Pasión por hacerlo bien

La familia Ruiz comenzó en pequeño y actualmente opera varios restaurantes

PROVIDENCE, Rhode Island .- “Lo que uno haga, tiene que hacerlo con pasión, con entrega y no esperar recibir todo a cambio”.

Y los Ruiz lo hicieron con pasión desde el comienzo.

Por eso José Ruiz, dueño del primer restaurante mexicano en Rhode Island, entiende que han conseguido el éxito. “Sí se puede, si uno quiere hacerlo”, dijo sentado en una mesa del Viva México, el nuevo restaurante que acaba de inaugurar junto a su familia.

José, de 50, y Elia, de 49, se conocieron siendo adolescentes en Piaxtla, Puebla. Se reencontraron en Nueva York y se casaron. En 1989, decidieron mudarse a Providence, Rhode Island, para que sus hijos José y Andrés se criaran en un ambiente más sano.

Él comenzó en una distribuidora de productos mexicanos y ella en una fábrica de joyas, pero al tiempo decidieron lanzarse a la aventura, compraron un camión y se pusieron a vender comida mexicana.

El trabajo duro trajo frutos y a fines de los 90 abrieron un pequeño restaurante con cuatro mesas. Aunque casi tuvieron que cerrar, el negocio remontó. En el 1994 compraron una casa y en el primer piso abrieron el Restaurante México Garibaldi, con capacidad para 45 personas, que sigue abierto y con clientela.

Este año, y con sus dos hijos ya graduados de la universidad, la familia decidió tomar un nuevo riesgo abriendo un amplio y vistoso restaurante en el centro de Providence.

Con ambos negocios, los Ruiz le dan empleo a 27 personas, además de aportar con impuestos al estado y la ciudad.

Además, José ha sido un importante líder comunitario, entrenador de una liga de futbol para niños en Central Falls y vicepresidente de la Asociación Mexicana.

“Siempre nos están preguntando consejos otros hispanos que están abriendo negocios. Les digo que no es fácil, pero que sí se puede”, dijo José.

Con dos restaurantes en marcha, los Ruiz aspiran a más. El sueño de José, hijo, de 25 años y graduado en negocios, es abrir varios restaurantes más.

“En Boston, en Nueva York… Sí se puede. Si todos lo hacemos juntos como familia, podemos hacer todo mejor”, dijo.

Para Andrés, de 23, graduado en comunicaciones y futbolista profesional, lo más importante ha sido el ejemplo de trabajo, esfuerzo y amor que sus padres les han dado.

“Mi sueño es que mis papás estén contentos, y que mi hermano y yo tengamos familias como las que ellos tuvieron”, confió.

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