Una oposición vergonzosa
La mejor solución para el desempleo es un buen trabajo. Si este no existe es bueno tener una red de ayuda que evite el deterioro del trabajador, al mismo tiempo que lo aliente a seguir buscando empleo.
Precisamente este último es el impacto del programa de Compensación de Emergencia para el desempleo cuya reactivación está siendo debatida en el Senado, donde enfrenta la oposición republicana.
Los conservadores básicamente dicen que la continuación del programa desalienta la búsqueda de trabajo, contradiciendo la base misma de este beneficio que exige al individuo estar a la caza de empleos para poder recibirlo. El estereotipo de que solo los vagos reciben desempleo no corresponde en una economía en que, según los estimados, hay tres veces más desempleados que vacantes.
Al mismo tiempo, se regresa a la dinámica perversa que dominó en el liderazgo de la Cámara de Representantes el año pasado. Esa quiere aprovechar una propuesta demócrata para empujar una agenda ideológica.
Por eso a cambio de aceptar razonablemente una moderada extensión de tres meses de este beneficio, se piensa pedir a cambio la aprobación del oleoducto Keystone XL, reducciones de impuestos, desregulación, quitar fondos a Obamacare y recortes de presupuesto en programas que perjudican a aquellos que se quiere ayudar con la extensión de beneficios.
Es vergonzoso que después de las cifras de desempleo del viernes pasado, que muestran la persistencia de una situación laboral crítica producto de la Gran Recesión, continúe la negativa a extender esta compensación.
Solo son unos cientos de dólares adicionales para el desocupado que lleva tiempo buscando ayuda para alimentar y proteger a su familia. Así también se mueve la economía de una manera más ágil que una reducción de impuestos.