El ciudadano de a pie

Leo sobre un estudio en torno a la productividad y costo de los diputados mexicanos, son carísimos y poco productivos; saben que su imagen está por los suelos, pero les importa un comino porque con solo tres años en el puesto estos personajes enderezan su economía y en algunos casos, tienen la oportunidad de brincar entre poderes (del federal al estatal y de regreso) para garantizar sus ingresos; el servicio social no cuenta, el compromiso con los que supuestamente los eligieron (a los pluris los designó la burocracia de su partido), hace mucho que pasó a mejor vida. La respuesta de los diputados frente al estudio fue filtrar una denuncia sobre el mismo problema con los diputados italianos, mal de muchos consuelo de …. tontos.

Siempre es bueno contar con evidencias sobre la forma como los políticos se aprovechan del puesto y uno de los abusos es precisamente el enorme nivel de ingreso que han alcanzado. Se ha denunciado hasta el cansancio que un magistrado de la Suprema Corte de justicia mexicano gana mucho más que sus pares (400,000 pesos mensuales, que aun con peso devaluado es superior a 35,000 dólares mensuales= 420,000 doláres), mientras que el presidente de la Suprema Corte de Estados Unidos gana $223,500 anuales. Los mexicanos tienen aguinaldo, primas vacacionales, coches, choferes, cocineras y hasta niñeras, ¿será que hay que cambiarles los pañales? El presidente de México gana mucho más que el de Estados Unidos (400,000 anuales) y el de cualquier alcalde fronterizo supera el de sus pares fronterizos. Es pertinente comparar con Estados Unidos cuya economía es por lo menos diez veces mayor a la de México (14.7 trillones de dólares contra 1.14 de México -trillones en inglés corresponden a billones en español.)

El ciudadano de a pie ve la mención a las enormes cantidades de dinero que le paga a sus dirigentes sin que llegue el ansiado momento en que esos funcionarios tan bien pagados le traigan beneficios. Sucede más bien todo lo contrario, porque hoy las historias de corrupción son más frecuentes y más graves. Se nos dice que hay que pagar salarios altos en el sector público para competir con el sector privado, pero resulta que ni trajimos al servicio público a los mejores, ni con esos salarios evitamos que se corrompan. Tal vez valdría la pena que los funcionarios que creen podrán ganar mejor en el sector privado se vayan para allá, a ver quién contrata a esos diputados, a esos abogados que hoy se sirven con la cuchara grande en la Suprema Corte, y a esos policías que justifican su corrupción por tener salarios bajos.

Un colega me decía que esto es el resultado del capitalismo salvaje que hace de las suyas en el mundo. Hoy las empresas disparan la desigualdad. El director de Lockheed gana más de 20 millones de dólares al año para lo que empuja a la economía de guerra, y contrata cabilderos que sugieren se recorte el gasto social. Un conflicto laboral muy interesante es en Kaiser permanente (institución de salud estadounidense) cuyas ganancias son superiores a los mil millones de dólares anuales pero quiere recortarles los beneficios “de salud” a sus empleados, mientras el “chairman” gana varios millones de dólares anuales.

Y a esto ¿donde están los diputados estadounidenses? Preocupados por cumplirle a los que financian sus campañas y que son los hombres del gran capital, los presidentes de las grandes empresas cuyos sueldos rebasan los millones de dólares y que se rehúsan a pagar mayores impuestos.

Y así encontramos que mientras los políticos crean sus nichos confortables, los ciudadanos de a pie que los llevaron a las alturas, ven deteriorarse cada día sus condiciones de vida.

En Estados Unidos el capitalismo salvaje está hundiendo en la miseria a un número creciente de personas (rebasan el 16% de la población), y como van las cosas este número parece que irá en ascenso, porque los defensores del gran capital insisten en que el costo de la crisis lo paguen los de abajo. En México los pobres rebasan el 60% de la población.

Frente al tema del desempleo, la mejor respuesta que he escuchado es la del comediante Jon Stewart: Los que más han ganado dinero en esta década es el 1.2% más alto de la sociedad, luego entonces si ellos tienen el dinero, ¿por qué no crean los empleos?

Y es que en esta coyuntura hay un núcleo de personas que amasan fortunas sorprendentes, mientras el ciudadano de a pie ve aumentar el desempleo, la desigualdad y la pobreza y los políticos abogan por no cambiar el status quo.

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