BIRMINGHAM, Alabama.- El congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, siempre ha afirmado que la lucha por la reforma migratoria es una sobre derechos civiles para la comunidad inmigrante de Estados Unidos.
Esa comunidad se encuentra bajo sitio en Alabama con su ley HB 56 que aunque fue parcial y temporalmente bloqueada por los tribunales, sigue causando estragos entre las familias conformadas por inmigrantes, residentes legales y ciudadanos, sobre la economía y sobre la maltrecha imagen que Alabama está mostrando al país y al mundo.
Gutiérrez estuvo este fin de semana en Alabama mostrando un frente unido con los líderes afroamericanos de este estado, encabezados por la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), en la lucha contra la ley migratoria estatal más severa de Estados Unidos.
En el distrito histórico del centro de Birmingham, uno de los escenarios de la lucha por los derechos civiles en el Siglo 20, nos topamos con diversas opiniones de afroamericanos en torno a la HB 56.
Algunos dijeron que lo que enfrentan los inmigrantes de este estado es una crisis de derechos civiles y humanos. Otros dijeron que lo que está ocurriendo no es comparable a la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles, pero en lo que todos coincidieron es que moralmente no es correcto que personas que sólo están trabajando para sacar adelante a sus familias tengan que ser criminalizados al punto de tener que abandonar el estado. También coincidieron en que económicamente, la ley no tiene sentido.
En una barbería próxima a celebrar sus 50 años de servicio hablamos con barberos y clientes.
“No sólo es un asunto de derechos civiles sino de derechos humanos. Se supone que ésta es la tierra de las oportunidades y están dividiendo familias, están destruyendo familias. Pero no sólo inmigrantes. También afecta a la gente para quienes trabajan. Para mí es una desgracia la forma en que se ha manejado esto. Resultará en el uso de perfiles raciales. Y sí, es una crisis de derechos civiles porque muchos derechos civiles serán violados como resultado de esta ley”, indicó uno de los comensales.
“Y con el pasado de Alabama uno pensaría que (el estado) trataría de alejarse de algo así en vez de tratar de ser líder de algo que es tan poco popular. Mucha gente ha trabajado muy duro para cambiar la imagen de este estado y para mí esto es un enorme paso atrás”, agregó.
Tampoco cree que los puestos dejados por inmigrantes desplazados por la HB 56 vayan a ser ocupados por ciudadanos estadounidenses. “No va a funcionar. En la agricultura, por ejemplo, ese es un trabajo muy duro, exigente y siendo honestos mucha gente no lo va a querer hacer o no lo puede hacer”, sostuvo.
Y refiriéndose al senador estatal republicano que impulsó la ley, Scott Beason, agregó que “esto es todo política… Siempre hay una agenda. Los políticos han creado más desempleo que empleos en este estado”, añadió.
“Es política porque creo que ellos pensaron que este segmento de la población (eventualmente) va a votar de cierto modo y no quieres eso y si puedes hacer que se vayan, es menos probable que vayan a votar en tu contra porque no creo que al senador Beason le importe quién trabaja en los campos agrícolas o en la construcción. Que de momento diga que están haciendo algo incorrecto, no cuadra”, indicó.
Su conclusión fue que la HB 56 “es una desgracia para este estado”.
Un maestro retirado que ahora vende enciclopedias consideró que “la forma en que está estructurada (la HB 56) es sólo una ley punitiva y no es justa”.
“Estaría de acuerdo hasta cierto punto en que hay ciertos paralelos (entre la lucha de derechos civiles de los afroamericanos y la lucha de los inmigrantes en esta era). Es así para quienes están involucrados en esa lucha, pero para mí, con la ascendencia que tengo, quizá no los entendería tan cercanos. Pero desde el punto de vista de derechos humanos quizá debería verlo así”, sostuvo.
Los políticos que impulsaron la ley argumentan que su objetivo es abrir puestos de trabajo para los estadounidenses. “Pero las razones reales son mayormente sus prejuicios personales”, consideró.
“La gente en puestos políticos, por su codicia, con el objetivo de mantener esos puestos políticos tienden a decir lo que creen que la gente quiere que diga y no es bueno, pero sí ocurre”, afirmó.
Otro joven estudiante de la Universidad de Alabama consideró que con la HB 56 “están desarraigando y desplazando a muchísimas familias. Su existencia está en peligro porque no tienen documentos. No estoy de acuerdo en la forma en que vinieron, pero ya que están aquí, 10, 20 años, no hay forma de decirles que se desarraiguen y se vayan ¡No es justo!”.
Unos pensarán, dijo, que fue políticamente correcto impulsar la ley, pero para el joven es “moralmente incorrecto”.
“No creo que sea comparable a lo ocurrido en la era de (la lucha por) los derechos civiles porque en esa época usaban armas, mangueras, perros contra la gente, pero me parece que es incorrecto”, dijo.
Pero agregó que “sí es un asunto de derechos civiles porque saben hacia quién está dirigida la ley, quiénes serán los objetivos de esa ley y es la demografía latina de Alabama”.
Uno de los barberos, por su parte, dice que “tenía muchísimos clientes mexicanos que se fueron y los extraño. Extraño su dinero y son buenas personas. Como afroamericano, me rompe el corazón ver que estén pasando por lo que nosotros pasamos”.
“Los extraño. Conozco muchos mexicanos, trabajan duro y los quiero mucho. Y creo que lo que está pasando no es correcto”, concluyó.