Pemex se abre camino

México y España miden fuerzas por la expansión de la empresa petrolera

MÉXICO, D.F.— La asociación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la empresa española Repsol-YPF para votar conjuntamente en la petrolera ibérica, de la cual México es socio desde hace 30 años, ventiló temores en el país europeo sobre la expansión de compañías mexicanas.

Empresarios, políticos, funcionarios y medios de comunicación españoles pusieron el grito en el cielo cuando Pemex y la constructura Sacyr-Vallehermoso -principal accionista- anunciaron un acuerdo para votar en conjunto en Repsol.

En México, miles de firmas españolas hacen lo mismo en áreas estratégicas como las comunicaciones y el turismo con esquemas similares.

“Lo que al gobierno le preocupa son las reservas de Repsol, porque en parte son reservas españolas y por eso nos preocupa la hispanidad”, dijo Miguel Sebastián, ministro hispano de la Industria, aunque después matizó: “Pero es una operación estrictamente empresarial”.

El 25 de julio, Pemex duplicó hasta 9.8% sus acciones con una inversión por alrededor de 1,650 millones de dólares para aumentar su participación en Repsol y lograr en conjunto el 29.8% de su participación en la petrolera.

La ley de valores de España exige la presentación de una Oferta Pública de Adquisición cuando la participación de un accionista rebase el 30%. No ha pasado, pero los españoles estaban acostumbrados a un pasivo socio mexicano.

“Éramos el accionista perfecto, siempre votábamos en favor y nunca decíamos nada”, dijo recientemente el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, quien envió mensaje de paz en comparecencia ante diputados: “México no pretende incrementar más las acciones”.

La Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas en Repsol no han quitado el dedo del renglón: quieren deshacer la asociación Pemex-Sacyr porque consideran que pretende “tomar el control” de la española.

“No vamos a dejar el barco”, advirtieron los accionistas Juan Ignacio Peinado y Henning Wegener de visita en México.

Los inconformes han difundido que Sacyr utiliza a Pemex para resolver sus problemas financieros: su deuda supera los 5,000 millones de dólares y debe cubrirla antes del 21 de diciembre.

Pemex reconoció que adquirió tres préstamos bancarios por casi 800 millones de dólares para cubrir el 70% del gasto en las nuevas acciones porque la inversión es una oportunidad para adquirir experiencia y tecnología en la exploración de aguas profundas y revertir el declive en su producción.

La paraestatal mexicana financia el 40% del gasto público en el país con una extracción diaria de 2,576 barriles que generan ingresos por casi 104,000 millones de dólares anuales.

El director de Pemex culpó a su par Antonio Brufeau, de Repsol, de financiar una campaña negativa en España y México para bloquear la expansión de Pemex que en contraofensiva buscará separar la figura de Presidente y Director General de Repsol que hoy concentra Brufeau.

“México quiere ser un inversionista energético internacional mucho más agresivo siguiendo el ejemplo de empresas como la propia Repsol o Petrobras”, dijo el analista económico Samuel García.

Algunos políticos mexicanos consideran que la actitud de los españoles en el tema es inequitativa y afecta las buenas relaciones entre ambos países. “Es como si rechazáramos la participación de la banca española en México”, dijo el presidente del Partido Nueva Alianza, Luis Castro, sobre uno de los negocios más boyantes de los iberoamericanos.

Entre 1994 y 2005, España se convirtió en el segundo inversionista directo en México, solamente por detrás de Estados Unidos al pasar de los145 millones de dólares al año a los 15,000 millones de dólares en el mismo periodo, según un estudio realizado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

En la última década, la inversión superó los 38,000 millones de dólares con 3,200 compañías instaladas en territorio mexicano, principalmente en hotelería, banca, energía y telecomunicaciones.

Por el contrario, la inversión de México allá es seis veces inferior. Las compañías mexicanas apenas alcanzan la inversión de 7,000 millones de dólares.

El embajador de México en España, Jorge Zermeño, criticó esta desigualdad con una aguda destreza diplomática: “Hay una inversión española en México que le ha ido muy bien. Creo que en un mundo globalizado como este, lo que los países buscamos muchas veces son socios que ayuden y que aporten al desarrollo”.

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