La bebita que brinda luz en un albergue de deportadas

Solos dos refugios en Tijuana reciben a las mujeres deportadas

Adelia Contini, Directora del Instituto Madre Assunta, cuida de un bebé recién nacido de "Maria", una mujer que embarazada pretend’a cruzar la frontera pero su hija naci—ó en Tijuana./AURELIA VENTURA

Adelia Contini, Directora del Instituto Madre Assunta, cuida de un bebé recién nacido de "Maria", una mujer que embarazada pretend’a cruzar la frontera pero su hija naci—ó en Tijuana./AURELIA VENTURA Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Tijuana, México.- Separadas de sus hijos, el instinto maternal de un puñado de mujeres deportadas despierta con el llanto de un bebé. Ellas esperan abrazar pronto a los suyos, al otro lado de la frontera.

Ashli, la bebé que llora para que le den de comer, prácticamente nació en el albergue Instituto Madre Assunta, que hasta hace unos meses era el único que atendía a mujeres y niños en esta ciudad.

Es tanta la atención que recibe la pequeña que “está embracilada” (quiere que la carguen todo el tiempo). El plan de su madre, Imelda Aguirre, originaria del estado de Hidalgo, era que Ashli naciera en Estados Unidos, pero algo salió mal y el parto ocurrió en un hospital público de Tijuana.

"Maria" cuida de su bebé recién nacida en La Casa Madre Assunta en Tijuana, un albergue que ofrece apoyo a mujeres deportadas. /AURELIA VENTURA
“Maria” cuida de su bebé recién nacida en La Casa Madre Assunta en Tijuana, un albergue que ofrece apoyo a mujeres deportadas. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Ambas han estado más de un mes en este refugio y han dejado de ver hacia el norte. “Ya me voy para mi casa”, dice Aguirre, de 21 años, refiriéndose a Ixmiquilpan, el pueblo donde nació. Ella salió de la casa de sus padres con siete meses de embarazo, intentando reunirse con su esposo que está en Florida.

“Quería que naciera en el ‘norte’ para que tuviera sus ‘papeles’, pero no se pudo y aquí me quedé”, dice.

Un albergue distinto

El albergue donde crece Ashli es distinto a los demás en Tijuana. Parece, de hecho, una casa más en la Colonia Libertad: con sala, cocina, un baño amplio, una recámara con siete literas, un segundo nivel que sirve de capilla y su patio se convierte por las tardes en un comedor para varones deportados.

Rodolfo González Ruiz (izq.), de 48 años, quien fue deportado del Este de Los Ángeles, es uno de los cientos de deportados que cada semana reciben una comida caliente en el refugio Madre Assunta./ AURELIA VENTURA
Rodolfo González Ruiz (izq.), de 48 años, quien fue deportado del Este de Los Ángeles, es uno de los cientos de deportados que cada semana reciben una comida caliente en el refugio Madre Assunta.

Cada día, aquí se unen las historias de unas 30 mujeres expulsadas de Estados Unidos por infracciones de tránsito, redadas migratorias, operativos de la Patrulla Fronteriza y porque no les dieron asilo politico.

“Unas se quedan por dos semanas, otras llegan en la noche y nomás esperan el boleto [de autobús] hasta el otro día y se van; hay otras que necesitan más tiempo y se quedan hasta por dos meses”, explicó la hermana Adelia Contini, administradora del instituto, que opera desde hace 22 años.

La Casa Madre Assunta en Tijuana ofrece apoyo a mujeres deportadas. /AURELIA VENTURA
La Casa Madre Assunta en Tijuana ofrece apoyo a mujeres deportadas.

Un estudio del Colegio de la Frontera (COLEF) concluyó que la mayoría de las deportadas que llegan al albergue Madre Assunta provienen del área de Los Ángeles y que casi todas buscan regresar porque dejaron hijos y han perdido contacto con sus familiares en México.

Refugios para mujeres

El que sólo haya dos refugios para mujeres entre los muchos establecidos en Tijuana refleja que éstas no son una prioridad de deportación para el gobierno de Estados Unidos. Según cifras del COLEF, ellas representan apenas el 6.5% de los 275,000 mexicanos que son repatriados cada año.

A finales de mayo abrió el segundo albergue para deportadas en esta metrópoli. Se llama “Casa Puerta de Esperanza” y lo administra la organización cristiana Ejército de Salvación. Su objetivo es evitar que estas mujeres y sus hijos caigan en las redes del tráfico de personas.

“Aquí me han tratado bien, he estado tranquila”, comenta una de las inquilinas del refugio Madre Assunta, que pide ocultar su nombre. “Cuando extraño a mis hijos me pongo a rezar”, dice.

La Casa Madre Assunta en Tijuana ofrece apoyo a mujeres deportadas. /AURELIA VENTURA
La Casa Madre Assunta en Tijuana ofrece apoyo a mujeres deportadas.

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