Refutan planes de republicanos

Estudios ponen en duda su capacidad para curar los males de la nación en temas como economía y vivienda

WASHINGTON D.C. – Las propuestas clave de los aspirantes presidenciales republicanos podrían parecer buen forraje de campaña, pero análisis independientes ponen seriamente en duda tales planes y su capacidad para curar los padecimientos de la nación en dos vías vitales: la economía y la vivienda.

Consideremos las regulaciones y recortes fiscales propuestos por casi todos los aspirantes del Partido Republicano con la idea de crear empleos. Las iniciativas parecen no tomar en cuenta los sondeos en los que los empleadores señalan impedimentos más importantes para incrementar las contrataciones, en particular la falta de demanda de los consumidores.

“Los republicanos abogan por recortar impuestos a ricos y corporaciones, pero esto no tuvo un efecto estimulante durante el gobierno de George W. Bush, y no existe razón para creer que más de eso lo tendrá hoy”, escribió Bruce Bartlett, un economista que trabajó para congresistas republicanos y en los gobiernos de los presidentes Ronald Reagan y George H. W. Bush.

Y en cuanto a la idea de que reducir las regulaciones conducirá a un crecimiento significativo del mercado laboral, Bartlett señaló “es simplemente una tontería. Es ficticio”.

Estudios gubernamentales y de la industria apoyan este punto de vista. La Oficina de Estadísticas Laborales, la cual da seguimiento a las razones por las cuales las compañías registran despidos en grandes números, encontró que 1,119 despidos fueron atribuidos a regulaciones del gobierno en la primera mitad del año, mientras que 144,746 se debieron a una “demanda comercial” baja.

La teoría económica predominante dice que los gobiernos pueden alentar la demanda, al menos un poco, mediante el gasto público. Los precandidatos republicanos, sin embargo, han etiquetado como un fracaso los esfuerzos de estímulo del presidente Barack Obama durante el 2009. En lugar de eso, la mayoría de los aspirantes están pidiendo recortes fiscales que beneficiarían principalmente a gente con ingresos altos, quienes son vistos como más probables creadores de empleos.

“Eso no me importa”, dijo el gobernador de Texas Rick Perry a The New York Times y CNBC, refiriéndose a los alivios fiscales para los ricos. “Lo que me importa es que ellos tengan los dólares para invertir en sus compañías”, señaló.

Muchos empresarios actuales, empero, tienen bastante dinero en efectivo que no han gastado. Las 500 compañías que conforman el índice bursátil S&P tienen aproximadamente 800,000 millones de dólares en efectivo y equivalentes de efectivo, la mayor cantidad en su historia, según la empresa de investigación Birinyi Associates.

La compañía calificadora Moody’s señala que aproximadamente 1,600 empresas a las cuales da seguimiento tenían 1.2 billones de dólares en efectivo al final del 2010; eso es 11% más que el año previo.

Los negocios pequeños califican las “pocas ventas” como su mayor problema, ocupando el segundo lugar las regulaciones gubernamentales, según una encuesta de la Federación Nacional de Negocios Independientes. De los negocios que dicen que éste no es un buen momento para agrandarse, la mitad citó la mala economía como la razón principal; 13% mencionó el “ambiente político”.

A pesar de tales descubrimientos, un mayor recorte de impuestos y regulaciones sigue siendo popular entre votantes del Partido Republicano. Una encuesta reciente de Associated Press-GfK halló que la mayoría de los demócratas y la mitad de los independientes piensan que “reducir regulaciones ambientales y otros lineamientos a los negocios” haría poco o nada para crear empleos, pero sólo una tercera parte de los republicanos piensa de esa manera.

Los aspirantes presidenciales republicanos están modelando sus agendas económicas en ese sentido.

El ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney dice que su plan de 59 puntos “busca reducir impuestos, gasto público, regulaciones y programas de gobierno”.

El empresario Herman Cain recortaría significativamente los impuestos a los ricos con su plan de impuesto general de 9%. La legisladora Michele Bachmann, de Minnesota, dijo en un debate reciente, que “es la carga regulatoria la que nos cuesta 1.8 billones de dólares anuales. … Lo que se pierde son empleos”.

Los candidatos han dicho poco sobre otro problema nacional: los deprimidos precios de la vivienda, así como el alto número de ejecuciones hipotecarias y de prestatarios que deben más de lo que valen sus casas.

Luego del debate republicano del 18 de octubre en Las Vegas, un centro de actividad hipotecaria, editor del sitio de bienes raíces AOL Real Estate, escribió: “No escuchamos ninguna solución significativa a la crisis de vivienda. No es una sorpresa, considerando que la vivienda ha sido hasta el momento un tema fantasma en la campaña”.

Cuando se han referido al tema, los candidatos republicanos han tomado una postura de no intervención. “Necesitamos que el gobierno saque las manos”, dijo Cain.

Bachmann, en una respuesta que usó la palabra “mamás” seis veces, dijo que las ejecuciones hipotecarias recaen principalmente en las mujeres que están “perdiendo sus nidos para sus hijos y para su familia”. Afirmó que “Obama les ha fallado en este tema de la vivienda y las hipotecas. Yo no les fallaré”. Bachmann no ofreció ninguna solución específica.

Romney le dijo a los editores del periódico Las Vegas Review-Journal que “no intenten detener el proceso de ejecuciones hipotecarias. Dejen que tome su curso y toque fondo. Permitan a los inversionistas comprar casas, rentarlas, arreglarlas y que vuelvan a su lugar”.

El portavoz de Perry, Mark Miner, dijo que el “remedio inmediato (del gobernador de Texas) es hacer que el país vuelva a trabajar. (…) Crear empleos contrarrestará los problemas que impactan a las comunidades de todo el país”.

Bartlett, cuyos libros sobre política fiscal incluyen “The Benefit and the Burden” (El beneficio y la carga) escribió recientemente en el New York Times: “Las personas están cada vez más preocupadas por el desempleo, pero los republicanos no tienen nada que ofrecerles”.

Los candidatos y sus partidarios refutan esto, por supuesto. Una serie de debates programados podrían darles la oportunidad de explicar cómo es que sus propuestas harán lo que dicen que harán.

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