Cinco maneras de relajarse después del trabajo sin ingerir licor
Crear hábitos relajantes tras el trabajo mejora el bienestar mental. Cocinar, escribir, moverse o reducir pantallas ayuda a desconectar y recargar

La naturaleza brinda energía positiva. Crédito: Shutterstock
Después de una jornada laboral intensa, encontrar formas intencionales de desconexión no solo es placentero, sino esencial para mantener el equilibrio emocional. Especialistas en salud mental recomiendan establecer rutinas después del trabajo que permitan transitar del modo productivo al descanso consciente. Lejos de ser un lujo, estas prácticas se convierten en herramientas vitales para afrontar el día a día con mayor resiliencia.
Sandra Kushnir, terapeuta matrimonial y familiar, sugiere que el bienestar mental se fortalece cuando se incorporan hábitos de relajación que integren lo físico, lo mental y lo emocional. Su enfoque propone combinar actividades restauradoras, dinámicas y conscientes que puedan adaptarse a los distintos niveles de energía con los que cada persona llega al final del día.
Una de las propuestas más efectivas y subestimadas— es la de cocinar en casa. Aunque pedir comida resulta tentador después de una jornada agotadora, preparar una comida sencilla puede convertirse en un momento terapéutico. Para la trabajadora social clínica Michelle English, este acto cotidiano no solo nutre el cuerpo, sino que también permite reconectar con uno mismo. “Cocinar algo que te gusta puede ser una forma de autocuidado muy poderosa, te centra en el presente y mejora tu estado de ánimo”, asegura.
Otro gesto que puede marcar una gran diferencia es convertir la rutina de higiene en un espacio de autocuidado. En lugar de una ducha rápida, tomarse el tiempo para aplicar una mascarilla, usar un exfoliante o simplemente dejar que el agua caliente relaje los músculos, puede cambiar por completo el tono de la noche. Rachel Stanton, también trabajadora social clínica, sostiene que una ducha consciente ayuda a liberar tensiones y a prepararse para un descanso reparador.
El movimiento físico, incluso en su forma más leve, es otra de las claves para cerrar el día con bienestar. Kushnir recomienda incorporar actividades físicas que sean agradables y no necesariamente exigentes. Paseos, estiramientos o incluso bailar al ritmo de una canción favorita pueden ayudar a liberar la tensión acumulada en el cuerpo. Estudios respaldan estos beneficios, señalando que el ejercicio, en casi cualquier forma, estimula la liberación de endorfinas y reduce el estrés. Stanton destaca que no se trata de entrenamientos extenuantes, sino de moverse con intención. “Incluso diez minutos de yoga pueden marcar la diferencia”, afirma.
Para quienes tienden a sobrepensar o necesitan descargar emociones, escribir un diario puede convertirse en un espacio de liberación emocional. Esta práctica, respaldada por investigaciones en psicología, permite procesar pensamientos y emociones de manera segura. English enfatiza que no es necesario escribir largas reflexiones, “Puedes anotar tus frustraciones, lo que agradeces o simplemente lo que pasó en el día. Lo importante es tener un espacio sin juicio donde expresarte”.
Los pasatiempos manuales, como tejer, coser o hacer crochet, están viviendo un nuevo auge. Lejos de ser exclusivos de generaciones mayores, estas actividades ayudan a canalizar la creatividad, relajarse y mantener la mente ocupada de una forma constructiva. Según Kushnir, este tipo de hobbies estimulan la dopamina, la hormona del bienestar, y ofrecen una alternativa saludable al tiempo de pantalla.
Porque sí, si hay un hábito difícil de controlar tras el trabajo, es el uso excesivo del teléfono móvil y otras pantallas. Aunque no se trata de renunciar por completo a la tecnología, los expertos coinciden en que regular su uso puede mejorar el descanso y la calidad del sueño. Kushnir advierte que la luz azul de los dispositivos y la estimulación constante que generan redes sociales y aplicaciones pueden interrumpir los ritmos circadianos. Para evitarlo, se sugiere establecer momentos sin pantallas, desactivar notificaciones y crear rutinas nocturnas libres de dispositivos.
Con pequeños cambios, es posible transformar el final del día en una experiencia reparadora. Adoptar estas prácticas no solo promueve la relajación, sino que fortalece la salud mental a largo plazo.
Sigue leyendo: