Conmueve un asesinato en Wilmington

Policía desconoce cómo murió mujer hallada sin vida en un lote baldío

Miedo, desconfianza y nerviosismo se percibían ayer en las calles de Wilmington en torno al altar improvisado en memoria de Cristian “Cristy” Zugey Álvarez, la mujer de 28 años encontrada sin vida ahí la semana pasada.

Las especulaciones no se dejaron esperar entre vecinos de esa comunidad del Puerto de Los Ángeles. Se habló de una serie de asesinatos similares, de un posible asesino en serie e incluso se comparó el hecho con las muertes en Ciudad Juárez, México.

“No existe reporte alguno de casos similares”, manifestó enfáticamente Dianne Segoviano, vocera de la estación de policía del Puerto de Los Ángeles. “Son solamente rumores”.

Álvarez fue encontrada sin vida detrás de unas rejas y entre los arbustos de un lote baldío al lado de las vías del tren, en el bloque 700 de la calle L, a las 5:30 de la mañana del 2 de enero. Sus restos mostraron una cortada en la garganta y los pantalones bajados, pero las autoridades no han confirmado cómo ni donde murió Álvarez o si fue víctima de violación.

Algunos reportes de prensa han indicado que la madrugada del crimen, Álvarez se dirigía a su trabajo en una panadería cercana al lugar, en las calles L y Watson, pero el propietario de la finca aseguró que ese local está vacío desde hace tres semanas, aunque indicó que Álvarez sí trabajó ahí antes de su cierre.

Álvarez, madre de dos hijos de cinco y diez años, fue vista por última vez en su automóvil Ford Expedition. La policía recuperó el vehículo, pero no dio información sobre el lugar y las condiciones en que fue encontrado.

Cada vecino de Wilmington -un barrio donde más del 86% de los habitantes son latinos- conoce por lo menos una historia de crimen en la zona. Asesinatos, asaltos a mano armada, robos, violaciones. “Hay mucho crimen [en Wilmington] donde quiera” expresó Lilia Arroyo, quien visitó el altar a Álvarez la mañana de ayer.

El lugar en donde fue encontrado el cuerpo es una esquina poco transitada. Incluso a plena luz del día, los espesos matorrales conforman un escondite perfecto. Al lado del lugar en donde fue encontrada Álvarez, hay un gran desagüe lleno de basura, y en torno al altar improvisado que Jonathan Álvarez colocó en memoria de su hermana mayor, se hallaban viejas botellas vacías de cerveza, una bolsa con herramientas oxidadas y un par de grandes vigas de madera vieja.

“Este lugar es ideal para que los maleantes hagan de las suyas” dijo una vecina identificada como Carmen.

El de Álvarez es el tercer homicidio que se reporta en la ciudad en 2012 y ocurrió días antes de que el alcalde Antonio Villaraigosa diera a conocer un declive en 2011 del 7.3% del nivel de crimen violento de la ciudad, en comparación con 2010.

Pero en Wilmington los datos de LAPD muestran que en los primeros nueve días del año se reportaron 25 crímenes -cinco por cada 10,000 habitantes- incluyendo dos violentos y el homicidio.

El padre Michael Perea de la iglesia de San Pedro y San Pablo, donde se llevará a cabo el servicio fúnebre de Álvarez, dijo que dos o tres veces al año se presentan oleadas de crímenes violentos en la zona.

El sacerdote indicó que el servicio fúnebre será a las 10:00 a.m. de mañana. Hoy por la tarde se rezará un rosario en su memoria en el mismo sitio. Sus restos serán sepultados en el cementerio Wilmington.

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