Tres opciones de ahorro para la jubilación
Destine ahorros suficientes para maximizar la contribución de equiparación de su empleador, si es que lo tiene
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Un ahorro inteligente puede hacer mucha diferencia en su jubilación. Crédito: Shutterstock
Todos nos hemos encontrado alguna vez en la situación de preguntarnos qué hacer ante semejante oferta de cuentas de ahorro para la jubilación. La pluralidad de opciones puede resultar abrumadora hasta que uno se da cuenta de que, en realidad, todo se reduce a tres cuestiones. Ahora que ya lo sabe, empezar a tomar decisiones le resultará mucho más sencillo.
No importa si tiene una cuenta de jubilación individual Roth, una cuenta IRA tradicional, un plan 401(k) patrocinado por su empleador o un plan de remuneración diferida. Usted deberá tomar las siguientes tres decisiones:
- 1. Cuánto aportar
- 2. Cómo asignar fondos a las distintas clases de activos
- 3. Qué fondos elegir
Una de estas tres decisiones incide mucho más que las otras en el éxito general de sus planes. La cantidad que aporte a sus cuentas tiene mucho más peso en el resultado de un plan que la posible asignación de activos o la elección del fondo que eventualmente realice, incluso en las mejores circunstancias. Esto no significa que usted no deba prestar especial atención a las otras dos cuestiones, pero la experiencia indica que puede tomar alguna que otra decisión errada respecto a ellas sin que se hunda el barco.
Al optar por maximizar el ahorro, sentamos las bases para la asignación de activos. Todos los años, el Servicio de Rentas Internas indica cuánto se puede aportar a las distintas cuentas. Por ejemplo, en 2015, la contribución máxima al plan 401(k) es de $18,000, con la posibilidad de efectuar una contribución adicional de $6,000 para personas de más de 50 años.
Como regla general, usted debe destinar, como mínimo, ahorros para la jubilación suficientes para maximizar la contribución de equiparación de su empleador, suponiendo que esté disponible. Por otra parte, cuanto más ahorre, más podrá beneficiarse de la capitalización.
Las decisiones que tome respecto a la asignación de activos –es decir, qué porcentaje invertir en acciones y bonos, así como en sub-clases de activos, entre ellas, acciones de capitalización alta, media o baja, obligaciones negociables o títulos públicos– dependen de sus propios plazos, tolerancia al riesgo y necesidades de rentabilidad.
En ocasiones, cada clase de activo le ofrece más que la elección de un fondo. El primer aspecto a comparar es el índice de gastos, es decir, los costos operativos del fondo como porcentaje de sus activos. Éste es el factor más simple que puede controlar. Un fondo de bajo costo puede hacer una diferencia mayor que una asignación de activos agresiva en los últimos años del plan.
Sin embargo, apuesto a que hay un aspecto de todo este proceso que le pasó inadvertido y consiste en elaborar un plan general. Esto implica fijar metas, elaborar un plan que indique cómo alcanzarlas y luego llevar ese plan a la práctica, respetarlo por difícil que sea y hacer seguimiento continuo del progreso.
Estoy seguro de que está pensando: “¡Vaya! El planificador nos está recomendando que tengamos un plan”. Es cierto. Pero le recomiendo que elabore un plan financiero sólido, incluso aunque no contrate a un asesor. Sienta las bases para que tome decisiones acertadas respecto a sus ahorros para la jubilación.