La Navidad llega a Pacoima

Residentes del este del Valle de San Fernando acuden a su desfile anual

Un niño improvisa su propio desfile mientras cientos esperan en las cunetas del bulevar.

Un niño improvisa su propio desfile mientras cientos esperan en las cunetas del bulevar. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinión

Impresionantes caballos que galopaban al ritmo de bandas norteñas, ruidosas motocicletas y niños con gorritos de Santa Claus, entre otras atracciones, entretuvieron a miles de residentes del valle de San Fernando en el desfile anual de Navidad en Pacoima.

“Es la mejor época del año” comento la Señora Claus, vestida con el mismo abrigo rojo y con el cabello color de la barba de su esposo Santa. “Las sonrisas de los niños y la chispa en sus ojos alegran este lugar, ¡I love Pacoima!” exclamó doña Claus, también conocida como Lucy Mally, residente de Chatsworth que vino como voluntaria a regalar abrazos a extraños y recibir cartas de niños.

Los residentes de Pacoima y otras áreas del este del Valle de San Fernando llegaron desde temprano ayer por la mañana -algunos con sillas, otros se apropiaron de las cunetas del bulevar Van Nuys-, pero todos pendientes del desfile, a pesar del frío y un viento terco que arruinó el peinado de muchas de las reinas de belleza que lucharon por lucir sus coronas.

Para variar, el desfile se retrasó más de una hora, creando más expectativa entre la audiencia que llegó bien abrigada. No así las jóvenes porristas de la escuela Sylmar, quienes lucían sus piernas pero temblaban de frío. Algunos se quejaron de la falta de baños portátiles y muchos, incluyendo este reportero, no pudieron evadir lo que dejaban los caballos al pasar. A pesar de todo, las carrozas desfilaron, las celebridades dieron autógrafos y los niños sonrieron.

“Es una gran inspiración ver tanto orgullo entre la gente de esta comunidad” afirmó Richard Alarcón, concejal de la ciudad de Los Ángeles, quien fue Gran Mariscal del desfile. “Casi todas las personas de esta área están pasando por momentos económicos muy difíciles,” recordó el concejal. “Hoy damos gracias por lo que tenemos y aunque para muchos está difícil la situación, no nos damos por vencido”.

Como si representara el corazón de esta comunidad, Martin Rosales, de Pacoima, llego en una silla de ruedas a distraerse de sus problemas.

“Esto es algo muy positivo, le hace olvidar a la gente de su necesidad, que no hay trabajo y que son tiempos difíciles” comento Rosales, quien reveló que fue recientemente “descansado” de su trabajo y hoy la vida lo tiene sentado en una silla de ruedas, sin trabajo y con muchas preocupaciones.

“Tengo fe, tengo fe, que todo va a salir bien y que no vamos a perder nuestra casa” aseguró Rosales. “Gracias a Dios he recibido ayuda de la comunidad, de la iglesia y de la familia.”

Mientras en el fondo se escuchaba una banda estudiantil entonando la melodía “Feliz navidad… próspero año y felicidad…”, concluía Rosales: “Hoy aquí, me voy a olvidar de todo y voy a disfrutar el desfile. Problemas hay todo el año, desfile solo hay uno…”

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