‘A muchos nos cuesta mucho dar el paso para hacernos ciudadanos’
Bailarina, actriz y experta de tango comparte las emociones que sintió al adoptar una segunda nacionalidad
Muchos inmigrantes llegan a este país con el pensamiento que estarán aquí “solo por unos años” o “hasta poder ahorrar un dinerito”. Sin embargo, los años pasan, las raíces crecen y cuando se dan cuenta, pasaron más de 10 años, no sólo para ellos, sino también para sus hijos que crecen y se educan en EEUU.
Para muchos adoptar una segunda ciudadanía, es un paso emocional, difícil de tomar. Eso es lo que le ocurrió a Mónica Orozco, una renombrada bailarina de tango, actriz, conferencista y experta en tango, a quien no le fue fácil decidirse a adoptar la ciudadanía norteamericana.
Después de 20 años de vivir en EEUU, finalmente Orozco decidió naturalizarse y asegura que no se arrepiente.
“Hay quienes me decían, ‘es sólo un papel’, pero es mucho más que eso. En otros países la naturalización es sólo una cuestión de documentos y papelerío, pero en EEUU tenemos que estudiar, dar examen y asistir a una ceremonia”, expresó Orozco.
Embajadora de mi cultura
“La primera vez que vine a EEUU fue por trabajo, con una compañía de danza de tango”, recordó Mónica. Como tantos otros inmigrantes, la artista jamás se imaginó que terminaría viviendo en el país del norte.
“Es más, cuando quedé embarazada de mi hija, me volví a Argentina, porque quería que ella naciese allá”, contó.
Como artista y bailarina de tango que ha dado conferencias alrededor del mundo, Mónica siempre se sintió como una embajadora de su cultura.
La artista obtuvo la residencia por habilidades extraordinarias, una de las opciones migratorias para extranjeros que trabajan en EEUU.
Los requisitos para obtener este tipo de green card incluyen tener una habilidad especial en el área de educación, arte, ciencia o deportes, y trabajar en EEUU en dicha área, entre otros.
“Siempre me sentí orgullosa de haber obtenido mi green card de ese modo y nunca se me había ocurrido hacerme ciudadana”, recordó la artista.
Fueron varias las razones que llevaron a Orozco a cambiar de opinión y decidirse a naturalizarse. Una de las principales fue su hija.
“Mi hija nació en Argentina y si bien conoce y quiere a su cultura y a su familia, la realidad es que toda su vida vivió en los EEUU”, explicó Orozco. Como tantos hijos de inmigrantes, que crecen y viven enteramente en este país, la joven sentía una gran contradicción. “No sé quién soy”, solía decirle cuando hablaban sobre el tema.
Sin contradicciones
Orozco comparó su indecisión de hacerse ciudadana, con la de una persona que vive 20 años con alguien, pero no se quiere casar. “¿Qué estoy esperando? ¿Por qué no me caso? ¿Y si no me caso, por qué sigo viviendo con esa persona?”.
Orozco sintió que al no adoptar la ciudadanía del país en el que estuvo por tantos años vivía una contradicción.
“Nunca es saludable estar viviendo una contradicción. Las contradicciones sólo te llevan al caos, nunca al éxito. A muchos inmigrantes nos cuesta mucho dar ese paso, Pero es importante estar bien y amar el lugar dónde estás”.
No estás renunciando a tu país
La mayoría de los países latinoamericanos aceptan la doble ciudadanía.
- En El Salvador, por ejemplo, los ciudadanos no sólo tienen derecho a adoptar doble ciudadanía, sino que pueden incluso optar por más de dos.
- Bolivia, Argentina y Costa Rica no permiten a sus ciudadanos renunciar a la ciudadanía de su país natal.
- México, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Ecuador, República Dominicana y Uruguay permiten que el individuo renuncie a su ciudadanía, siempre y cuando esta haya sido adquirida de manera involuntaria, y que los padres no sean ciudadanos.
- La doble ciudadanía está prohibida en Cuba, Haiti y Suriname.