El debate político

Estoy realmente preocupado. De todos los aspirantes que pretenden llegar a ser el candidato republicano en la elección para presidente de este país el año entrante, me parece que casi nadie tiene madera de líder, ni carisma, ni capacidad de negociación, ni conocimientos en el campo internacional, que se necesitan para ser presidente de los Estados Unidos en un mundo violento, en crisis económica.

A sus carencias, agréguele actitudes incongruentes.

Solo como ejemplo: Al gobernador Perry, de Texas, uno de los “pre’s” se le critica que permita que los hijos de indocumentados estudien en el Estado pagando colegiaturas de residentes legales.

Echemos la maquina atrás: Cuando Bush (W) era gobernador (republicano) de Texas, el gobernador Wilson de California, (republicano) que tenía la misma fobia actual en contra de niños, hijos de indocumentados, le pidió que no los admitiera en las escuelas. Bush contestó (en 1997): “Niño que viva en Texas tiene que ir a la escuela”; postura que aplaudí en estas páginas.

Ya como presidente “W” estableció el programa de “No dejar a ningún niño atrás”; que también aplaudí.

¿Cómo es que algunos de los pre-candidatos critiquen a Perry que continúe con la política republicana de educar a todos los niños?

El sistema de confrontación publica repetitiva a la que se sujetan los pre-candidatos republicanos es negativa para sus aspiraciones. Cada uno de ellos solo se dedica a destruir la imagen de los otros; además exhiben su desconocimiento con proposiciones disparatadas como la de construir un muro electrificado en la frontera; un muro, largo, largo, largo, solo superado por la gran muralla china; un muro de 1,960 millas (que un moderno jet tardaría tres horas en sobre volar).

¡En su vida han recorrido la frontera ni tienen idea de lo que están hablando!

Ninguno de ellos ha dicho algo que pudiera indicar que tienen planes definidos para solucionar los problemas de todos esos que con sus votos pueden decidir las elecciones. No explican que pretenden hacer para solucionar la crisis de las hipotecas en la que cientos de miles están perdiendo sus hogares, tampoco tienen un plan para abatir los gastos médicos; nadie habla del alto costo de la educación; ni como reducir el desempleo, pretenden ignorar el creciente desequilibrio entre los que se enriquecen mas cada día y los que empobrecen… que son muchos.

¿Será que están más preocupados por los que aportan millones a sus campañas que por los que “solo” votamos? ¿Será que el único futuro que les interesa es el suyo personal?

No creo que sus actuaciones creen entusiasmo en la olvidada clase media, que, como he venido diciendo, es la espina dorsal de este país.

¿De que hablan entonces?

De sus dineros para las campañas y de cómo destruir a Obama, como si este fuera un enemigo y no el presidente del país. Se entiende que Obama es el contendiente a vencer en las elecciones venideras, pero no un enemigo a destruir.

Además, creo que ha llegado el momento de hacer un alto en la dañina actitud de dividir este país en dos grandes campos antagónicos; continuar haciéndolo es destrozar la estructura social que hizo grande a esta nación.Diferir en opiniones es sano; querer imponer la de uno aplastando las ajenas, es pésimo, porque va en contra de las libertades básicas de nuestra democracia: La de ser diferente, de pensar diferente, de creer en cosas diferentes, de hablar con libertad sin ser perseguido por ello… Y ser tolerantes para que todo eso pueda subsistir.Conciliar intereses debería ser la meta de todo político y…. no lo es; no en la actualidad.En el circo político que sufrimos no se trata de conciliar…. ¡Se trata de destruir!

El presidente Obama ha intentado ser conciliador, pero no lo ha logrado… Y es que solo se puede conciliar si hay voluntad política en ambos lados…

¡Y no la hay!

El que Obama, con la capacidad e inteligencia que tiene, no haya combatido enérgicamente esa constante oposición destructora a todo lo suyo lo hace aparecer débil tanto ante muchos demócratas como ante los independientes que estamos hartos de las actitudes negativas perennes del Congreso que, al parecer, no tiene interés en solucionar nuestros problemas, sino solo en hacer quedar mal al presidente para ganar las elecciones del año entrante, sin siquiera intentar disimularlo.

Los intereses de los políticos son otros; solo ellos y sus egos. Con esa actitud han creado una trágica inacción del Congreso.

He recibido algunos mensajes un tanto -¿cómo diré?- agresivos, por mis comentarios sobre la radicalización republicana forzada por el “partido del té”. Me hacen ver que lo único que persiguen en acabar con el “liberalismo que esta destruyendo nuestra sociedad”.

Yo sigo creyendo que el partido del “té” es un problema para los republicanos, como pueden llegar a serlo los “manifestantes de Wall Street” para los demócratas.

Ambos grupos muestran una desesperada inconformidad con una situación a la que no ven salida; quieren cambios; cambios diferentes, por caminos diferentes, sin saber con exactitud cuales son.

Si existiera un partido de los inconformes barrería en las próximas elecciones. Creo que muchos estamos cansados del circo político actual y de la arrogancia de muchos de los electos.

Esa inconformidad existe especialmente entre los independientes que somos mas o menos el 33% de los habitantes cuyos votos pueden ser definitivos el año entrante.

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