Forever donde se lucen cada Día de Muertos.
“Este mes de octubre, más de 30 de mis catrinas estuvieron en Denver, Colorado, en el evento Catrinas en mi Ciudad. Me dicen que es el segundo evento que ha registrado más asistencia con más de 4,000 personas”.
Comparte que en Denver, a cada catrina la bautizaron con un nombre.
“Las personas que veían su nombre en alguna catrina decían, ‘¡soy yo en catrina!’. Fue muy impresionante”.
El artista dice que lo que más le trae felicidad es ver las caritas de los niños cuando ven sus catrinas, sin que los menores sepan que él es su creador.
“Les dan mucha alegría. Para mí eso es muy importante. Los niños son excelentes críticos de arte. No hay punto intermedio con ellos, y observar que simplemente las adoran, me pone muy contento”.
Contemplar el alborozo que sus catrinas provocan, es una de las mayores gratificaciones que le han dejado sus niñas al artista Ricardo Sotelo.