El plan de Obama

El plan del presidente Barack Obama de aumentar los impuestos a quienes reciben ingresos superiores a un millón de dólares anuales, como parte de la estrategia para reducir el déficit presupuestario y la deuda pública del país, tiene dos lecturas

Una de ellas, la de los republicanos más cargados a la derecha del espectro político-ideológico, es que se trata de una medida populista que Obama lanza pese a que sabe que será rechazada por la Cámara de Representantes, sólo con el propósito de ganar votos y simpatizantes con vistas a su reelección como inquilino de la Casa Blanca.

La otra lectura es económica y aritmética: sólo con recortes de gastos no se puede reducir el déficit presupuestario y la deuda pública estadounidense, que ascendente a $14.7 billones el 9 de septiembre pasado ya equivale al 98% del Producto Interno Bruto ($15.0 billones en junio pasado) de la nación, con mucho el mayor del mundo

La segunda lectura no excluye el valor electoral que tiene la propuesta para Obama, pero es más racional que política. Y por eso creo es la que debiera prevalecer en un tema que resulta “de vida o muerte” para el futuro económico de la sociedad estadounidense.

¿Y por qué más impuestos sólo para los más ricos? ¿es pura envidia, como dicen algunos? Nada de eso. Es que sólo eliminando el factor Irak-Afganistán y recortando gastos (que afectará en unos $580,000 millones los grandes programas sociales de Medicare, Medicaid y Seguridad Social) se reduce el déficit en $2.5 billones en 10 años y se necesita rebajarlo en cuatro billones. Por tanto, hay que aumentar la carga fiscal para obtener otros $1.5 billones en ingresos federales adicionales que permitan equilibrar el presupuesto. Y son los millonarios, y no la clase media, quienes pueden soportar esa alza impositiva. Además, el impuesto sobre la ganancia en EE.UU, de un 15%, es relativamente bajo. En Alemania es del 25% y del 32.3% en Francia.

Aumentar impuestos a la clase media y a los trabajadores de salarios modestos no es justo, ni es posible. Caeríamos en una nueva recesión.

Es cierto que los empresarios millonarios generan empleos. Pero en EE.UU entre el 60% y el 80% de los nuevos empleos los crean los pequeños negocios, según la Administración de Pequeños Negocios (SBA). Esos pequeños empresarios generalmente no ganan más de un millón al año.

Un último detalle que es clave. Si el déficit no es reducido con urgencia, el dólar va a seguir devaluándose, el petróleo crudo y la gasolina continuarán subiendo de precio y caerá el atractivo de EE.UU para atraer capitales del mundo entero con los cuales cubrir al menos parte del saldo rojo en el presupuesto y en la balanza comercial.

En fin, el Congreso debe dejar la hojarasca electorera e ideológica a un lado y acordar una reducción sustentable y justa del hoyo fiscal, o todos la vamos a pasar muy mal.

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