La medetomidina está apareciendo en el suministro ilegal de drogas de EE.UU.
Detectan medetomidina, un sedante animal, mezclado con fentanilo en EE. UU., agravando la crisis de opioides en ciudades como Chicago y Filadelfia

Los opioides causan una gran cantidad de muertes al año debido a su uso indiscriminado por parte de adictos Crédito: Shutterstock
Estados Unidos enfrenta una nueva amenaza en su prolongada lucha contra la crisis de opioides, la presencia creciente de medetomidina, un potente sedante veterinario, en el mercado de drogas ilícitas. Esta sustancia, utilizada comúnmente para sedar animales, ha sido identificada como un nuevo componente en mezclas de opioides sintéticos, especialmente fentanilo, intensificando los desafíos de salud pública en distintas ciudades del país.
Tres informes publicados este jueves por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) advierten sobre el aumento de casos vinculados a esta sustancia en Chicago, Filadelfia y Pittsburgh. Aunque la medetomidina no está aprobada para uso humano, su presencia en el suministro ilegal de drogas ha provocado síntomas inusuales de sobredosis y reacciones inesperadas a los tratamientos convencionales.
En Chicago, las autoridades sanitarias notaron un pico repentino de sobredosis en mayo de 2023 que no respondían adecuadamente a la naloxona, el antídoto comúnmente utilizado para revertir los efectos del fentanilo. A raíz de una investigación más profunda, el Departamento de Salud de la ciudad confirmó 12 casos de sobredosis directamente asociados con la medetomidina, el número más alto reportado hasta ahora, y otros 160 casos sospechosos. Entre ellos, se investiga una posible muerte relacionada con la combinación de esta sustancia con opioides sintéticos.
Mientras tanto, en Filadelfia, los investigadores hallaron medetomidina en el 72% de las muestras de drogas callejeras analizadas a finales de 2023. Ya que supera el uso de la xilazina, otro sedante veterinario que ha sido motivo de alarma en los últimos años por su vínculo con un número creciente de casos de sobredosis. La medetomidina no solo potencia los efectos depresores del sistema nervioso central del fentanilo, sino que también complica la intervención médica, al no responder a tratamientos establecidos.
En Pittsburgh, el panorama no es diferente. Los médicos de urgencias y especialistas en adicciones han reportado una forma de abstinencia inusualmente resistente en pacientes consumidores de opioides, asociada a la presencia de medetomidina. Las terapias habituales, incluidas aquellas empleadas para tratar la abstinencia por xilazina, no resultaron eficaces. Sin embargo, la dexmedetomidina un fármaco relacionado y aprobado para uso humano en cuidados intensivos— logró estabilizar a algunos de estos pacientes, lo que abre nuevas líneas de investigación médica y farmacológica.
Estos casos reflejan una evolución del mercado ilegal de drogas, donde los traficantes buscan nuevas fórmulas para aumentar la potencia y adictividad de sus productos. Al añadir sedantes como la medetomidina, se amplifican los efectos del fentanilo, pero también se incrementan los riesgos de sobredosis fatales y de síndromes de abstinencia complejos. Además, su presencia plantea un nuevo reto para los profesionales de la salud, que deben lidiar con síntomas poco comunes y un arsenal terapéutico limitado.
Aunque aún se desconoce el origen exacto de la medetomidina en estas mezclas, su uso extendido en la veterinaria sugiere que podría estar siendo desviada de canales legales o producida clandestinamente. Ante este panorama, expertos en salud pública piden una respuesta más rápida y coordinada que incluya la vigilancia del suministro de drogas, actualizaciones en los protocolos médicos y una revisión de las regulaciones que rigen el acceso a sedantes veterinarios.
La aparición de nuevas sustancias en el panorama de las drogas ilegales subraya la necesidad de estrategias dinámicas y una inversión sostenida en investigación, prevención y tratamiento. La medetomidina, silenciosa y poderosa, se suma a la lista de sustancias que transforman la crisis de opioides en un fenómeno aún más difícil de contener.
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