Sociedad cautiva
Las repercusiones ciertamente son poco alentadoras en lo económico y financiero en Estados Unidos, en especial a raíz del manejo que el Congreso y la Casa Blanca le dieron al problema de la deuda.
A ello se unen las inquietantes percepciones sobre la alicaída recuperación europea, agravada por la angustiosa situación financiera de Grecia. Todo ello sin citar en extenso, las dificultades del Norte de África y los recurrentes problemas de Medio Oriente. Esos elementos configuran un escenario en el cual las distintas sociedades parecen ser cautivas de planteamientos tan simplistas como demagógicos, con todo el oportunismo político que les acompaña.
Uno de los puntos de respaldo fundamentales para afirmar lo anterior radica en que la demagogia se caracteriza en lo esencial por recomendaciones simples para problemas complejos. Es la concreción del anhelo que mucha gente desea escuchar, ya se trate de encontrar “chivos expiatorios”, de ligerezas en los análisis y de recetas de cocina que operan como “fórmulas mágicas”.
Y por supuesto que todo ello tiene su encanto. Allí están los datos de las encuestas para confirmarlo. En Estados Unidos este panorama es más evidente a medida que se acercan las elecciones.
Allí está para confirmarlo el grupo del partido del té . Su chantaje político hizo literalmente tomar como rehenes a los ciudadanos con el cobro que hicieron de sus votos para llegar a “consensos” sobre la elevación del techo de la deuda. La que al final de cuentas se refería a gastos que el Ejecutivo estadounidense ya había realizado.
Es notable el contraste de actitud que los republicanos extremos tienen sobre el manejo que le dan al presupuesto federal en la actualidad, respecto de las medidas que acompañaron literalmente el cheque en blanco que le fue entregado al ex Presidente W. Bush. No dicen los del “tea party” que precisamente el Estado se tuvo que endeudar y llegar a las profundidades del actual déficit fiscal debido al recorte con motosierra que la administración republicana hizo de los impuestos en especial de los sectores más pudientes- del “rescate bancario” para Wall Street y de las dos guerras en que se embaucaron. Así no hay presupuesto que aguante.
Ahora que es necesario pasar la colecta para determinar quien paga, los del “tea party” no dudan en establecer recortes en los egresos sociales.
En ningún momento se plantea abordar tan siquiera la posibilidad de un impuesto extraordinario a los más poderosos, a ese 1.7 por ciento de la población estadounidense cuyos ingresos superan los 250,000 dólares anuales. Eso es exactamente lo que los ricos están planteando en Francia. Se trata de medidas que Alemania llegó a tomar con el azote de las dificultades climáticas en 2003. No se dan cuenta los extremistas ultra-conservadores, que tener pobres en la sociedad es un pésimo negocio.
Las amenazas continúan. Allí está el Gobernador Rick Perry quien se mantiene puntero en las preferencias republicanas. Un personaje que no ha dudado en pedir la “ley marcial financiera” para Texas, con lo que podría intervenir cualquier condado que tuviese problemas, yendo por encima de funcionarios electos.