Guerra en Irak llega a su fin
Barack Obama rinde homenaje a los combatientes tras nueve años del conflicto militar
WASHINGTON, D.C.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, marcó ayer en una ceremonia militar en Carolina del Norte el fin de la guerra en Irak, nueve años después de la invasión planeada por George W. Bush, y subrayó que el resultado es un país “estable”.
En su primer viaje a la base militar de Fort Bragg desde que asumió el poder en enero de 2009, Obama señaló que el hecho de que los soldados estadounidenses regresen de Irak “no con una batalla final, sino con una marcha de vuelta a casa”, es algo “histórico”.
En el discurso pronunciado en un hangar abarrotado de Fort Bragg, Obama marcó distancias con el mensaje de “misión cumplida” que Bush dio dos meses después del inicio de la guerra en marzo de 2003, pese a que el conflicto aún estaba lejos de quedar cerrado.
Arropado por los soldados y sus familias, Obama no escatimó agradecimientos a las tropas por el “extraordinario trabajo” realizado en Irak, que, dijo, ha permitido dejar tras de sí “una nación estable y soberana”.
Obama, que decidió en octubre que las tropas se retiraran de Irak antes del 31 de diciembre, reconoció que el país árabe “no es un lugar perfecto” y tiene muchos desafíos por delante, pero subrayó que ha conseguido “un gobierno representativo elegido por su pueblo”.
Asimismo, quiso destacar que gracias a los avances en Irak, las tropas estadounidenses podrán abandonar Afganistán en 2013 y han conseguido que miembros de Al Qaeda no tengan un lugar donde refugiarse y que Osama bin Laden, asesinado en una operación encubierta en mayo pasado, “nunca jamás vuelva a pisar la faz de la tierra”.
La polémica invasión de Irak fue diseñada por la Administración Bush con el apoyo en la Cumbre de las Azores del gobierno británico de Tony Blair; el español de Jose María Aznar y el portugués de José Durao Barroso, y sin la aprobación de Naciones Unidas.
Las operaciones comenzaron en marzo de 2003 y dos meses después Bush dio un discurso en el portaaviones Abraham Lincoln sobre la “misión cumplida” en Irak, tras haber tomado el control de Bagdad.
Nueve años después, Obama, que ganó la presidencia con la promesa de salir de Irak, ha querido centrar su discurso en agradecimientos a las tropas por su sacrificio, que se ha traducido en cerca de 4,500 vidas de soldados estadounidenses y de 100,000 iraquíes.
“Nuestros esfuerzos en Irak han tomado muchos giros. Han sido una fuente de gran controversia aquí, pero ha habido una constante: el patriotismo y el compromiso para completar la misión”, indicó Obama.
El presidente aseguró que Estados Unidos responderá por sus soldados como ellos respondieron por la nación y recordó su compromiso para hacer que los veteranos tengan más ayudas para conseguir trabajos y contribuir a “reconstruir” el país.
El mandatario recordó a los soldados que batallaron y murieron en las primeras fases de la guerra, en las incursiones por el desierto para tomar Bagdad, así como a los que fallecieron a causa de las fuerzas insurgentes, los francotiradores y los ataques suicidas los años posteriores.
“Ustedes, la generación del 11 de septiembre, se ha ganado un lugar en la historia”, indicó Obama, al recordar que ellos lucharon para que los iraquíes tuvieran la oportunidad de forjar su propio destino, un sacrificio “no por territorio o recursos, sino porque es lo correcto”.
La retirada de Irak marcará el fin de un conflicto que la Administración Bush justificó ante la comunidad internacional con acusaciones de que Sadam Husein tenía arsenales de armas de destrucción masiva y vínculos con extremistas de Al Qaeda en Afganistán, hechos que no fueron probados.
Obama recogió el legado de Bush y se centró en la transferencia de poder al gobierno iraquí, que aún afronta problemas de seguridad y los intereses de las diferentes regiones y etnias por el control de los ingresos del petróleo.
Según las encuestas, tres de cada cuatro estadounidenses respalda la retirada.
Interrumpido varias veces por aplausos, Obama, que busca la reelección en 2012, dio el discurso como parte de los esfuerzos de la Casa Blanca por demostrar que cumplió la promesa que fue pieza clave en su campaña y en la victoria electoral en 2008.