Guía para elegir un planificador financiero
Éste es el mejor momento para dejarse asesorar por un profesional
Usted sabe que debe elaborar un plan financiero, pero no tiene en claro en qué momento. Puede que las señales sean evidentes, entre ellas, su salario, sus deudas y hasta incluso su voluntad de pedir ayuda a un profesional.
Si aún no ha empezado a elaborar un plan financiero, sepa que no es el único. Una encuesta reciente de Northwest Mutual revela un importante desfase entre lo que los estadounidenses saben que deben hacer respecto a sus finanzas y lo que efectivamente hacen: si bien el 58% de los encuestados considera que sus planes financieros ameritan mejoras, un tercio no ha tomado ninguna medida al respecto.
Sin importar el nivel de ingreso o la ocupación, mucha gente simplemente no piensa en las finanzas en la misma medida que en otros aspectos de su vida, entre ellos, la salud, el matrimonio, la educación, los hijos y la felicidad. Irónicamente, la salud financiera se entrelaza con la mayoría de esos componentes y etapas de la vida.
De hecho, en el ámbito de las relaciones, las peleas por dinero son una de las principales fricciones de los matrimonios y una de las principales causas de divorcio. En igual sentido, el bienestar financiero tiende a mejorar el estado de salud general. Entonces, ¿por qué no tanta gente elabora un plan financiero?
Un motivo común: no saber por dónde empezar. Si bien algunas personas manejan sus finanzas sin ayuda, un planificador financiero puede ser un buen recurso a evaluar. ¿Por qué?
Porque finalmente ganará dinero. A diferencia de cuando obtuvo su licencia de conducir a los 16 años, no hay una fecha predeterminada para contratar a un planificador financiero.
Su primer salario puede y debería dar lugar a conversaciones sobre el gasto y el ahorro, en especial, a medida que ese salario empieza a aumentar. Cuanto antes comience, más chances tendrá de tener éxito. Si ahora está ganando dinero de verdad, evalúe seriamente la posibilidad de elaborar un plan formal para acumular patrimonio.
Un gran cambio. Muchos de nosotros reconocemos la necesidad de recurrir a un planificador financiero al suscitarse un acontecimiento transcendente en la vida, por ejemplo, un matrimonio, el nacimiento de nuestro primer hijo (o del segundo o tercero), la proximidad de la jubilación o un divorcio. Esta vorágine de emociones puede dar la pauta de que es un momento más que oportuno para evaluar su situación financiera.
Por ejemplo, si va a contraer matrimonio, piense cuál es la mejor forma de amalgamar las finanzas con su futuro cónyuge, crear un fondo para estudios universitarios o empezar a invertir. Cuanto más preparado esté desde el punto de vista financiero para el camino que tiene por delante, mejores serán sus resultados.
Problemas con las deudas. Para citar un saco sin fondo, la mayor parte de la gente termina sus estudios superiores con un elevado nivel de deuda: al mes de enero, se registró un récord de $1.1 billones. Prácticamente el 20% de los estudiantes que solicitaron préstamos están en situación de incumplimiento.
No todas las deudas son iguales; algunas pueden incluso motivarlo a ahorrar y elaborar un presupuesto. Debe poner atención en las deudas y en los gastos que puede controlar y minimizarlos en la medida de lo posible. Un planificador financiero puede ayudarlo a identificar oportunidades para reducir gastos, por ejemplo, en concepto de intereses.
Necesidad de ayuda. Al igual que sucede con muchos servicios profesionales, al seleccionar un planificador financiero, las personas eligen a personas que las comprendan y sean de su confianza.
Hace poco, se realizó una encuesta en la que se les preguntó a 1,229 inversionistas cómo habían decidido trabajar con sus actuales asesores. El trabajo de campo no tuvo gran ponderación en los resultados: más de la mitad de los encuestados (61%) eligió al único asesor entrevistado; solo el 22% entrevistó a más de un asesor y el 17% restante de los inversionistas optó por “otros” métodos.
Una vez que encuentre a un posible asesor, pregúntese: ¿Confío en que esta persona me ayudará a posicionarme para el éxito? ¿Coincido con su filosofía? ¿Me veo trabajando con este profesional durante los próximos años?
Evalúe también la designación del profesional. Muchos asesores excelentes no tienen una, pero una credencial reconocida puede aportarle otro nivel de seguridad. Las designaciones típicas incluyen:
Planificador financiero matriculado (CFP). Los asesores que tienen esta designación deben tomar cursos de planificación financiera de nivel universitario, acumular al menos tres años de experiencia en la materia y aprobar un examen de 10 horas. El Consejo de Planificadores Financieros Matriculados, entidad que posee y otorga la designación, informa que, el año pasado, solo dos de cada tres de unos 5,300 asesores aprobaron el examen de CFP.
Un planificador financiero matriculado tomó cursos de capación intensivos sobre planificación financiera y sucesoria, gestión de inversiones, seguros, impuestos y planes para la jubilación.
Analista financiero matriculado (CFA). Estos profesionales estudian análisis de títulos valores, acciones, bonos, gestión de inversiones y finanzas corporativas. Deben aprobar tres niveles de exámenes para obtener la designación, que tienen muchos gestores de fondos mutuos, fondos de pensión y fondos dotales. Los analistas financieros matriculados dedican, en promedio, cuatro años a completar el programa.
También evalué los honorarios. Generalmente, los planificadores ganan dinero de muy diversas formas: comisiones, honorarios variables, honorarios fijos, o una combinación de estas tres alternativas. Pregunte qué criterio de remuneración aplica el planificador para saber exactamente cuánto deberá pagar.
Algunos sitios web le permiten buscar profesionales según sus credenciales y honorarios. AdviceIQ también ofrece una base de datos de asesores que no registran infracciones regulatorias.
Hasta aquí podrá llegar con sus investigaciones previas. Reúnase con su posible planificador y conózcalo verdaderamente. Es probable que se dé cuenta de que elaborar un plan financiero y acumular patrimonio puede ser reconfortante en varios sentidos.
– Taylor Schulte/AdviceIQ