Un sheriff en apuros

La administración del Departamento del Sheriff de Los Ángeles deja mucho que desear, poniendo en duda la credibilidad de la agencia policial.

El reporte de la Oficina del Contralor Independiente señala un panorama preocupante en el cual el código de silencio entre los guardias en la cárcel de Los Ángeles protege los actos de violencia en contra de los detenidos y en donde se castiga a los agentes que quieren denunciar impropiedades.

Este análisis se une a los testimonios obtenidos por la Unión Americana de Libertades Civiles de abusos hacia los detenidos, de la investigaciones federales por corrupción de guardias en la cárcel y por supuesto hostigamiento de residentes latinos y afroamericanos de viviendas subsidiadas especialmente en Palmdale y Lancaster.

También es cuestionable la interpretación y el entusiasmo del sheriff Lee Baca por el programa de Comunidades Seguras cuyo resultado ha sido la deportación de personas sin antecedentes delictivos.

Todo esto crea una crisis de confianza y abre un cuestionamiento al liderazgo de Baca.

El sheriff a lo largo de su gestión se ha destacado por una inusual sensibilidad a las necesidades de rehabilitación del preso y a los factores como pobreza y falta de educación en la delincuencia. Sin embargo, los desarrollos de este año han sido decepcionantes, dañando la imagen y la confianza en la fuerza policial.

Creemos que la Junta de Supervisores del Condado debe tomar cartas en el asunto para asegurar que se tomen con rapidez los pasos necesarios, como la colocación de más cámaras en la cárcel entre otros varios, para restaurar la confianza general en el Departamento del Sheriff.

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