Se recrudece la batalla por Tahrir

Tres muertos y casi 200 heridos en las refriegas de ayer por la plaza

EL CAIRO, Egipto (EFE).- El desafío a la Junta Militar egipcia se hace más fuerte a cada minuto con la encarnizada batalla por la plaza Tahrir, que protagonizan unas fuerzas de seguridad impotentes y miles de manifestantes dispuestos a no claudicar hasta ver caer a la autoridad castrense.

Cada golpe que reciben de la policía los jóvenes es respondido con mayor contundencia y rabia por los opositores, que han conseguido adueñarse de la plaza en unas imágenes que comienzan a asemejarse a los 18 días de enero y febrero que vieron caer a Hosni Mubarak.

Al menos tres personas murieron ayer en los choques, según fuentes oficiales, que se suman a las dos que perdieron la vida el sábado.Mientras, el número de heridos, principalmente por gases lacrimógenos y contusiones, ascendió hasta casi 200, de los cuales 110 fueron ingresados en hospitales.

Cuantos más reveses sufren las fuerzas de seguridad en sus intentos de dispersar la plaza, más adhesiones recogen los jóvenes en todo el espectro político, sobre todo en la más importante de sus reclamaciones-que los militares pongan una fecha a su marcha.

Sin embargo, los dirigentes castrenses tampoco claudicaron y se limitaron a insistir en que transferirán el poder a una autoridad civil elegida democráticamente, sin especificar una fecha de salida.

En un comunicado, la Junta Militar afirmó que “no pretende extender la etapa de transición” y que “no permitirá a ninguna parte bloquear el proceso hacia la democracia”.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas pidió, asimismo, a “todas las fuerzas y corrientes políticas y a las coaliciones de los jóvenes” que actúen para contener estos sucesos, sin hacer referencia a la actuación policial.

Por unos minutos, la policía consiguió ayer hacerse con el control de Tahrir y quemar la decena de tiendas que se habían instalado la noche anterior, pero poco después se replegó y permitió que los opositores retomasen el simbólico lugar.

Con la cabeza vendada, Mohamed Hideya relató a EFE cómo había sido golpeado con porras y arrastrado por el suelo por la policía, aunque logró arrancar a uno de los agentes su zapato, que exhibía orgulloso colgado de un palo.

Otro joven activista, Walid al Sayed, dijo que siente cómo “se está reproduciendo la Revolución del 25 de Enero”, y se jactó de que el movimiento, “es independiente, no tiene portavoces ni líderes”.”Después de la revolución, confiamos en el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y en los partidos políticos, y evacuamos la plaza para que no se dijese que somos anarquistas. Pero la Junta Militar no ha cumplido sus promesas de abandonar rápidamente el poder”, explicó.

Al Sayed reclamó la creación de “un consejo presidencial civil con todas las competencias para dirigir la transición” que reemplace a la cúpula castrense.

La dilación del Consejo Militar en anunciar una fecha para su marcha se ha convertido en uno de los grandes acicates de la protesta, ya que se han multiplicado las dudas en las últimas semanas sobre su voluntad real de soltar las riendas del país.

Las fuerzas políticas así como los representantes de la sociedad civil egipcias condenaron la violencia de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes y adoptaron algunas de sus consignas.

El Partido Socialdemócrata, uno de los más importantes del bloque liberal, manifestó su rechazo a la represión policial, pidió la dimisión del Ministro del Interior y exigió el anuncio de una agenda concreta para el traspaso del poder a una autoridad civil.

Por su lado, la Coalición de Jóvenes de la Revolución del 25 de Enero reclamó también la dimisión del gabinete del primer ministro, Esam Sharaf, y la formación de un gobierno de salvación nacional con poderes absolutos para gobernar durante el resto del periodo de transición.

Mientras, el premio nobel de la Paz y candidato presidencial Mohamed el Baradei destacó su “apoyo total a las reivindicaciones de los revolucionarios”, que incluyen la anulación de los procesos militares contra civiles, la formación de un gobierno de salvación nacional y la transición a un gobierno civil y democrático.

Por si le faltase algo de incertidumbre a la situación, las elecciones legislativas deberían comenzar dentro de solo ocho días.

Aunque cada vez hay más voces que ponen en duda su viabilidad y se multiplican las señales en ese sentido -se ha cancelado la rueda de prensa convocada mañana para anunciar los preparativos- el Gobierno salió hoy al paso para confirmar que se celebrarán como está planeado.

“Insistimos en organizar las elecciones en su fecha para que triunfe el proceso electoral como uno de los grandes logros de la revolución egipcia”, dijo a EFE el portavoz gubernamental Mohamed Higazi, tras una reunión de urgencia del consejo de Ministros.

Sin embargo, varios partidos políticos y candidatos a las elecciones anunciaron que suspenden la campaña electoral por la grave situación.

En esta complicada coyuntura, cada parte intenta arrimar la sardina a su ascua, y no se esconden los intereses para manejar los tiempos de la forma más interesada.

Así, los grandes favoritos para las elecciones legislativas, los islamistas Hermanos Musulmanes, aseguraron en un comunicado que no aceptarán “que se anulen o se aplacen las elecciones, sea al precio que sea, porque esto se considerará un golpe contra la revolución, la libertad y la democracia”.

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