Se apaga la voz de Hitchens

El autor y periodista hizo del ateísmo una forma de vida

Christopher Hitchens es autor de libros como 'Dios no existe' y 'Dios no es bueno'.

Christopher Hitchens es autor de libros como 'Dios no existe' y 'Dios no es bueno'. Crédito: EFE

LONDRES, Inglaterra.- El escritor y periodista británico estadounidense Christopher Hitchens, que hizo del ateísmo una forma de vida con libros como Dios no existe y Dios no es bueno, falleció en Houston de un cáncer a los 62 años.

Con la muerte el jueves de Hitchens, el mundo de las letras pierde a un escritor polémico, atrevido, con un sentido del humor agudo y también a un hombre dispuesto a cruzar la acera política si eso significaba combatir a las dictaduras en cualquier parte del mundo, a las que se enfrentó con la pluma y las palabras.

Nacido en Portsmouth (sur de Inglaterra) el 13 de abril de 1949, Hitchens procedía de una familia modesta interesada en la educación, a tal punto que su madre decidió ingresarlo en un colegio privado para que diera el salto a la alta sociedad británica.

Así, Hitchens estudió filosofía, ciencias políticas y economía en el Balliol College de Oxford, y se mezcló en el ambiente intelectual y la izquierda radical de la Inglaterra de los 70.

Acérrimo opositor de la guerra de Vietnam, el escritor viajó desde joven a muchos lugares del mundo, como Polonia, la antigua Checoslovaquia y Argentina, para ofrecer su solidaridad en momentos vitales de la lucha contra el totalitarismo.

También se opuso al aborto, mientras en sus libros y conferencias se centraron en defender la inexistencia de Dios.

En el año 2010 tras diagnosticársele un cáncer de esófago, Hitchens reiteró su ateísmo y llegó a decirle a un periodista que lo entrevistaba: “No se ha presentado aún una prueba o un argumento que pueda cambiar mi forma de pensar. Pero me gustan las sorpresas”.

Sus primeros pasos como periodista los dio en el semanario The New Statesman, que le permitió asociarse a un grupo de jóvenes escritores como Martin Amis, Ian McEwan y Salman Rushdie.

Hitchens es visto hoy como uno de los intelectuales más influyentes de los últimos treinta años por sus críticas contra Henry Kissinger o la Madre Teresa, a la que consideraba una proselitista de una versión retrógrada del catolicismo.

Contra Kissinger se enfrentó en el libro El juicio de Kissinger, un texto muy explosivo que cuestionaba la gestión de la política exterior del que fuera secretario de Estado bajo el mandato de Richard Nixon y que consideraba un criminal de guerra.

Pero también dejó atónitos a sus seguidores de izquierda al apoyar la primera guerra de Irak (1990) o respaldar a la exprimera ministra británica conservadora Margaret Thatcher cuando envió una fuerza armada a las islas Malvinas (1982) porque suponía combatir la dictadura del general argentino Leopoldo Galtieri.

Ya por entonces Hitchens estaba afincado en Estados Unidos, donde colaboró con las publicaciones más prestigiosas a ambos lados del Atlántico: Vanity Fair, Slate, The Nation, The New York Times Review of Books, The Times Literary y National Geographic, entre otras.

Además de su antología sobre el ateísmo Dios no existe, Hitchens es autor de Dios no es bueno, Cartas a un joven disidente, La victoria de Orwell y Amor, belleza y guerra.

El escritor, nacionalizado estadounidense en 2007, estaba casado con Carol Blue, con la que tenía una hija, Antonia, además de otros dos hijos -Alexander y Sophia- de un matrimonio anterior.

Cuando se le detectó el cáncer en el 2002, Hitchens estaba en plena promoción de su última obra, unas memorias tituladasHitch-22

, una obra editada en español por Debate y considerada por los expertos como un libro conmovedor, provocador e inspirador

.

Más polémico que analista político, el intelectual británico se destacó por una brillante capacidad para relatar lo que observaba, lo que le transformó en uno de los mejores periodistas de su época.

Tras los atentados suicidas contra Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001 (11-S), Hitchens anunciaba que ya no era de izquierdas y, para horror de sus compañeros de juventud, aceptaba invitaciones del expresidente de Estados Unidos George W. Bush a la Casa Blanca.

Fue un gran amigo de Salman Rushdie, al que defendió cuando el régimen iraní del Ayatolá Jomeini declaró la “fatwa” (condena a muerte) en su contra en 1989 por considerar blasfemo para el Islam su libro Los Versos Satánicos.

Ayer, al conocerse la muerte de Hitchens, Rushdie dijo: “Adiós mi querido amigo. Una gran voz ha quedado en silencio. Un gran corazón se ha parado”.

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