Racismo no es la solución
¿Dónde ha quedado nuestra humanitaria postura en defensa de los necesitados?
En la basura de la politiquería que nos ahoga. Somos especiales: Queremos que en otros países se respete lo que nosotros destrozamos.
El inmigrante indocumentado viola nuestras leyes; eso está claro. Pero me resisto a aprobar ciertas medidas absurdas que se toman en su contra como las separaciones de familias y las deportaciones con fines políticos.
Nunca he estado a favor de que personas sin documentos crucen la frontera, pero tampoco que persigamos a los que lo hacen como si fueran animales. Vaya, hasta llegar a extremos, como en Alabama, de prohibir que puedan rentar una casa donde vivir con su dinero,.
Ya sé, me lo han dicho muchas veces: ¡Cruzar la frontera sin documentos es un delito!
Pero si tenemos un problema, si sabemos cual es ¿por qué el Congreso, en lugar de su demagógica lucha de todos contra todo, no busca reglamentarlo?
Posturas políticas
Se trata de un fenómeno social que existe y va aseguir existiendo en tanto Estados Unidos sea un país rico, vecino de un país que no lo es; en tanto la ilusión de una vida mejor sea el motivador siempre habrá quien corra el riesgo de cruzar la frontera indocumentado.
Eso no va a cambiar porque la desigualdad seguirá existiendo. ¿Por qué no se busca una salida seria y empezamos por analizar el problema clasificando a los inmigrantes por años de vivir aquí, por su comportamiento, por las familias que han formado, por los hijos estadounidense que tienen y por la esposa o esposo estadounidenses?
¿Por qué?
Porque para gobiernos como los de Alabama y Arizona, todos los inmigrantes indocumentados son criminales y no hay por que respetar su calidad humana; son delincuentes y ya.
Es más, si algún país del mundo tratara a sus inmigrantes en la misma forma estaríamos indignados, procederíamos a implementar sanciones y vaya usted a saber que otras medidas.
Y luego los niños
Los niños del mundo son solo eso, niños. Y eso incluye a los hijos de indocumentados nacidos aquí, a los que, por medidas con tinte racista, intentamos dejar sin padres.
Al llegar de un viaje prendí el radio de mi auto (10-04-11 8:45 AM) y alcancé la parte final de una entrevista que se le estaba haciendo a un senador republicano de Alabama. No sé si era a Jeff Sessions o a Richard C. Shelby. Este buen político dijo, en lo que yo alcancé a oír: “( ) si se quejan de que separamos a las familias, por que no se van con todo y sus hijos.”
Me avergüenzo de que un senador pueda expresar tamaña incomprensión frente a problemas de niños estadounidenses o niños que fueron traídos aquí muy pequeños que no conocen otro país más que este.
Me avergüenzo porque se trata de niños que merecen la educación y atención que solo pueden recibir en su país, y uno de sus derechos -si puede llamársele así- es estar en su tierra al lado de sus padres. Eso no tiene substituto.
Ni ellos, ni usted, ni yo hemos escogido donde nacer y es racismo puro si a los hijos de indocumentados nacidos aquí pretende privárseles de sus derechos .
Cientos de esos niños, como parvada de pajaritos asustados, han abandonado las escuelas publicas en Alabama. ¿Es evitar su educación lo que se busca?
Es tiempo de dejar a un lado medidas racistas y buscar una solución al problema migratorio si no total, si parcial o temporal.
Pero como todo empieza con una reforma a las leyes migratorias y muchos de nuestros congresistas solo se dedican a politiquear, temerosos de su futuro personal en las elecciones del año entrante, en lugar de encarar ese problema lo ignoraran y dejan que ciertos gobernadores desahoguen su racismo.
Y Alabama tiene una triste y larga historia en ese campo
No estoy a favor de una amnistía general sino de un acuerdo a que pudiera llegarse para un programa de trabajadores visitantes como el de los “braceros” que hubo hace muchos años.
Con un programa así, o parecido, sabríamos quienes son los que vienen, que permisos de trabajo tienen, donde están, si pagan impuestos o no y cuando tienen que volver su país y se dejan la puerta abierta para volver en otra oportunidad.
El regularizar a los actuales indocumentados tendría que traer aparejadas ciertas obligaciones y condiciones, pero es en el Congreso -¡los politiqueros!- los que tendrían que establecerlas. Yo incluiría la obligatoriedad de hablar ingles; un comportamiento intachable, muchos años de vivir aquí, haber formado una familia y estar educando a sus hijos. No en Alabama, por supuesto.
Además, es absurdo que se le niegue la licencia de manejar a alguien que lo sabe hacer y que para subsistir necesita hacerlo. Esa negativa nos priva de información valiosa como quienes son, donde viven y al extender la licencia tendríamos sus datos, sus fotos y su domicilio. Actualmente nos son desconocidos.
Hace años cuando saque mi primera licencia para manejar en California, me hicieron exámenes tanto de los reglamentos como de manejo. Mi licencia nada tenía que ver con mi situación migratoria; solo certificaba que yo estaba aprobado para manejar un automóvil.
¿Qué los indocumentados son un problema? Si y muy serio en muchos casos, pero la solución no es la demagogia ni el racismo.