En cada altar una historia

Como cada año desde 1999, el sábado el bulevar Santa Mónica vio pasar a cientos de personas con caras pintadas y trajes alegóricos que iban al Cementerio Hollywood Forever para celebrar el Día de los Muertos.

Artistas, familias y personas de distintas etnias y culturas llegaron al histórico cementerio para decorar sus tumbas con altares coloridos y cargados de alegorías.

La celebración comenzó a las 12:00 bajo un sol pleno y 80 grados, y se prolongó hasta la noche, con eventos musicales, ceremonias, rituales y danzas aztecas.

Los hermanos Marco y Enrique Flores y los hijos de este, Kenya y Cuahutemoc fueron parte de la primera procesión de la tarde. Los cuatro vestían trajes aztecas con plumas colores de vibrantes colores. Marco explicó que el negro representaba el lado norte , el lado de los que ya murieron y nos están esperando, el blanco es el sol y el naranja, la flor que los representa.

Cada altar representaba un tema diferente y único, muchos encerraban historias humanas y conmovedoras. En ellos, se podían ver ofrendas de caléndulas naranjas y amarillas, las comidas y bebidas favoritas de los muertos, y fotos y objetos de significado especial.

El altar en homenaje a Vicente Rodríguez, por ejemplo, tenía su foto, un sueter con las iniciales UCSC y su diploma de graduación. Vicente falleció de leucemia, un año antes de poder graduarse, pero la universidad de Santa Cruz, le dio su diploma de todos modos. Su familia armó el altar en su honor.

La artista Joanna Aguilar, creadora de otro de los altares, había armado una combinación de altar y arte escénico o “performing art”. La artista se encontraba parada en medio del altar, rodeada de esculturas de los seres vivientes que menciona la biblia, en un vestido blanco que representaba la mujer y la vida.

Para otros, como Jesús Dena, de Zacatecas, este año, la decoración del altar fue una experiencia personal y emotiva.

“Veníamos todos los años a celebrar con la familia, pero nunca creímos que tendríamos que hacer un altar para uno de nosotros”, dijo con tristeza. Su esposa Elisa, falleció hace tres meses y el altar era en su honor.

Otro altar conmovedor fue el de un niño de cinco años que murió ahogado en un lago, Su familia decidió armarlo en el lago del cementerio, rodeado de velas. A un costado del retrato del niño, habían colocado una bolsa de ‘ Cheetos’, la merienda que le gustaba.

“Treinta años coqueteando con la muerte” fue el tema del altar de la organización Bienestar de concientización y ayuda para los portadores del virus VIH. Jesús Lejia, de la organización explicó que fue hace 30 años que llegó el virus y el altar era en honor a aquellos que murieron por él. El altar desplegaba sus fotos y era una fusión del arte de Michoacán y de Oaxaca.

Cada estado de México tiene elementos específicos, explicó Aldo Cruz, Director de arte de la organización. El arco de flores representaba la entrada al inframundo y estaba protegido por la Virgen de Guadalupe. Rodeando las fotos de las víctimas del VIH, había ofrendas de atole, tamales, incienso y copal. Si bien las flores tradicionales de la celebración son de color naranja, el grupo decidió incluir flores rojas, el color de la cinta de concientización.

El evento también contó con una exhibición de arte, puestos de comida, bebidas, pintada de cara y venta de artesanías mexicanas.

“Es la nueva navidad mexicana”, explicó Lalo Alcaraz, el famoso ilustrador político, que hace tres años es parte del evento. En su puesto se veían desplegadas láminas con sus ilustraciones. “Es la navidad que necesitamos los artistas que estamos vivos. Todo ayuda”, agregó mostrando su altar “mi humilde tributo a Steve Jobs”.

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